La soledad, la tristeza y la depresión hacen parte de un mismo problema que parece aquejar a la sociedad de manera cada vez mas pronunciada.
No es difícil encontrar personas que se quejan de su soledad, o de la impotencia de no poder arreglar las cosas que les causan tristeza o algo mas profundo.
Poniendo de presente que la depresión debe ser atendida cuando menos por profesionales especializados, yo quiero compartirles algunas indicaciones que pueden ser de ayuda para encontrar caminos de vida para las personas que se sienten en medio de un hueco negro, húmedo y frío.
Tenga presente que los siguientes consejos no reemplazan una terapia ni son de universal aplicación.
Hay que recomponer las rutinas: sueño, vigilia, alimentación, ejercicio (al principio caminar es un excelente primer paso al respecto); en general, empezar por apersonarse de la propia vida, comenzando por las conductas de auto cuidado.
Hay que enfocarse en el presente, porque el pasado no se puede cambiar y el futuro no existe. Si la persona se queda mirando las dificultades anteriores, se frustra y si piensa en lo que está por venir, se angustia.
Comenzar con un paso a la vez: no pretender solucionar todos los líos en una sola tarde, porque de nuevo, se va a presentar angustia al sentir que hay tantas cosas pendientes.
Experimentar la dicha de ser útil: una persona aún con depresión puede prestar un servicio a los demás, así sea mínimo.
Esa experiencia de ayudar a paliar el dolor del otro, o de ayudarlo a ser feliz, es algo muy sanador, porque entre otras cosas, induce a la persona para que deje de mirar todo el tiempo sus propios problemas, y se engolosine autocompadeciendose.
El apoyo espiritual y terapéutico es especialmente necesario, para dejar el pasado atrás, perdonar a los demás y perdonarse a sí mismo, así como para construir una agenda que permita afrontar el futuro con esperanza.
Mentiría quien diga que una depresión o aún una tristeza es algo que se arregla en un fin de semana, pero la experiencia muestra que apoyados especialmente en el último numeral, las personas sí pueden superar esta dificultades y reencontrarse con su vida.