“Emma” e “Isabella” son dos embriones congelados, hijas de la actriz colombiana Sofía Vergara, que están denunciando a su madre por mantenerlos congelados indefinidamente, según recogen documentos judiciales citados por New York Post.
Sofía Vergara, conocida por su personaje Gloria Delgado-Pritchett en la serie “Modern Family”, congeló en 2013 los embriones que logró al fecundar in vitro sus óvulos con esperma de Nick Loeb, un empresario que entonces era su prometido.
Pero después se pelearon, la pareja no llegó a casarse, y sus hijos en estado embrionario quedaron congelados, porque un contrato estipulaba que no se podría hacer nada con los embriones sin el consentimiento de ambos, pero no estipulaba qué hacer con los embriones en caso de ruptura de la pareja.
La ley de Louisiana representa a los embriones
La reciente demanda, presentada en el estado de Louisiana, señala que, al no permitir que nazcan, se está privando a los embriones de la herencia a la que tendrían derecho. El estado de Luisiana reconoce legalmente a los seres humanos en su fase de embrión como “persona jurídica”, algo que sucede también con muchos fetos y bebés en distintas leyes del mundo (lo que afecta a herencias, derecho a la salud, etc...)
La demanda en Louisiana no cita a Loeb, su padre, sino a un apoderado de los embriones, pero exige que el padre reciba la custodia total para que puedan llegar a término en un útero y reciban su herencia, que cubriría su atención médica y gastos en educación, entre otros.
Ya en 2014, Loeb, usando un pseudónimo para mantener el caso en privado, demandó sin éxito a Vergara, exigiendo la custodia total de los embriones. Al hacerse público el caso, Loeb escribió una columna en el diario estadounidense The New York Times exigiendo que sus embriones tuvieran el derecho a vivir.
No los mata... pero no les deja nacer
Vergara, que se autodeclara católica, ha dicho que no quiere destruir los embriones, sino que desea que permanezcan congelados indefinidamente. Loeb responde que eso es “equivalente a matarlos”.
De acuerdo a documentos en los tribunales citados por la prensa de EEUU, Vergara y Loeb han intercambiado mensajes de texto como este diálogo:
Loeb: -“¿Ahora qué? No puedes mantener cuatro vidas congeladas para siempre o matarlas, iremos al infierno”.
Vergara: - “Vamos a ir al infierno de todas formas”.
La Iglesia Católica es contraria a la fabricación de embriones en vitro y a su congelación. La Iglesia enseña que cada ser humano tiene derecho a ser engendrado en un abrazo amoroso de los esposos y que los seres humanos no deben ser producidos ni almacenados como productos. Además, el proceso pone en riesgo sus vidas.
Lo injusto es producir y almacenar humanos
En declaraciones a ACI Prensa cuando se difundió el caso, el director del Centro de Bioética de Argentina, Dr. Nicolás Lafferriere, lamentó que las disputas legales como la de Loeb y Vergara “sobre el destino de los embriones congelados –quién decide sobre ellos, qué sucede en caso de divorcio, qué sucede en caso de desacuerdo, qué sucede en caso de muerte de alguno de los padres– revelan las tramas más preocupantes de la fecundación artificial: los niños quedan presos de los deseos y del arbitrio de los adultos”.
“El problema de los embriones congelados es inherente a las técnicas de fecundación artificial extracorpóreas, pues ellas consisten en concebir un alto número de embriones humanos para seleccionar cuáles son transferidos y congelar el resto”, indicó.
Lafferriere destacó que “ante todo, hay que decir que esos embriones ya son personas humanas, ya tienen padres y por tanto los padres no pueden desentenderse como si fueran cosas que se pueden descartar. Eso es inadmisible y una enorme injusticia para con esos hijos”.
“En segundo lugar, estos problemas dejan en evidencia que:
1. La fecundación in vitro (FIV) engendra muchos embriones y los pone en riesgo afectando su derecho a la vida;
-2. La FIV conlleva la congelación de muchos embriones y los pone en el riesgo de un destino incierto o a merced del arbitrio de sus padres”.
Para el experto en bioética, “por estos motivos, y sin perjuicio de las razones antropológicas de fondo sobre la fecundación artificial, la única solución de fondo es dejar de aplicar las técnicas extracorpóreas y no concebir más embriones de tal manera que no se sigan generando vidas humanas que tienen destino de abandono por sus padres”.