El Papa Francisco ha difundido uno de sus discursos más contundentes y detallados contra el aborto de su pontificado, al recibir este sábado 25 de mayo a entidades provida que han participado en el congreso internacional sobre la defensa de la vida humana. "¡Yes to Life!”, “¡Sí a la vida!. Este encuentro lo ha organizado el dicasterio vaticano para la Vida y la Fundación italiana El corazón en una gota (IlCuoreInUnagoccia.com) que desde 2015 trabaja con "el más débil y frágil de todos: el feto con grave patología y malformación" y fomenta la atención perinatal al bebé enfermo y a sus familias.
(Aquí, el programa del encuentro en PDF; por España participó la experta en perinatología Ana Martín Ancel)
"El aborto nunca es la respuesta que buscan las mujeres y las familias", proclama el discurso del Papa. "Más bien, es el miedo a la enfermedad y la soledad lo que hace que los padres duden. Las dificultades prácticas, humanas y espirituales son innegables, pero precisamente por eso son urgentes y necesarias acciones pastorales más incisivas para apoyar a los que reciben a los niños enfermos. Es necesario, es decir, crear espacios, lugares y "redes de amor" a las que puedan acudir las parejas, así como dedicar tiempo a acompañar a estas familias", ha exhortado el Pontífice.
El Pontífice ha alabado el ejemplo de la Fundación "El corazón en una gota", "una de las realidades que en el mundo trabajan cada día para acoger al nacer a niños en condiciones de extrema fragilidad. Niños que, en algunos casos, la cultura del desecho define como "incompatibles con la vida", ha denunciado.
Todo niño es un regalo y necesita ser cuidado
En su discurso a los 300 participantes del Congreso presentes en la Sala Clementina, el Papa insistió en que “todo niño que se anuncia en el vientre de una mujer es un regalo, que cambia la historia de una familia: de un padre y una madre, de abuelos y hermanos. Y este niño necesita ser bienvenido, amado y cuidado. ¡Siempre!".
El Papa recuerda la relación especial entre la madre y el niño que lleva en su vientre y el “diálogo cruzado que se instaura entre ellos”: "Una relación real e intensa entre dos seres humanos, que se comunican entre sí desde los primeros momentos de la concepción para favorecer la adaptación mutua, a medida que el niño crece y se desarrolla. Una capacidad comunicativa – precisa el Santo Padre – que no es solo de la mujer sino sobre todo del niño, que en su individualidad envía mensajes para revelar su presencia y sus necesidades a la madre”.
Se refería con estas palabras a los hallazgos de la medicina reciente acerca de los "mensajes" bioquímicos que intercambian el feto y la embarazada para reconocerse y coordinarse biológicamente, ya que son dos organismos distintos, con distinto tipo sanguíneo, distintas inmunidades, distintos mecanismos de reacción. La medicina moderna hoy puede, por ejemplo, encontrar células madre del bebé en el cuerpo de la madre muchos años después de haberlo dado a luz.
Diagnóstico prenatal: que no se use para desalentar y matar al bebé
El Papa habló también de los efectos del diagnóstico prenatal en una cultura del descarte. "Hoy en día, las modernas técnicas de diagnóstico prenatal son capaces de descubrir desde las primeras semanas la presencia de malformaciones y patologías", sospechas que llevan a "las mujeres y las parejas a una desaliento profundo". Pero nadie - observa el Papa - "puede predecir el resultado cierto" de esa patología "porque la evolución de cada enfermedad es siempre subjetiva y ni siquiera los médicos saben a menudo cómo se manifestará en cada individuo".
"Los niños, desde el vientre materno, si presentan condiciones patológicas, son pequeños pacientes, que a menudo pueden ser curados con intervenciones farmacológicas, quirúrgicas y de asistenciales extraordinarias, capaces ahora de reducir la terrible brecha entre las posibilidades diagnósticas y terapéuticas, que durante años ha sido una de las causas del aborto voluntario y del abandono de la atención al nacer de muchos niños con enfermedades graves", advirtió.
"Desafortunadamente, la cultura dominante de hoy no promueve este enfoque: a nivel social, el miedo y la hostilidad hacia la discapacidad a menudo conducen a la elección del aborto, configurándolo como una práctica de ‘prevención'. Pero la enseñanza de la Iglesia sobre este punto es clara: la vida humana es sagrada e inviolable y el uso del diagnóstico prenatal con fines selectivos debe ser fuertemente desalentado, porque es la expresión de una mentalidad eugenésica inhumana, que priva a las familias de la posibilidad de acoger, abrazar y amar a sus hijos más débiles", añadió.
Un acto divulgativo de la fundación El Corazón en una Gota, con un poster de Santa Juana Beretta Molla (doctora en medicina y madre que murió por salvar a su bebé) y un lema: "Sé fuerte, papá"
Se puede ayudar con terapias fetales y hospicios perinatales
Las terapias fetales, por un lado, y los Hospicios Perinatales, por otro, logran resultados sorprendentes en términos de atención clínica y proporcionan un apoyo esencial a las familias que reciben el nacimiento de un niño enfermo. Estas posibilidades y conocimientos deben ponerse a disposición de todos", mientras que "es esencial que los médicos comprendan claramente no sólo el objetivo de la curación, sino también el valor sagrado de la vida humana, cuya protección sigue siendo el objetivo último de la práctica médica”.
El Papa señala que "el cuidado perinatal" es "un modo de cuidado que humaniza la medicina, porque impulsa a una relación responsable con el niño enfermo, que es acompañado por los operadores y su familia en un proceso de cuidado integrado, que nunca lo abandona, haciéndolo sentir calor humano y amor".
Acoger a los bebés que pronto morirán: cuidarlos engendra amor
"Todo esto es necesario especialmente para aquellos niños que, en el estado actual de los conocimientos científicos, están destinados a morir inmediatamente después del parto, o en un corto período de tiempo. En estos casos, el tratamiento puede parecer un uso innecesario de recursos y más sufrimiento para los padres. Pero una mirada atenta sabe captar el verdadero sentido de este esfuerzo, destinado a hacer fructificar el amor de una familia. De hecho, cuidar de estos niños ayuda a los padres a elaborar el duelo y a concebirlo no sólo como una pérdida, sino como una etapa de un viaje recorrido juntos. Ese niño permanecerá en sus vidas para siempre. Y ellos habrán podido amarlo".
El Papa dio las gracias a las familias, a las madres y a los padres que han acogido "la vida frágil" y que ahora son "de apoyo y ayuda a otras familias". Es un "testimonio de amor" que "es un don para el mundo", dijo.
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