La petrolera Repsol ha conseguido poner los pelos de punta con un anuncio estrenado hace pocas semanas, de apenas minuto y medio de duración, en la que un padre, ya mayor y dependiente, de 80 años, recibe una cariñosa bronca de su hijo, ya madurito, por intentar viajar sólo sin comunicarlo a su prole.
Padre e hijo viajan juntos en un coche, y ya de noche, tras parar en una estación de servicio de la compañía Repsol, se produce un desenlace que vale la pena contemplarlo.
La directora de cine, Gracia Querejeta, ha logrado una pieza, de pocos segundos de duración, que transmite unas emociones que golpean el corazón y no te dejan indiferente. Más que un spot comercial es una narración cinematográfica que atrapa la atención desde el primer momento.
Bajo el título “A veces hay que parar para poder seguir”, Repsol ha lanzado una nueva campaña televisiva basada en historias cotidianas, producida por la agencia La Résistance, de Nicolás Hollander.
La campaña la componen cuatro historias y, además del spot del padre mayor y su hijo, que es el más relevante, hay otras tres historias cuyos protagonistas son la gente cotidiana y sus historias comunes.