Aaron, Aldo, Alonso, Andrés y Mariel son la muestra viva de que para Dios no hay nada imposible. Ni si quiera algo tan exclusivo como tener cinco hijos al mismo tiempo, probabilidad que los científicos calculan en uno de cada 52 millones de embarazos. Entrevistados por Aleteia, los cinco hermanos relatan que desde que tienen uso de razón, han profundizado en la fe que llevó a sus padres a pedir un embarazo que creían que nunca llegaría. Hoy, son monaguillos y cuentan que "servir a Dios" es lo mejor que le ha pasado.
Esta peculiar historia comenzó en 2004 cuando, tras cinco años buscando un hijo y ante la incapacidad de los médicos para ofrecerles una solución, el matrimonio Rodríguez Morales asimiló que solo un milagro podría colmar sus deseos. Fue así como Humberto Rodríguez pidió al menos un hijo y su mujer, Elsa Morales, pidió cinco, "o los que fueran".
Su ruego fue respondido y nueve meses después, cinco hijos llegaron al mismo tiempo. Hoy, en plena adolescencia, reconocen la dedicación y entrega de su madre para cuidarles desde el primer día de vida, pese al cambio que supuso en su día a día, anotando en un cuaderno todo lo relacionado a la alimentación y cuidados de cada uno para no olvidar ni confundir nada.
Una fotografía de la primera navidad de los quintillizos mexicanos, cedida por ellos mismos a Aleteia.
"Servir a Dios", lo mejor que les ha pasado
En la entrevista, que puedes consultar íntegramente aquí, los quintillizos recuerdan grandes momentos de su infancia como guerras de almohadas o su estrecha unión en la escuela que les llevaba a defenderse mutuamente de algunos abusos por otros compañeros. Sin embargo, un recuerdo destaca sobre todos los demás: desde los 8 años de edad, los cinco son monaguillos en Querétaro (México).
Los hermanos recuerdan con especial cariño el momento en que recibieron la primera comunión o la confirmación, acompañados por cinco parejas de padrinos que les acompañaban en el sacramento.
La fe de sus padres les llevó a que pronto quisiesen "servir a Dios" en la Santa Misa. Una labor en la que Mariel, la única chica, es claramente reconocida como "la líder". "Es ella quien les da las indicaciones para los diferentes roles, como llevar los ciriales y la cruz alta o el incensario o la credencia", explica el portal religioso.
Y es que para Aldo, "servir a Dios" es lo mejor que le ha pasado "en toda la vida". Los hermanos coinciden en que este ministerio les ha cambiado la vida. "Ser monaguillos fue una puerta para acercarnos a la Iglesia. Conforme fuimos creciendo, crecimos también como monaguillos, nos acercamos más a Dios y aprendimos más cosas", relatan Aarón y Mariel.
Alonso remarca que la temprana edad en la que comenzaron esta dedicación les proporcionó una formación "que muchos otros niños desconocen en cuestiones de fe y de Dios". "El servicio de monaguillo, ayudó mucho pues entendimos mejor qué y cómo era la misa, nos ayudó a comprender el significado de la Santa Misa”, añade Andrés.
Un momento "casi divino"
Desde hace diez años, su entrega como monaguillos ha sido continua, pero no la única. Y es que también describen el "momento casi divino" que supone acompañar a sus padres, ministros de la Comunión, a llevar a los enfermos la Sagrada Eucaristía, ataviados con sus sotanas y vestimentas, ante la atónita mirada de los pacientes.
"Los quintillizos relatan este momento como si fuera un lapso minúsculo en el cielo. Dios se acerca a los enfermos y ellos han sido testigos de milagros y de sanaciones inexplicables. Estos monaguillos nos demuestran con su alegría y su fe que la inocencia es importante para vivir y ser testigos. Pero sobre todo que la vida en toda su extensión es un milagro. Dios da a manos llenas a los que saben perseverar y esperar con confianza la misericordia de Dios", relata el periodista Jesús V. Picón.
Los quintillizos mexicanos, a día de hoy, han visto sus vidas cambiadas no solo por ser monaguillos, sino también por una vida de fe y caridad por la que acompañan a sus padres a llevar la comunión a enfermos, que "notan la presencia de Dios" cuando entran los jóvenes.