La influencia de la pornografía en las relaciones de pareja, en la banalización del sexo y en la masturbación ha sido tratada por el psiquiatra y profesor de Psicopatología de la Universidad de Navarra, Carlos Chiclana,en su libro Atrapados en el sexo (Editorial Almuzara). En una entrevista con José Antonio Méndez en Alfa y Omega habla de la sociedad hispersexualizada y de sus efectos:
- Sí, es una práctica habitual muy extendida en la población general. Esto no significa que sea beneficiosa. A cada uno le corresponde decidir si es el tipo de conducta que desea en su vida, qué le aporta y si le perjudica en algo.
- Los estudios indican que es más frecuente en los varones. Las mujeres también lo hacen y está aumentando su uso por parte de ellas. Los fines son similares en ambos sexos, tanto para obtener placer sin más, como para tratar de afrontar estados emocionales desagradables: ansiedad, aburrimiento, tensión, enfado…
-Sí, se promueve como modo de conocer el cuerpo, darse placer, satisfacer un gusto o regular estados de ánimo. Por eso es necesario tener sentido crítico al escuchar estas promociones y darse cuenta de que a veces hay detrás intereses económicos, publicitarios o políticos. Hay grupos de presión que entienden la sexualidad como una expresión de la lucha de clases. La formación sexual es muy importante porque es una de las variables que más influye en el desarrollo sano de la vida sexual y en la aparición de problemas relacionados con la sexualidad.
-Confusión entre afecto y sexo; confusión entre relaciones sexuadas y relaciones sexuales; objetivación de las personas y subjetivación de las relaciones; placer como criterio primario; animalización de la genitalidad y despersonalización de la sexualidad.
- Sí. Me preocupa la ausencia de la persona en la conducta sexual con el consumo de pornografía, porque cada vez más personas no están aprendiendo a tener relaciones sexuales, sino a excitarse sexualmente con una pantalla y sonidos enlatados. Una de las trampas de ver porno es creer que lo que se hace es normal y gusta a los demás. Otra, evitar todo lo que hayas visto en un vídeo por pensar que puede ser ofensivo para el otro. El porno confunde, miente y engaña.
El doctor Chiclana es experto en los problemas que genera la adicción al sexo
- Cuando se siente una pérdida de libertad. Es lo que refieren las personas que me piden ayuda: «Me siento atrapado», «no puedo no hacerlo». El segundo mejor parámetro para detectar el problema es el sufrimiento personal y de los que le rodean. Además, las consecuencias no son indiferentes para la sociedad. A veces no nos damos cuenta hasta que no pasa algo grave. Como esa persona a la que echaron por consumir porno en el trabajo, o la chica a la que persiguen hasta casa porque, como ella explicaba con pena, «parece que llevo un cartel que dice: “Soy perfecta para ser tu amante”».
- La activación y refuerzo del sistema de recompensa, que se asienta sobre las mismas vías nerviosas del sistema nervioso central. Hemos comenzado un estudio de investigación para conocer si la conducta sexual fuera de control es adictiva, compulsiva, impulsiva, o aprendida, porque el último estudio publicado, realizado con potenciales eléctricos del sistema nervioso, parece indicar que el proceso neurológico en los consumidores de pornografía es distinto del de los adictos a sustancias. Lo importante es que cada persona tiene su historia y según los casos puede estar relacionado con depresión, ansiedad, hiperactividad…; o con factores como estrés, cansancio, falta de aficiones, un aprendizaje de estas conductas vinculado a situaciones no sexuales, mala formación sexual, dificultad en las relaciones, identidad no configurada, afectividad desordenada, apego inseguro o evitativo…
- Lo más importante es que, si no se ve capaz, acuda a alguien para que le ayude a desarrollar el sentido de capacidad: un mentor, un amigo de confianza, o un profesional. Y cinco ideas: enraizarse en la familia; ahondar en el sentido de identidad; formarse; tener un proyecto de vida sexual; y desarrollar las relaciones para amar a los demás y dejarse amar por ellos.