Se roba la energía de los otros, es negativa y sólo se preocupa por sí misma, estas son algunas características de una “persona tóxica”, término cada vez más conocido para referirse a aquellas que se caracterizan por generar malestar y conflictos, afectando a los demás con su comportamiento. Lo cuenta la web LaFamilia.info.
 
Gran parte de la vida gira en torno a las relaciones que construimos. Y es gracias a cada una de ellas, que se desarrolla la madurez, se ponen a prueba las habilidades sociales, los valores que gobiernan a cada uno y es una continua oportunidad para forjar la personalidad. Sin embargo a lo largo del camino, es muy factible encontrarse con personas que harán exigirnos un poco más, pues llega un punto donde se convierte en una fuente de estrés y desgaste emocional. Es ahí cuando hay que identificar si esa relación no nos aporta nada positivo y conviene tomar decisiones al respecto.
 
Lo cierto es que todos tenemos una historia detrás, pero no todos la asimilamos de la misma forma. Es posible que algunas experiencias del pasado como situaciones difíciles, modelos educativos inadecuados, también factores genéticos, entre otros, pueden hacer que alguien se convierta en una persona tóxica. Por eso, lejos de pretender señalar o juzgar, la idea es conocer las manifestaciones de este tipo de personas para aprender a afrontarlas adecuadamente.
 
Hay que aclarar que no siempre que se presente alguno de los siguientes elementos, se va a tratar de una persona tóxica. Lo que define este comportamiento es que sea predominante. Explicado esto, así son las personas tóxicas:
 

Interpretan la realidad de manera sesgada, son pesimistas y arman tragedia por pequeñeces. Todo puede estar marchando de forma correcta pero para una persona tóxica nunca será así. Siempre ven el punto negro en la hoja blanca, tanto en las situaciones como en las personas, y se lo hacen saber al mundo entero.
 

Es tal vez la señal más relevante. Cuando estás con esta persona sientes que tu energía se ha ido con ella, terminas cansado después de una conversación así sea telefónica, incluso te puedes llegar a sentir muy mal contigo mismo a causa de esta.
 

O por lo menos sabotea la felicidad del otro, le hace ver lo malo de cada cosa o persona. No tolera el hecho que los demás tengan logros y por eso busca opacarlos.
 

Para desahogarse, para pedir un favor, para buscar compañía, etc. Pero pocas veces busca a los que le rodean para apoyarles o saber cómo se encuentran. Esta persona sólo se preocupa por sí misma, es egoísta en sus deseos y acciones.
 

Hace añicos con la autoestima de la otra persona y la hace sentir mal por algo sin explicación. Asimismo tampoco expresa apropiadamente sus opiniones ni sus emociones, razón por la cual ofende a otros con facilidad.
 

Estas personas son dependientes de la aprobación de los otros, necesitan sentirse admiradas y valiosas porque en su interior hay inseguridades, miedos, desconciertos… Lo suelen lograr a través de su postura de víctima.
 

¿Qué pasa si se comprueba que se tiene una relación tóxica con alguien? Todo depende del tipo de vínculo que se tenga con esa persona, por ejemplo si se trata de aquellas muy cercanas como padres, hermanos o cuñados, es necesario aprender a manejar esta situación para evitar que su comportamiento afecte el equilibrio emocional, y si es del caso buscar ayuda de un profesional.
 
De otro lado, si el nivel de cercanía no es tan alto, por ejemplo alguien del trabajo o un amigo, los expertos aconsejan poner límites y no dejarse intoxicar, pero si a pesar de todos los esfuerzos la situación continúa igual, lo recomendado es alejarse sin necesidad de armar un conflicto.