El pasado 28 de julio fallecía el bebé Charlie Gard, el pequeño cuyo caso dio la vuelta al mundo por la lucha de sus padres para que pudiera recibir un tratamiento experimental en Estados Unidos y que le impidieron médicos y jueces una y otra vez. El Papa Francisco o Donald Trump, por ejemplo, se interesaron personalmente por este bebé y ofrecieron su ayuda a la familia. Finalmente, el niño fue desconectado.
Días después de que falleciera su hijo y ya más tranquilos tras meses de tensión, juicios, vistas y sufrimientos, los padres de Charlie han revelado a la prensa británica que Charlie siguió luchando por su vida durante 12 minutos después de que fuera desconectado finalmente del ventilador.
Tal y como informa The Telegraph, Chris Gard y Connie Yates han afirmado que su bebé vivió el doble del tiempo que habían previsto los médicos una vez que fue desconectado. Además, informaron que velaron el cuerpo del pequeño en su casa una vez que los jueces y médicos les denegaran la posibilidad de que pudiera morir en casa.
La pareja reconoce que quedó devastada al serles negada la posibilidad de poder tener en su casa unos días de “tranquilidad” con Charlie antes de que muriera y que por tanto consideran “perfectamente natural” que decidieran velar el cuerpo en casa.
Además, los padres de Charlie han contado que pudieron dar con él un paseo en cochecito en los terrenos del hospicio en el que murió y que antes de que le retiraran el soporte vital le hicieron un molde de yeso de sus manos y sus pies.
"Charlie abrió los ojos y nos miró por última vez y los cerró antes de que muriera", dijo la madre, que explicó que "nos advirtieron que podría tardar cinco o seis minutos en morir”. Sin embargo, pasaron 12 minutos antes de que su corazón parase de latir. El pequeño siguió luchando hasta el mismo instante de su muerte.