Con motivo de la Navidad y el Día de la Sagrada Familia, este viernes 30 de diciembre, la Conferencia Episcopal Española ha difundido una propuesta de oración para hacer en las familias con hijos, especialmente ante el pesebre familiar y acompañándose con villancicos si se puede. Incluye oraciones para el 24 de diciembre, 30 de diciembre (Día de la Familia), 1 de enero y Epifanía. La oración principal, que puede rezarse cada día, es esta:
"Oh, Dios, te damos gracias porque nos permitiste participar de tu paternidad divina al darnos como don y regalo a nuestros hijos. Son tuyos y a ti te los ofrecemos.
Te pedimos que nunca se aparten de ti: líbralos de todo mal, llévalos por el camino de la vida, protégelos al abrigo de tu corazón, cuídalos y consérvalos buenos, firmes en la fe y sanos en su alma y en su cuerpo. Dales luz para conocer tu proyecto de amor para ellos y la fuerza de tu Espíritu que los haga valientes para cumplirlo.
Y a nosotros, concédenos ser buenos padres para que a través de nosotros ellos descubran el amor que les tienes. Que nuestra familia sea Betania donde tu corazón descanse, “iglesia doméstica” en que se alimente y cuide la vida de santidad, y semillero de vocaciones de los distintos estados de la vida cristiana.
A la Sagrada Familia de Nazaret confiamos nuestro hogar: guardadnos en vuestro amor y guiadnos siempre hasta el hogar del cielo. Amén".
Descarga aquí en PDF el folleto completo para orar en familia (textos, ideas, canciones).
La Fiesta de la Sagrada Familia
La Iglesia celebra esta fiesta el domingo que se celebra entre la Natividad del Señor (25 de diciembre) y María, Madre de Dios (1 de enero). Sin embargo, en algunos años estas fiestas caen en domingo y en esos casos la fiesta de la Sagrada Familia se traslada al 30 de diciembre.
La historia de Jesús y sus padres, de su infancia y adolescencia, figura en los Evangelios de Mateo y Lucas, pero no en los de Juan y Marcos.
Reflexionar sobre la vocación: ¿matrimonio, sacerdocio...?
Este año, la Iglesia celebra la fiesta con el lema “La familia, cuna de la vocación al amor”.
En los materiales que han difundido los obispos españoles, se anima a reflexionar sobre la "vocación", que puede ser a la vida religiosa, sacerdotal, a fundar una familia cristiana... pero siempre implica, para todos, sentirse llamados a amar.
Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia reflexionan sobre la familia cristiana actual en un documento con motivo de la fiesta (aquí en PDF).
Las cuentas sociales de muchas entidades de iglesia recuerdan la fiesta de la Sagrada Familia.
El texto reconoce que en España “en estos momentos atravesamos un invierno vocacional”, no sólo al sacerdocio o la vida religiosa, sino al matrimonio cristiano. "No queremos instalarnos en una queja estéril", dice el texto, porque “estamos convencidos de que la felicidad de cada persona pasa por el descubrimiento y vivencia en plenitud de la vocación que Dios ha soñado para ella desde toda la eternidad”.
Es la familia -padres, hermanos, seres queridos- la que ayuda a formar la fe y la conciencia y enseña a discernir la vocación. Por eso, los obispos avisan de que "cualquier intromisión en este ámbito sagrado [de formar la conciencia] debe ser denunciada porque vulnera el derecho que tienen los padres de trasmitir a sus hijos una educación conforme a sus valores y creencias”.
Los obispos españoles reflexionan también sobre la familia cristiana a partir de la exhortación del Papa Francisco 'Christus vivit'. Invitan a cuidar la formación en las virtudes “para que los llamados puedan dar su sí generoso al Señor y mantenerse fieles a este sí”. Entre estas virtudes, destacan la fortaleza, “para poder ir contracorriente frente a la sociedad del bienestar”. En esta formación se incluye “la afectividad y la sexualidad en el ámbito más amplio del amor verdadero”.
Además, frente al "zapping constante, navegar en dos o tres pantallas" simultáneamente e interactuar al mismo tiempo en diferentes escenarios virtuales, exhortan a vivir la experiencia de encuentro con Cristo, “escuchar su Palabra y a reconocer su voz por medio del discernimiento”.
Eso implica "instaurar una cultura vocacional", porque "no se puede amar lo que no se conoce" (aunque no concretan mucho como una familia -o una parroquia- puede instaurar esa cultura).
Y a los clérigos y agentes pastorales, el documento les anima a atender también “a las familias que viven la marginación y la pobreza; tener muy presentes a las familias migrantes; no dejar a un lado a las familias que han sufrido la separación y el divorcio”.