En verano aumentan a menudo los roces en las familias y los choques entre los esposos. Las causas son variadas: 

1. Hay un tiempo precioso para el ocio y puede haber desacuerdos sobre como gastarlo. ¿Mar o montaña? ¿Con la familia paterna o con la materna? ¿Más activo o más tranquilo?

2. Se tienen expectativas altísimas de las vacaciones y luego decepcionan: no se pudo hacer lo que se quería, no era tan bueno, el otro no ayudó a lo que yo quería o planeaba... 

3. Demasiado tiempo demasiado juntos: a veces puede ser bueno dejar espacios para que cada cónyuge haga lo que le gusta

4. No se consigue desconectar: quizá un esposo está completamente de vacaciones mientras el otro sigue supervisando trabajos y tareas...

5. Y el calor extremo, los mosquitos, la falta de sueño, un entorno o dieta distintos y otras molestias veraniegas nos hacen irritables a todos. 



Todo esto puede aportar enfados y erosión a nuestra relación de pareja. Pero el verano debería ser una ocasión especial para, con menos prisas, poder contactar mejor con nuestro esposo o esposa y gestionar mejor nuestro trato, evitando una escalada de enfados y discusiones o una acumulación de frustraciones que quizá exploten luego, de regreso tras las vacaciones. 

Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga clínica sanitaria y directora de Educa y Aprende (educayaprende.com), propone en la revista Hacer Familia cuatro pasos para lograr que la pareja conecte mejor en estos días que son más largos y a menudo más intensos, pero con un ritmo al que no estamos adecuados. 

1. Legitima las emociones de tu pareja
No juzgues, critiques o menosprecies, puede que no siempre compartas sus emociones y que a veces prefieras emociones más positivas ante diferentes situaciones. Pero recuerda que las emociones son algo personal y subjetivo, el primer paso para conectar consiste en aceptar y respetar las emociones de tu pareja.

Ojo, no se trata de aceptar todos los actos fruto de esas emociones, podemos criticar el acto. Por ejemplo: es importante aceptar y respetar los enfados del otro, pero no los actos fruto de ese enfado que pueden ser dañinos (como insultos, gritos, etc.).



2. Da protagonismo a tu pareja. 
Tu pareja necesita sentirse importante para ti, es importante empezar a dar sus momentos de protagonismo. Es más sencillo de lo que podemos suponer, con pequeños gestos es suficiente, una llamada, un elogio, un gracias, etc. 

3. Utiliza la sonrisa y las emociones positivas. 
A todas las personas nos gustan las emociones positivas, todo aquello que conlleve emociones positivas nos genera bienestar. Es importante que la relación se sustente en emociones positivas, en el bienestar y para ello tienes un arma asombrosa, la sonrisa

4. Quéjate menos y busca el lado positivo. Aprende a compartir con otra persona. 
A veces nos acostumbramos a la queja cuando algo no nos gusta o no es como nos gustaría. Debemos tener en cuenta que la otra persona no está para complacernos, por lo tanto debemos dejar de lado esa queja y aprender a compartir momentos. En lugar de quejarte de lo que no hace, o de lo que no es, prueba a cambiar tu forma de comunicarte y trata de decir lo que sí te gusta de lo que hace y de lo que es. 

Con estas cuatro herramientas, la pareja puede comunicarse y conectar mejor y eso ayudará a tomar decisiones conjuntas que superen todos los demás roces.

(Recopilación publicada previamente en ReL en agosto de 2017)