Pocos días después del éxito de las manifestaciones profamilia que en Perú lograron retirar la ideología de género de los programas escolares, fueron el domingo de 3 diciembre los costarricenses los que salieron a las calles en una impresionante multitud, en oposición a la ideología de género y al aborto y en expresión de la alegría del matrimonio y la defensa de la vida. 

Era la II Caminata por la Vida y la Familia en San José de Costa Rica, con cientos de miles de participantes, imágenes impresionantes desde los drones aéreos y convocados por la Conferencia Episcopal de Costa Rica. 

 
Los obispos de Costa Rica marcharon con su pueblo en defensa de la vida y la familia


La marcha dio inicio a las 10:00 a.m. (hora local) en el Parque Central de San José y culminó en el Paseo Colón con la celebración de la Eucaristía. Los asistentes, entre los que abundaban familias completas, niños y jóvenes, llevaban carteles con mensajes a favor de la vida y la familia.







En su homilía de ese domingo, el obispo de Alajuela, Ángel San Casimiro Fernández, afirmó que “la defensa de la vida nos impone compromisos muy fuertes en nuestra Costa Rica, donde la vida está amenazada de muchas formas”.


  Los obispos celebraron una misa multitudinaria en las calles de San José con el pueblo católico en defensa de la vida y la familia

Citó al Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, que afirma que  “la defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo”.

“Confiamos en que quienes rigen las riendas de los tres poderes del Estado, atentos a las convicciones más profundas del pueblo costarricense, pondrán todo su empeño en proteger el primero de todos los derechos humanos, que es el de la vida, desde que esta es concebida, lo mismo que ese pueblo, resistiendo las campañas en pro del aborto, tanto nacidas dentro del país, como las que nos intentan presionar desde frentes de poder en el ámbito internacional”, expresó el obispo Fernández.

El obispo insistió en que educar es tarea de los padres, y el Estado solo es un ayudante en esa tarea. “El Estado ofrece un servicio educativo de manera subsidiaria, acompañando la función indelegable de los padres, que tienen derecho a poder elegir con libertad el tipo de educación- accesible y de calidad- que quieran dar a sus hijos según sus convicciones. La escuela no sustituye a los padres sino que los complementa”.

“Es necesario restaurar el pacto educativo, en el que las políticas educativas no se dirijan por un rumbo ajeno y hasta contrario a los principios y valores que la inmensa mayoría de madres y padres de familia desean para la educación de sus hijos”, manifestó.