Este martes se celebra el Día Internacional del Síndrome de Down en un mundo en el que cada vez hay menos personas con esta discapacidad, hasta tal punto que hay países que ya presumen de que en el interior de sus fronteras ya no nacen bebés con síndrome de Down.
 
El neuropsicólogo infantil Nacho Calderón ha tratado en su consulta durante las últimas décadas a miles de niños Down y con otras discapacidades y los conoce muy bien.

Por ello, de cara al día internacional que se celebra este martes cobra relevancia la reflexión que ha publicado en su blog Educar con Sentido, donde habla de las grandes capacidades de estas personas, de la eugenesia extendida en el mundo y de las presiones silenciadas a las madres para que aborten:

El 21 de marzo celebramos el día mundial del síndrome de Down. Era fácil elegir la fecha, se escogió una fecha simbólica: 21/3. Par cromosómico 21, tres cromosomas.

¿Qué celebramos? Para cualquiera que conozca una persona con síndrome de Down le será fácil conocer la respuesta, pero a mí me resulta difícil explicarlo, necesitaría mucho más espacio que un simple artículo. Lo resumiría diciendo que celebramos la vida.

Hay muchos mitos alrededor del síndrome de Down:

“Son muy cariñosos” – En muchos casos es cierto. En otros no lo es en absoluto. Siempre he dicho que si diéramos a los niños (a todos los niños) el mismo cariño, los mismos mimos y fuéramos tan condescendientes con sus errores y dificultades como lo somos con las personas con trisomía 21, el mundo sería mucho más cariñoso y mucho más sano emocionalmente.



“Son ángeles” – En absoluto. En ningún caso. Son personas de carne y hueso. Hacen pis y caca como cualquier otro. Llegado el momento pueden engañar, mentir, pegar, escupir, desobedecer y hacer cualquier trastada que se le puede ocurrir a cualquier niño. ¿Ángeles? ¡Ja!

“Sufren mucho” – Los estudios indican que tienen un umbral de sufrimiento mayor que la población general. Es decir, son más duros, tanto al dolor físico como el emocional. Sufren, sí, no son ángeles, pero el nivel de sufrimiento vital no les distingue del resto de la población. Al menos no en el sentido que el mito insinúa.

Más allá de los mitos hay una gran realidad que hace del día mundial del síndrome de Down un día especialmente necesario:

Las personas con síndrome de Down están siendo EXTERMINADAS.

El caso paradigmático y que está saliendo a la luz pública en estos últimos días es Islandia. Las noticias dicen que en ese país no ha nacido una persona con síndrome de Down en los último cinco años. NO es cierto. Es en los últimos NUEVE años. Desde 2008.

Podemos pensar que no nos afecta, que eso ocurre muy lejos, que aquí no seríamos capaces.

La realidad es muy distinta. En España los últimos datos publicados son los siguientes:

Total de nacimientos de bebés con síndrome de Down en España (2012-2015).
2012: 306
2013: 304
2014: 286
2015: 269

Se calcula que en España, al igual que en el Reino Unido, nacen aproximadamente el 10% de los niños concebidos con trisomía 21.

El otro 90% son abortados.
 
En los países angloparlantes los titulares de los periódicos son más elocuentes que en español: “Hacia un mundo sin síndrome de Down”.

El exterminio de las personas con síndrome de Down es solo el comienzo. Conforme vayan mejorándose los sistemas de diagnóstico prenatal se podrá detectar otras formas de alteraciones genéticas que hoy “pasan desapercibidas” a los análisis actuales y podrán ser también abortados.

Es hacia lo que tendemos. Se esconde bajo el subterfugio de “elección personal”, “opción materna” (perdón por el lapsus, quería decir “opción de la mujer”, si se dijera “materna” sería el reconocimiento explícito de que YA es madre, YA tiene un hijo, y lo que le están proponiendo es matarlo), pero lo cierto es que cuando se hace un diagnóstico prenatal de alteración genética a las madres (y los padres) de personas con síndrome de Down se les da una información absoluta y claramente sesgada, manipulada y alejada de la realidad.

En España, probablemente en la mayoría de los países occidentales, hay miles de personas que viven bajo la gravísima incoherencia de pedir, exigir, e incluso “luchar” por la “igualdad” (tienden a omitir voluntariamente qué tipo de igualdad, a mi no me queda duda de que se trata de igualdad en derechos y en deberes) y simultáneamente considerar lícito el aborto selectivo. ¿Existe una forma más grave de desigualdad?

A muchos se les llena la boca con la “libertad de elección”, pero el hecho de que en un país entero, en 9 años no haya habido ni una sola madre, ni una sola familia que haya escogido que su hijo con síndrome de Down nazca, hace dudar mucho de la libertad en ese país. Y hablando de España, en el momento en que alguna prueba sugiere la posibilidad de que el niño venga con síndrome de Down, se pone en marcha una agresiva maquinaria de presión, que por razones de lo políticamente correcto se mantiene cuidadosamente silenciada, pero que es implacable.

Para que un niño con síndrome de Down nazca en España no solo hace falta saber que (en teoría) se es libre de elegir (a algunas mujeres ni siquiera se les da opción), sino que hace falta ser una auténtica heroína para enfrentarse a la presión del establishment.

Nuestra sociedad, la sociedad española del 2017 es mayoritariamente EUGENÉSICA. Está claramente a favor del aborto de personas con discapacidad, o está en la posición de mirar hacia otro lado. “A mi no me afecta, no me involucro”. Eugenesia por pasividad.



Estoy convencido de que nadie, absolutamente nadie, puede tener la capacidad para decidir quien tiene derecho a vivir y quién no. Hoy en día el aborto selectivo en India está haciendo estragos entre la población femenina. Si el bebé concebido es una niña tiene muchas menos probabilidades de llegar a nacer.

Nos aterra y nos repugna pensar que países tan supuestamente avanzados como Estados Unidos puedan mantener la pena de muerte, pero se nos tacha de retrógrados por estar en contra del aborto.

En 1994, Santa Teresa de Calcuta dijo ante el entonces presidente de los Estados Unidos y su esposa, dos de los mayores defensores y financiadores del aborto: “El mayor destructor del amor y de la paz es el aborto”.
 
Y es que es necesario ser una persona descorazonada (que no descerebrada) para pensar que porque un bebé tenga una alteración genética está justificado abortarle.

Y si tu corazón no puede (o, mejor dicho, no quiere) abarcar a cualquiera, con o sin discapacidad … ¿qué tipo de persona eres?

21 de marzo, día mundial del síndrome de Down. Día de la vida.

Se lo debemos al grandísimo Jerome Lejeune, repito lo que ya escribí en otro artículo anterior “Niños con discapacidad”.

“El Dr. Jerome Lejeune, padre de la genética moderna, descubridor de la trisomía 21 así como de otras distintas alteraciones genéticas, denunció en el “Instituto de la Salud” de la ONU que sus hallazgos se estaban utilizando para dar muerte a personas con síndrome de Down (trisomía 21): “This Institute of Health has become an Institute of Death”. Ese día escribió en una carta a su mujer: “Hoy he perdido el premio Nobel”. Vivió toda su vida apesadumbrado por el hecho de que sus descubrimientos lejos de estar siendo utilizados para el bien de la humanidad se estaban usando para aniquilar a una parte de ella.”

Celebra el día mundial del síndrome de Down. Celébralo aunque no conozcas a nadie con trisomía 21 (cada vez es más difícil conocer a alguno, cada vez son menos), pero celébralo porque es también tu día. Celebramos que cada uno de los miembros de la humanidad somos distintos y todos cabemos. Todos valemos.