El artículo recuerda que el estrés y la presión pueden dañar a la relación matrimonial (y a medio plazo, a toda la familia) pero hay formas eficaces y sencillas de combatirlo, sobre todo si ambos esposos son conscientes de colaborar en ello.
Todos tenemos muchas cosas agobiantes entre manos, pero a la hora de priorizar, una persona casada ha de tenerlo claro: el cónyuge va antes que todos los demás asuntos.
Los esposos han de encontrar momentos no sólo para estar juntos, sino para reírse juntos. Juegos, excursiones, películas, picnics… todo eso ayuda, pero reír juntos es una gran medicina para la relación conjunta.
El tiempo de calidad que comparten los esposos no deben ser ratos improvisados, que al final nunca llegan. La relación matrimonial es la prioridad de un matrimonio. Si hace falta, hay que escribir bien grande “relajarnos juntos” en el calendario familiar.
“Cuando sientas los primeros indicios de estrés, pregúntate, ¿de verdad se trata de un tema moral, importante?; si no lo es –y en 9 de cada 10 casos no lo es- déjalo pasar. Que vuestro tema de conversación sean vuestras prioridades. Recordad siempre lo que de verdad importa. Simplificad vuestro estilo de vida. Celebrad lo que aportáis el uno al otro”.
Ayudad en un comedor popular, sed voluntarios en la parroquia o comunidad religiosa, apuntaos en un grupo que ayude a los necesitados, implicaos en causas, juntos. Eso os unirá y os dará perspectiva.
Los malentendidos son una gran fuente de estrés y tensiones. Mantén informado a tu cónyuge, y exprésate con amor y buenos modales.
Quien dice la verdad no se estresa intentando recordar todas las mentiras que tienen que gestionar. Las personas sin secretismos tienen mucho menos estrés en sus relaciones.
El contacto físico reduce el estrés. Vale la pena tomar de la mano al cónyuge al pasear, apretujarse juntos en el mismo sofá para ver la TV, abrazarse. Haz el propósito deliberado de expresar tu afecto mediante el contacto físico.
En la relación matrimonial, no es muy útil criticar los defectos del cónyuge (o los propios) y es un generador de estrés. Es más eficaz centrarse en potenciar los puntos buenos: alabarlos, suscitarlos, promoverlos, animar a que se empleen más y mejor…
En algunos países, muchos matrimonios se sobre-endeudan porque intentan llevar un tren de vida agobiante, con gastos y deudas insostenibles. Muchas cosas que causan esa deuda (coches o casas demasiado grandes o caros) probablemente no merecen la pena el estrés que se paga por ellos. De nuevo, el consejo es vivir con más sencillez, centrados en la relación de pareja, no en las cosas.