Raúl Iparraguirre y Tula Velesmoro celebraron en 2024 sus bodas de oro, medio siglo casados. Pero hace 41 años nada permitía preverlo, porque su matrimonio estaba a punto de echarse a perder.
Amar no un sentimiento, es una decisión
"Ya era inminente nuestra separación. Es más, yo ya había hecho el trámite de divorcio”, explicó ella a ACI Prensa, según recoge Diego López Marina: “Le pedí a él que firmara, pero él me dijo 'No, vamos a buscar ayuda, yo necesito estar seguro del paso que vamos a dar'”, explicó.
Raúl había llegado a casa sobre las ocho y media, antes de lo habitual, pues solía hacerlo a la una o dos de la madrugada y luego se iba a las seis de la mañana a trabajar: "Un ritmo de vida muy agitado", confiesa. Pero él no quería divorciarse porque era hijo de padres separados y tenían una hija de seis años: "Le dije que teníamos que encontrar la manera de arreglar nuestra situación, porque en ningún momento quería separarme de ella".
Era el 18 de octubre de 1983, lo recuerdan bien. Discutieron y, dada la "emergencia" de la situación y siendo ambos católicos, él propuso acudir a una iglesia sin dilación -esa misma noche- para que un sacerdote les aconsejara. Como estaba cerrada, acudieron a otra y se encontraron con un grupo de parejas reunidas en un salón con un sacerdote.
“El padre nos dijo que nos atendería al final de la reunión, que era un grupo de oración de matrimonios de la Renovación Carismática Católica", recuerda Raúl: "Nosotros no sabíamos nada de ese movimiento, pero nos invitaron a sentarnos y rezaron por nosotros, pidiendo un mensaje de Dios. A través de la Biblia, se nos dio el mensaje de Mateo 19, 6: ‘Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre’. Esta frase marcó profundamente mi corazón, pues vi en ese grupo la esperanza de salvar nuestro matrimonio”.
Que Dios tome el control
Él empezó a acudir y, después de algunos meses, ella, que al principio no quería, también. Todos los martes se unían al grupo de oración y seguían los consejos recibidos. Uno de ellos fue acudir a un encuentro de matrimonios denominado Bodas de Caná.
Allí, "Dios tomó el control de nuestras vidas y prometimos luchar para salvar, renovar y fortalecer nuestra vida conyugal”, dice Raúl, lo que "no fue fácil" porque les obligó a superar "heridas y costumbres".
“Amar es una decisión", explica el veterano cónyuge, "no nos dejemos llevar sólo por sentimientos. Decidámonos a incorporarnos a vivir en la vida de Dios”.
Ayudando a los demás
Raúl y Tula, una vez recobrada la paz en su matrimonio, se incorporaron a la Renovación Carismática y a la Red de Comunidades Matrimoniales del Perú, para ayudar a otras parejas en situación similar a la que ellos habían superado. Los encuentros anuales de dicha red han llegado a congregar a más de setecientos matrimonios.
El 15 de septiembre participarán en el evento Enciende el Amor 2024, que se realizará en la Concha Acústica del Campo de Marte en Lima, dedicado a matrimonios en crisis, donde presentarán su testimonio, entre otros muchos de vínculos conyugales que han logrado salvarse.
“El matrimonio es un sacramento que Dios une y no lo podemos deshacer nosotros", les explican: "Que no se dejen llevar por emociones, por cosas pasajeras, problemas, dificultades, porque en el mundo siempre habrá eso. Pero si nosotros nos acercamos más a Dios, si nosotros dejamos que Dios actúe en nuestras vidas, eso se puede superar”, afirma Raúl.