“Si la vida nos da limones, hagamos limonada” parece que pensaron en la parroquia de Santa María de Betania, en el clásico y porteño barrio de Almagro, en Buenos Aires. Lo que sucedió fue que en la madrugada del pasado 20 de agosto, tanto en esta parroquia como en la de Nuestra Señora de los Dolores y en el santuario Jesús Sacramentado, todas en Almagro, sufrieron diversos ataques con pintura, profanación de imágenes y pintadas con consignas anticlericales y abortistas.
En concreto, en la parroquia de Santa María de Betania, la imagen de la Virgen de Guadalupe apareció llena de machas de pintura roja, además de algunos carteles ofensivos.
Sin embargo, en el clásico barrio porteño, en donde se escribieron algunos de los mejores tangos de Gardel, florecieron unas nuevas rosas momentos antes de que se celebrase una Misa de reparación días después. Sus autoras han sido tres jóvenes de la parroquia: Gaby, Giuli y Martina dejando toda la pared como un rosal.
Una feliz confusión
El párroco, el P. Fernando Caviedes, L.C., fue el que pidió transformar cada mancha en una flor, con la idea de que los feligreses de la parroquia trajeran algunas para ofrecérselas a la Virgen. Sin embargo Gaby, consagrada del Regnum Christi, y las otras jóvenes lo interpretaron de forma textual y se pusieron manos a la obra.
El P. Salvador Gómez, L.C., Vicario de la parroquia, fue el primero en darse cuenta de las pintadas, tal y como explicó al canal Todo Noticias: “Me encontré con unos carteles y después con una mancha de pintura, que pensé que era sangre. Después vi todo el camino y la mancha en el piso”. El sacerdote explicó que “lo primero que me vino a la cabeza fueron las palabras de San Francisco: ‘Dios, hazme un instrumento de tu paz. Que donde haya odio, yo pueda llevar perdón’. Otra cosa no se me ocurrió pensar”.