A la periodista Bárbara Castro le diagnosticaron un cáncer a los 28 años, cuando estaba en el quinto mes de embarazo, pero renunció al tratamiento para poder sacar adelante la vida de su hija. Hoy, casi siete años después, la Universidad San Pablo CEU ha creado el Premio Bárbara Castro a un corazón de madre, destinado a premiar el apoyo a la maternidad o su vivencia en situaciones de dificultad.
 
La idea surgió por iniciativa de la propia familia de Bárbara, que fue antigua alumna del CEU. «No queremos que se borre de la memoria su ejemplo», dice Leonor, su madre a Alfa y Omega. «Hoy no se lleva ser así, pero hay muchas personas como ella y muchas madres que luchan por sus hijos, pero sus historias no salen a la luz. Parece que solo sale lo malo. Lo bueno no vende».
 
De este modo, además, «no la vamos a olvidar nunca. Hay que hacer ver que hay muchas personas que defienden la vida y dan la vida por sus hijos. Ser madre es importantísimo y hay que mostrarlo, como Bárbara: ella amó tanto que dio su propia vida».
 
Leonor recuerda que su hija tenía «muchísima fe», sobre todo a raíz de trabajar como periodista en la Delegación de Medios de Comunicación de Córdoba. «Tenía una fe inquebrantable. Ella y su marido rezaban juntos dándose la mano por la noche». Y de los días de la enfermedad, su madre recuerda que tenía «unos dolores horrorosos, y estuvo un año y medio sin comer, alimentándose con una sonda», pero «la niña nació perfectamente. Hoy tiene seis años y es un calco de su madre».
 

Apenas un día después de la muerte de su mujer, Ignacio Cabezas atendió la llamada de Gaceta.es, y declaró que la temprana muerte de Bárbara, a los 31 años, ha sido en cierto sentido «para dar testimonio».
 
Ignacio reconocía entonces que «estábamos locos por casarnos y, una vez casados, deseábamos muchísimo ser padres. Recuerdo el día que supimos que Bárbara estaba embarazada; estábamos los dos desayunando en una cafetería con una sonrisa boba imposible de borrar».
 
Todo se torció el 15 de julio de 2010 cuando le leyeron el diagnóstico médico. «Bárbara llevaba un tiempo quejándose de una llaga en la boca. Por fin fue al dentista, que nos mandó al maxilofacial. Allí le dijeron que no tenía muy buena pinta», decía Ignacio en aquella entrevista.
 
«Mi mujer dijo desde el principio que nuestra hija nacería el día que Dios quisiera, ni uno antes». Y así fue. Después del parto y del fallecimiento de Bárbara, Ignacio reconocía sentir «una fuerza de fe que no había sentido nunca. Me siento invencible. Dios me tiene agarrado y no me quiere soltar. Mi mujer dio su vida por amor, hacia su hija, hacia mí y hacia Dios».
 
El director del Instituto CEU de estudios de la Familia, el profesor Elio Gallego, destaca hoy a Alfa y Omega que «Cicerón decía que en una sociedad, lo que no se aplaude, decae. Por eso nació este premio, para mostrar a todas esas heroínas anónimas que contra viento y marea apuestan por la vida de sus hijos. Eso hay que aplaudirlo y hacerlo visible».
 
El Premio Bárbara Castro a un corazón de madre tendrá una periodicidad anual y se entregará en la jornada CEU por la Vida, que tendrá lugar el 24 de marzo