A Stalin no le bastó con ordenar el asesinato en 1940 de su antiguo camarada Trotsky, sino que quiso borrarlo de la historia -a él como a otros purgados- con procedimientos nada sutiles, como hacerlo desaparecer de todas aquellas fotos donde su presencia podía estorbar a los intereses del Partido.
Es un episodio chusco de la historia del comunismo pero, por lo demás, coherente con la aversión del marxismo a la verdad en general (y a la verdad histórica en particular) y con el célebre "lo siento por la realidad" con el que Lenin despachaba cualquier conflicto entre la realidad y su ideología.
Lenin arenga a las tropas en la plaza Sverdlov de Moscú el 5 de mayo de 1920. Arriba, la foto original, donde se ve a Kamenev y a Trotsky a la derecha de la foto, en la escalera. En la foto oficial posterior a su caída en desgracia (abajo), ambos desaparecieron.
Algo parecido ha sucedido recientemente con un artículo publicado en The Guardian, el periódico tradicional de la izquierda en Inglaterra. El 19 de octubre publicó un artículo básicamente fotográfico titulado Cuál es la apariencia real de un embarazo de menos de 10 semanas. El objetivo del reportaje no se disimulaba: contrarrestar, mostrando restos de aborto sin forma humana, las campañas de "desinformación" provida que muestran al embrión con forma humana.
Las fotografías son aportadas por MYA Network, una red de aborteros estadounidenses que ofrecen sus intervenciones en los primeros estadios del embarazo. Y son comentadas por una de ellos, la doctora Joan Fleischmann.
La doctora Fleischmann utiliza un sistema "delicado" para extraer el "tejido", de forma que lo puede mostrar intacto. Cuando se lo enseñan a las madres que lo quieren ver, la reacción, cuenta ella, es que "se relaja la tensión, es como si dijeran: '¿En serio? ¿Solo era esto?'".
En resumen, se trata de convencer a las madres de que aquello que matan es simplemente un amasijo de células, para así quitarles toda aprensión anterior o sentimiento de culpa posterior. Numerosos medios sistémicos, influencers y, por supuesto, los mecanismos de posicionamiento en la red de los buscadores y redes sociales de las Big Tech difundieron el reportaje como una especie de desmentido a las campañas provida.
Ahora bien, ¿son realmente desinformadoras las campañas provida?
La apariencia del embrión y del feto es perfectamente conocida y es ésta, entre las 3 y las 40 semanas de embarazo:
Imagen: OT&P Health Care.
Las imágenes ofrecidas por The Guardian abarcan desde las 4 a las 9 semanas. ¿Por qué entonces no vemos más que una especie de trozos informes de algodón empapado?
La respuesta está realmente en el mismo artículo. Bajo la foto de la semana 7 se dice "el embrión todavía no es visible". Y bajo la foto de la semana 9 se dice "esto es todo lo que se quita durante el aborto e incluye el embrión incipiente, que no es fácilmente discernible a simple vista". Esta segunda parte ("que no es fácilmente discernible a simple vista") fue añadida poco después de la publicación.
Es decir, que lo que muestran las fotos es, efectivamente lo que se ve tras un aborto temprano, pero no todo lo que hay en él.
Es lo que le señala el ginecólogo Andrea Natale y recoge un editorial del último número de Tempi (noviembre 2022), al señalar el reportaje fotográfico de The Guardian como "lleno de mentiras y medias verdades".
La principal, pretender transmitir que lo que no se ve, no está: "Lo que vemos son membranas, las vellosidades coriónicas que empiezan a formar la placenta, la cavidad amniótica y la cavidad celómica, pero no el embrión. El bambino no se ve en esas fotos por el simple hecho de que no son las fotos de un bambino", subraya el doctor Natale. El bambino está detrás de esas capas que lo esconden.
Es una "operación propagandística" disfrazada de "revelación científica", comenta Tempi: "Como un Trotsky cualquiera, nuestro embrión ha desaparecido de nuestro campo visual, purgado por la censura soviético-abortista".