Hace 28 años una mujer embarazada y que ya era madre de dos hijos se negó a abortar pese a las enormes presiones que sufrió y el argumento tan utilizado de que su vida corría un gran peligro si no acababa con el bebé que llevaba en su seno.  Aquel feto es hoy Sarah, una joven líder provida que lucha para que muchos otros puedan disfrutar de una existencia como la suya.

El mensaje por el que lucha desde hace años es claro: “el aborto no es un tema cerrado”. Según ella y las estadísticas que maneja Students for Life America son cada vez más jóvenes los que cuestionan el aborto y no consideran que acabar con la vida de un hijo sea siempre la primera y más sencilla opción.

“En 1993, mi madre se enteró de que estaba embarazada de mí. Soy la tercera hija y sus embarazos anteriores habían sido muy difíciles y complicados debido a grandes problemas de salud que sufría mi madre. De hecho, fue una completa sorpresa ya que los médicos dijeron que no podría volver a quedarse embarazada”, cuenta Sarah.

Esta joven estadounidense recuerda en Life News que “a pesar de la fuerte presión de numerosos médicos para que me abortara durante su embarazo de alto riesgo, mi madre se mantuvo firme con valentía y abogó por una solución que nos diera a los dos la oportunidad de vivir. Con mucha perseverancia, encontró un médico que ofreció las intervenciones médicas y las soluciones que nos ayudaron a mi madre y a mí durante el embarazo y el parto”.

Menos aborto y más soluciones

Sarah recuerda que su madre sigue viva a día de hoy, que evidentemente no murió en su parto tras rechazar un aborto bajo el pretexto de preservar su salud. “Estoy aquí hoy porque mi madre rechazó esas presiones para que me mataran y, en cambio, exigió que los médicos encontraran formas no letales de cuidarnos a los dos. Ninguna mujer debería tener que exigir atención médica para los dos pacientes, ella y su hijo, que lleva al médico durante el embarazo. Ella nunca debería tener que enfrentarse a presiones para que su propio hijo sea asesinado por médicos que juraron sanar. Debería recibir soluciones y apoyo”, añade.

Esta lucha de su madre por salvar su vida es lo que ha llevado a Sarah a volcarse en la lucha provida hasta convertirse en una joven líder. Sus argumentos son de peso y van más allá de la mera retórica. Ella debería estar muerta y millones de niños han muerto bajo ese pretexto que en su caso su madre no aceptó.

“Cuando las vidas de niños inocentes penden de un hilo, como lo hizo la mía una vez, no hay lugar para retroceder al status quo del aborto. Cuando nadie aboga por la atención médica de la mujer en medio del embarazo, siempre abogaré por que se brinde apoyo a las mujeres, no que se las presione para que aborten. Las mujeres son fuertes y valientes. No necesitan el aborto; necesitan cuidados que afirmen la vida”, recalca con firmeza esta joven.

"No es un tema cerrado"

Su lucha provida tiene también un componente de lobby, aunque es difícil competir con la potente y multimillonaria industria del aborto. Ella y otros miles de estudiantes envían cartas y se reúnen con políticos para explicarles por qué votan o no por ellos basándose en sus políticas con los no nacidos y las mujeres que son blanco de la industria del aborto.

La encuesta de enero encargada por Students for Life of America encontró que “casi siete de cada diez votantes registrados como Millennial y Generación Z quieren votar sobre la política relacionada con el aborto. El aborto está lejos de ser un tema cerrado”.

 De este modo, Sarah reflexiona sobre estos datos y asegura que “la experiencia de mi madre plantea una pregunta importante: ¿qué pasa si lideramos con soluciones en lugar de aceptar el status quo discriminatorio del aborto que aboga por matar a los niños cuando sus vidas nos presentan desafíos? Y no debemos restar importancia a los desafíos. Las mujeres embarazadas que buscan un aborto soportan la falta de apoyo de su pareja, problemas financieros y, a menudo, tienen otros hijos cuidar. La pregunta es por qué aceptamos matar al hijo inocente de una madre como una solución ante cualquier problema que se presenta”.

Así, esta joven recuerda al mundo que “el aborto no es una solución a las difíciles circunstancias a las que se enfrentan las mujeres, los niños y las familias. Y Texas lidera con soluciones reales que no acaban con la vida de los niños y dañan a las mujeres, sino que las protegen. El camino hacia Roe v. Wade comenzó en Texas, y Texas está listo revertir Roe y ayudar a la nación a repensar su desastroso status quo del aborto”.