Cuando pasan los nueve meses de embarazo, con sus molestias y preocupaciones porque todo es nuevo, cuando pasa el parto, con sus dolores y preocupaciones porque todo es nuevo... llegan él o ella, y todo sigue siendo nuevo, y ahora el objeto del amor más inmenso es al mismo tiempo el ser más inmensamente delicado y frágil, y la madre primeriza nunca está segura de hacerlo bien y muchas veces se ve sola para sobre llevarlo todo...
Superar todas esas vivencias ya es heroico, y así quiso reconocerlo un anuncio de televisión.
Una joven mamá primeriza acude al médico, al cumplir su pequeño el primer año de vida, para una revisión general que certifique su buen estado de salud. Durante la consulta, expresa los temores e inquietudes que ha vivido los doce meses anteriores, cuando tras su primer embarazo y su primer parto se enfrentó por vez primera a la atención y educación de una criatura tan amorosa como indefensa.
Pero tras despedir al doctor, en el pasillo le aguarda una sorpresa: una especie de exposición con la que el padre de la criatura expresa, en nombre propio y en el del hijo común, la gratitud por todos esos desvelos.
Esta emotiva cámara oculta es la forma con la cual la marca de pañales Pampers ha puesto en marcha una campaña publicitaria en Japón que, seguro, servirá de consuelo a todas las madres, pues todas ellas pasaron, al menos una vez, por angustias e incertidumbres similares que provienen, como todo en ellas, del amor.