(EM) cumple cuarenta años al servicio de matrimonios y parejas de novios; de sacerdotes y religiosos. Es un encuentro que además de estar pensado para los matrimonios, -cometido para el que se creó el movimiento-, ayuda también a personas consagradas.
“Todos vivimos en relación con alguien, y es en el aspecto relacional de nuestras vidas en donde EM interviene para colmarlas de sentido.”, afirman los coordinadores de EM en España para la Revista Misión.
Josico Mata y Susana Pradera llevaban seis años casados, tenían dos hijas y su matrimonio estaba en aparente buen estado cuando un sacerdote amigo los invitó a participar en el Fin de Semana de Encuentro Matrimonial (EM).
“Discutíamos, pero no teníamos grandes problemas; sin embargo, los pasos que hemos ido dando después de aquel encuentro han hecho que hayamos logrado una profundidad en el matrimonio que, de otra forma, no habríamos conseguido”, recalca Pradera. Pero ¿en qué consiste el Fin de Semana del que hablan con tanto entusiasmo? ¿Cuál es el carisma propio de esta asociación pública de fieles nacida en España y presente hoy en todo el mundo?
Todo parte del convencimiento de que estar casado y ser feliz es posible, es más, “es el sueño que Dios tiene para nosotros como pareja –explica Mata–, y la diferencia entre ser feliz en el matrimonio y no serlo está en saber que, como en otras tantas cosas, se puede aprender a utilizar herramientas con las que hacer frente a los problemas que surgen al tratar de gestionar las discrepancias”.
En origen, este movimiento parte del hecho humano del matrimonio y, en el caso de los consagrados, de la necesidad de relacionarnos. Es en este aspecto sobre el que el precursor de EM, el padre Gabriel Calvo, observó que existía cierta carencia: en la Iglesia no se abordaba, desde la fe, el aspecto relacional del matrimonio; es decir, no se ayudaba a la familia a cuidar su relación, no se ofrecían pautas concretas ni herramientas para la comunicación que orientaran a los esposos a amarse y ayudarse mejor.
“Encuentro Matrimonial quiere cubrir el aspecto relacional del matrimonio porque, ocurre a veces que las parejas de casados se sumen en la rutina y la relación deja de ser lo primero, y, según nuestra experiencia, hemos descubierto otra dimensión en la relación. Gracias a que hemos aprendido a comunicar nuestros sentimientos, hemos logrado ponernos en el lugar del otro, pensar antes en nuestro cónyuge que en nosotros mismos”, reconoce está feliz pareja.
Por su parte, el padre José Antonio Sánchez, el sacerdote que completa el equipo eclesial que coordina EM en España, concluye que “en cristiano, de eso trata la conversión: hacer las cosas por amor al otro, que es Cristo”.
Para el padre Sánchez, participar, hace quince años, en el Fin de Semana fue también una experiencia transformadora, como lo es para todos los consagrados ya que “vuelves a tu parroquia o comunidad con una calidad de relación diferente –afirma–. Para los sacerdotes, no es fácil identificar sentimientos; tampoco lo es comunicarlos, y menos si son negativos. Encuentro Matrimonial me facilita hablar desde mi experiencia personal. Incluso cuando predico, hablo más como testigo”.
Por este origen tan humano y racional, este movimiento está pensado para que se beneficien de él tanto las parejas creyentes como las no creyentes; las que tienen hijos y las que no, incluso las que no están casadas, “aunque nuestro deseo, y así ha ocurrido con algunas parejas, es que se planteen el matrimonio cristiano”, señala Pradera. El único requisito para participar en el Fin de Semana es que las parejas hayan compartido un tiempo de vida en común sobre el que trabajar. “La experiencia del Fin de Semana es fundamental”, insiste Mata.
Encuentro Matrimonial en Valencia, 2016.
Este tiene lugar desde el viernes por la noche hasta el domingo por la tarde en una casa de espiritualidad. El contenido del Fin de Semana lo presentan dos o tres matrimonios y un sacerdote miembros de EM.
La dinámica que se desarrolla en el Fin de Semana es la de hablar desde un punto de vista vivencial: “Desde nuestra experiencia, trabajamos con las parejas el encuentro con uno mismo, la comunicación interior, la identificación de aspectos de cada uno, porque, si no, es difícil relacionarse con el otro”, explica Pradera. Lo siguiente es encontrarse con el cónyuge o, en el caso de los sacerdotes, “con nuestra comunidad parroquial; con la persona con la que, como sacerdote o religioso, tenemos más trato; con el sacerdote compañero de parroquia”, añade el padre Sánchez.
Una vez identificada la “relación base”, o sea, la persona con la que te comunicas más directamente, se trata de construir con ella y de ayudarla a redescubrir el sentido del matrimonio o del sacerdocio… Y, desde ahí, desde su vocación, ver cómo cada persona está llamada a ser reflejo del amor de Dios.
Este proceso se realiza en trece vivencias que exponen juntos el matrimonio y el sacerdote, seguidas de una propuesta de trabajo donde la pareja reflexiona en privado, sin ponerlo en común con los demás participantes. “Para nosotros, una comunicación verbal y profunda es la base de un matrimonio feliz”, explica Mata.
Durante todo el fin de semana, el equipo traslada las enseñanzas evangélicas de Jesús a la vida matrimonial porque “en Él, vemos un modelo de comunicación, de amor y los matrimonios, al final del encuentro, deducen, por sí mismos, que, detrás de todo, hay un amor con mayúsculas.
Hay parejas que redescubren la Iglesia o recuperan, incluso, la fe; conocen al Dios de quien parte el amor y que nos invita a ser un signo de su amor en la Tierra”, concluye.
Josico Mata, Susana Pradera y el padre José Antonio Sánchez forman el equipo eclesial coordinador de EM en España. La peculiaridad de este equipo es que la relación que se establece entre ellos es de tal intimidad y profundidad que “va más allá de la propia familia”.
Al sacerdote le enriquece ver el compromiso del matrimonio, cómo se esfuerzan con sus hijos: “Me estimula en mi vida sacerdotal, para que no sea anodina”. Por su parte, Josico y Susana admiran el carisma de consagración del padre José Antonio. Se podría decir que los tres son testigos de la historia de amor de cada uno.
Encuentro Matrimonial nació en Barcelona fruto del Concilio Vaticano II. Fue la “inspiración genial” del padre Gabriel Calvo,quien, al observar que había matrimonios que se llevaban mejor que otros, comenzó a trabajar con un grupo de matrimonios cristianos para mejorar su capacidad de comunicación.
El sacerdote jesuita estadounidense Chuck Gallagher quedó cautivado por la propuesta del padre Calvo y fue él quien le dio la forma y estructura definitivas de Fin de Semana para luego regresar a España hace ahora cuarenta años. Desde entonces, el movimiento se ha extendido por más de cien países del mundo gracias al compromiso y la entrega de personas que descubren, en este movimiento, un verdadero don para la Iglesia y para sus vidas.
Más información en la web www.encuentromatrimonial.com o en el correo electrónico info@encuentromatrimonial.com