Ajenos a la persecución a la que están siendo sometidos y los intentos incluso para imponerles penas de cárcel, los rescatadores y los grupos provida siguen salvando vidas, ayudando a mujeres que querían ser ayudadas y a las que únicamente se les había conducido a la única alternativa del aborto.
Es un cuentagotas. Mujeres que en la puerta del abortorio escuchan o ven a estos jóvenes y deciden darse la vuelta, mujeres presionadas para abortar que buscan una salida y llaman a alguna asociación provida para poder buscar otro camino… Esta lista cada vez más larga de madres e hijos salvados es algo que la industria abortista no puede digerir y por ello presiona para que se les prohíba rezar o ayudar cerca de estos centros.
Mientras tanto, estos grupos siguen a lo suyo: ayudando a madres en dificultad y salvando a bebés que estaban condenados a no nacer vivos. Así, el 25 de septiembre se produjo una esperanzadora celebración.
14 bebés que fueron rescatados o sus madres ayudadas por los Rescatadores Juan Pablo II y la asociación Más Futuro fueron bautizados por el obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla.
Marta Velarde, presidenta de estas asociaciones, y una auténtica apóstol provida que ha entregado su vida a esta causa, confiesa que “podrían haber sido mucho más (los bebés bautizados), pero la pandemia sigue entre nosotros”.
De este modo, esta mujer que lidera a un grupo de jóvenes con el que ha salvado a miles de bebés en estos años cuenta a modo de crónica en el blog de los Rescatadores Juan Pablo II que “en la hora y media que duró la ceremonia increíblemente el silencio permitió escuchar la preciosa homilía. El obispo de Alcalá habló de la vida, de la buena elección y del triunfo del bien sobre el mal”.
Velarde además aprovecha para contar brevemente algunas de las historias de las mujeres que estaban presentes con sus hijos allí bautizados. La primera de ellas se llama Marta: “su niña acaba de cumplir 10 meses. Es su tercer hijo. En su entorno no dudaron en aconsejarla abortar. Estábamos en plena pandemia. Se confundió de teléfono y nos llamó. Muchas horas de conversación y muchas dudas. Cuando pudimos vernos rompió a llorar. La culpa de haber pensado que su hija no viviera no la dejaba vivir en paz. La noche del bautizo no paró de escribir mensajes de lo feliz que estaba. Su hija había entrado por la Puerta Grande de la Casa de Dios”.
Una segunda era Ana, una mujer con varios hijos. Marta Velarde explica que “cuando estaba de cinco meses de embarazo decidió no tenerlo, era su quinto hijo. Mujer difícil, con muchos problemas que no sabe afrontarlos. En el despacho de la asociación Más Futuro todo era NO. Ha tardado años en decidir bautizar a su hija. Con paciencia poco a poco Dios ha empezado a entrar en su vida. Ahora se la ve serena, sabe que siempre tendrá al de Arriba aconsejándola. Ha aprendido a consultarle a Él antes de tomar una decisión. El día del bautizo fue la última que se fue”.
Por su parte, “Mariana estuvo todo el bautizo callada”, cuenta esta líder provida. “Cualquiera que la conozca sabe que es casi imposible en ella. Unos rescatadores Juan Pablo II, cerca del abortorio El Bosque, hablaron con ella 10 minutos antes de que entrara a abortar a su hijo. Se dio media vuelta y volvió a su casa. Cuando su pareja se enteró que no había abortado se llevó todo y la abandono. Ella se encontró sola. Su hermana no quería saber nada de ella. No tenía trabajo. No tenía nada. Solo a nosotros. El embarazo fue muy complicado. El centro de salud no querían atenderla, solo si abortaba se lo cubría la seguridad social. Decidimos ponerla un Ángel de la Guarda, Ana. Porque ella necesitaba muchas manos tendidas. Y nació Pablo Santiago, su hijo. Le puso el nombre del rescatador que salvo a su hijo. Un día nos fuimos al santuario de Schoenstatt y allí había una primera comunión. No me dejo que nos fuéramos y aprendió a rezar. Cuando anochecía decidió que ella se quería bautizar y bautizaría a su hijo. Ahora tiene un trabajo a largo plazo, y su vida ha cambiado tanto que no para de contárselo a todo el mundo”.
La necesidad que viven estas mujeres
En una entrevista hace unas semanas, Marta Velarde aseguraba desde su larga experiencia en este campo que las mujeres están deseando abrirse a estos rescatadores, que muchas veces ejercen de ángeles de la guarda: “Son ellas las que nos cuentan su vida. Acabamos de hablar con una chica que nos comentaba que tenía un hijo y que necesitaba ayuda. Tienen ganas de desahogarse. Cuando una persona está en un momento difícil de su vida, le apetece abrirse, contárselo a alguien. ¿Cómo puede haber acoso cuando una mujer nos da libremente sus datos y su teléfono para ponernos en contacto con ellas? Es la mentira de los proabortistas”, afirma Velarde.
Del mismo modo, la presidente de este movimiento provida añadía que el 90% de las mujeres “desconoce las ayudas privadas que hay. Públicas ya hay menos. La gente de estas asociaciones se dejan el sueldo y la piel para ayudar a esas madres. Nosotros las ayudamos en todo, buscándoles trabajo si no lo tienen, otras mujeres necesitan recursos materiales, apoyo… Nuestras ayudas son un poco a la carta, según lo que necesiten. Otros necesitan ayudas a estudios, pagar cursos, materiales…”.
Velardo agregaba que este es un trabajo que corresponde a las administraciones públicas realizar: “Las guarderías gratuitas no se conceden y desde la asociación las tenemos que pagar para que así las madres puedan trabajar. Los pañales y la leche, que es un bien esencial, el Estado no lo paga. Se penaliza a la mujer embarazada en lugar de integrarlas en el mercado laboral. El Estado español, ayudas cero”, denunciaba.