Los Postigo-Pich han dado muestras de entereza en circunstancias duras muchas veces: ocho de sus hijos tienen cardiopatías, tres hijos murieron, y ahora fallece el padre.
Pero Rosa constata que “la Cruz no desune, sino que nos ha unido más”. Y esta familia volcada en sus hijos, también tiene una red enorme de parientes y amigos “desde Rusia hasta Australia”, que se asombran con su ejemplo y tienen ganas de vivir mejor y con más coraje. Rosa, ahora viuda con 15 hijos, cuenta como vive.
- Es muy duro, pero gracias a la fe en Dios Padre, gracias a que me siento querida y arropada por 15 hijos, de 23 a 7 años, y por mis hermanos (somos 16) y mis cuñados (son 14), y tantos amigos es posible tomar la Cruz y seguir adelante.
- Me decían que tomara algo, porque me daban las 3 de la mañana, las 4, las 5, y no me dormía. Lloraba hasta secarme, rezaba uno, dos, tres rosarios, pero no tomaba nada. Dios te envía la cruz pero también te da fuerzas, y te tiende la mano y te agarra fuerte.
- Consigo dormir toda la noche.
- Ni un lexatin.
- Te rebelas y le preguntas a Dios ¿por qué te has querido llevar a un padre de 15 hijos cuando más falta hacía?… porque en la familia se necesita la figura de la madre y del padre, el cariño de la madre y la autoridad del padre.
»Un amigo nuestro protestaba, a gritos, cuando Chema estaba muriendo y no entendía como Dios nos hacía “esto”: primero se lleva a dos de nuestros hijos; luego, hace 5 años, a la mayor, con 22 años, y ahora al padre. Hay muchas familias en el mundo, y golpeas precisamente a ésta.
»Y eso que habían rezado por la curación de Chema infinidad de amigos, de varios continentes, desde Rusia y Australia, (que hemos conocido por los cursos que hemos que hemos dado). Era la persona más rezada, y sin embargo Dios se la lleva.
Los hijo Postigo-Pich acompañan el féretro de su padre en el funeral
- Que Dios sabe más, que no lo entiendo pero acepto su voluntad, llorando pero acepto tu voluntad. Y que Dios saca bienes de los males.
- El Señor habla. Y nos mima, nos da su mano.
- A través de los otros, yo por ejemplo noto que me mima a través de mis quince hijos, de mil detalles de la vida cotidiana, por ejemplo estos días que estamos juntos, nos turnamos para cocinar, las excursiones, los planes que hacemos. La vida es un valle de lágrimas, pero también de risas.
- Ese amor lo he visto en la respuesta de tanta gente ante la enfermedad y muerte de Chema. Ha sido impresionante. Te dabas cuenta de que se había ido con las manos llenas. Cuando estaba muy mal, al final, se acordaba del cumpleaños de un amigo: Mañana es tu cumpleaños, le decía. Se estaba muriendo y ¡se acordaba del cumpleaños de un amigo!
»Ante su ejemplo, mucha gente se ha replanteado su vida. Se ha dado cuenta de que esto dura dos días y lo importante es que el final te encuentre con las manos llenas. Y no cuando uno sea mayor, sino ahora, en cada momento, dándose en cada momento. La mayor felicidad es darse.
- En una familia numerosa y unida las alegrías se multiplican y las penas se dividen. Nos consolamos mutuamente. Ellos están pendientes de mí y al revés. Por otro lado, pienso que es una suerte tener tantos hijos. Imagínate quedarme viuda y solo con uno o con dos.
- Cuando perdimos a los dos primeros, Javi con año y medio y Montsita con a los diez días de nacer nos costó mucho pero nosotros éramos muy jóvenes. Fue mucho más duro ver morir a Carmineta, la mayor con 22 años, hace ahora cinco años, especialmente a Chema le costó, lo pasó muy mal. Pero la ausencia de Chema es muy, muy, dura. El saber que no va a estar presente en la educación de hijos.
- Le suelo decir ¿y tú como lo harías? ante situaciones concretas, cotidianas que van presentándose. Él está muy presente.
- Darle un abrazo, que se lo tiene bien merecido. Ha sufrido en su vida, ha tenido dolores de espalda, úlcera, los hijos que perdimos y todo eso se lo ofrecía a Dios. Ahora estará gozando en el Cielo. Y no deja de actuar.
- Que desde arriba sigue moviendo hilos, haciendo el bien. Su muerte ha removido a mucha gente. Una amiga mía, por ejemplo, me contaba que ella no quería pedirle perdón a su marido porque es muy orgullosa -y me lo repitió cinco veces: muy orgullosa-, y una noche cuando se estaba poniendo el pijama se acordó de Chema y acto seguido le pidió perdón a su marido.
»U otra que llevaba 18 años sin confesarse, decidió hacerlo. Y hasta gente con problemas en el trabajo le ha pedido ayuda a Dios a través de Chema y se han solucionado. Tenemos un correo en el que muchos le piden favores o cuentan su testimonio. Es postigochema@gmail.com
- Que hay que vivir la vida, que se puede ser feliz en medio del dolor, que Dios quiere que seamos felices… que va al Cielo el que ha sido feliz en la Tierra.
»También me enseñó a saber perdonar. Él lo hacía, me pedía perdón por la noche, porque he elevado el tono de voz, por lo que fuera. Y que en el matrimonio es fundamental la sinceridad, la comunicación, el diálogo entre los esposos, que los hijos no son lo más importante, que el cónyuge debe ir siempre por delante de los hijos.
- La fe es un don, un regalo, que te concede Dios y hay que pedirlo. Y ante un sufrimiento fuerte tienes la opción de derrumbarte y empastillarte o de pedir ayuda a Dios. Se puede pedir la fe, ante el sagrario. Yo les diría a esas personas que pidan la fe. Lo que pasa es que la fe compromete y es una exigencia e implica renuncia, sacrificio, pensar en los demás, servir a los demás. Pero te llena la vida.
(Entrevista publicada originariamente en Actuall)
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Vea a continuación la entrevista que realizó Goya Producciones a Chema Postigo y Rosa Pich en la que hablaban del dolor y la muerte: