“Del sexo al género, ¿quién decide qué pensar?”, ha sido el título de una mesa redonda celebrada en el congreso científico que sobre el Mayo del 68 se está llevando a cabo estos días en la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid. En ella han participado el salvadoreño Juan José Daboub, exdirector gerente del Banco Mundial, Marguerite Peeters, directora del Institute for Intercultural Dialogue Dynamics, y María Caballero, catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Sevilla.
Juan José Daboub, por vídeo conferencia, ha explicado la relación entre la economía mundial y la agenda de género. Daboud ha explicado que “la economía mundial se divide en dos modelos: abierta, con el centro en la persona, y la cerrada, con el centro en el Estado. Mi experiencia me dice que funciona mejor las fundadas en la persona. Las políticas de género se están extendiendo intencionadamente por todo el mundo. Mi país, El Salvador, es un buen ejemplo. Con altos niveles de pobreza, violencia y emigración, el primer esfuerzo político se hace para redefinir el matrimonio. Esto responde a agendas de organizaciones internacionales, que tratan de romper la familia como núcleo básico de la sociedad”, ha añadido.
Juan José Daboub interviene en el congreso por vídeoconferencia
Entidades como el Banco Mundial financian proyectos muchos de ellos bien orientados a evitar la corrupción, promover la estabilidad económica y la seguridad, pero también vienen acompañadas de asesorías en temas de salud y educación, donde se imponen políticas de género o se promueve el aborto, por ejemplo.
A continuación, Marguerite Peeters, directora del Institute for Intercultural Dialogue Dynamics, ha hablado sobre “Política global y grandes directrices”. Ha explicado que desde el mayo del 68 se desconfía de la autoridad y han caído las ideologías. Ahora lo que se busca es el consenso internacional, y Naciones Unidas ofrece un protagonismo a una serie de “tecnócratas” que imponen políticas globales. Las conferencias internacionales organizadas en la década de los noventa fijaron una serie de criterios que introdujeron nuevos conceptos y derechos, y atentaron contra el matrimonio y la familia. Se ha extendido una visión holística desde Naciones Unidas y organismos internacionales que imponen los mismos criterios para todos en temas como la ecología, métodos anticonceptivos o el aborto.
Peeters denunció que “la agenda para la igualdad de género tiene dos orígenes: el feminismo y la homosexualidad, dos colectivos que convergen en sus objetivos y que son reflejo de un nuevo consenso global que ha integrado la agenda de género”.
María Caballero, catedrática de Literatura Hispanoamericana
La última participación de la mesa corrió a cargo de María Caballero, catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Sevilla, que ha hablado sobre “género y deconstrucción del lenguaje” y ha pedido sentido común para no llegar al ridículo, porque “no es lógico forzar las estructuras lingüísticas desde las ideologías impuestas”.
Esta destrucción del lenguaje parte del debate sobre la aceptación o rechazo del masculino genérico. El masculino genérico sirve tanto para hablar de hombres como mujeres: “los alumnos de la clase” puede hacer referencia perfectamente tanto a los niños como a las niñas que estudian en ese aula, y no es necesario decir “los alumnos y las alumnas de la clase…”.
La destrucción del lenguaje se hace por diversos medios: usando desinencias femeninas, algunas veces ridículas: “miembros” y “miembras”. Haciendo desdoblamientos: “los ciudadanos y las ciudadanas”. Prefiriendo términos colectivos: “ciudadanía” por “ciudadanos”. Y, en el caso de internet, por ejemplo, empleando la arroba (@) evitando el uso del masculino genérico: “alumn@s”.
Al respecto hizo referencia al Manifiesto de Ignacio del Bosque, el cual fue firmado por un gran números de profesores y especialistas lingüistas, que fue motivo de debate en la prensa hace unos años.