Miguel Pérez García, ex director del colegio Tabladilla de Sevilla, ha muerto este miércoles 24 de marzo a los 40 años de edad por ELA (esclerosis lateral amiotrófica). Deja huérfanos 5 hijos varones, de 7 a 15 años, y un ejemplo impresionante de superación ante la enfermedad. Su esposa, Lucía Capapé, escribe en Instagram:
"Se me ha ido al Cielo antes de lo previsto. Todavía quedaban muchas cosas por hablar. Pero desde Allá Arriba nos ayudarás más y mejor. #unSantoConCorbata. Gracias a todos por vuestros mensajes y muestras de cariño".
Durante los últimos años Miguel Pérez García y su familia han dado testimonio de entereza, fe y alegría ante esta cruel enfermedad degenerativa. También han luchado pidiendo más investigación y ayuda a los enfermos, mientras las autoridades españoles respondían legalizando el matar enfermos con la eutanasia.
El matrimonio alababa el apoyo de la unidad de ELA del Hospital Virgen del Rocío. "Es digno de admiración cómo cuidan a los pacientes y a los familiares. Y es un privilegio tener a estos profesionales en la sanidad pública".
En 2020 se difundió en vídeo el testimonio hermoso y edificante de esta familia en la serie Vividores, con un importante impacto en redes.
También ReligionEnLibertad contaba su historia en verano de 2020 (aquí): «Tenemos paz, sabemos que hay un Dios que nos quiere», explicaban.
En estos últimos días, Lucía escribía en Instagram: "trato de saborear el regusto que deja saber que le estoy dando toda prioridad, aunque tenga que reducir la atención a otras personas y a otras cosas, también importantes".
El sacerdote Elías Capapé, hermano de Lucía, escribe en redes: "Miguel, esposo de mi hermana Lucía, ha entrado hoy por la puerta grande en el Cielo. 40 años vividos muy intensamente, conquistando logros, batiendo récords, siendo ejemplar también los meses que vivió con ELA".
Miguel Pérez García seguía la espiritualidad del Opus Dei, era ingeniero, deportista y apasionado de la educación.
Valorar todo y acercarnos a Dios
"Mi marido y yo somos creyentes y no nos hundimos aunque la persona con esta enfermedad tiende a buscar la incomunicación por la vulnerabilidad que sufre”, comentaba Lucía el pasado verano entrevistada en ABC Sevilla. Aunque lloraban y se entristecían a veces, en general declaraban que tenían paz: "sabemos que hay un Dios que nos quiere y quiere lo mejor para nosotros y para nuestros hijos”.
En la entrevista en ABC Miguel explicaba: "Hay gente que muere de repente, yo he tenido la suerte de ser avisado y así poder prepararme. Yo ya era una persona creyente y practicante, pero en eso estaba también un poco anestesiado. Ahora he tenido la bendición de entender mejor muchas cosas, de sentir la cercanía de Dios, de ver el poder de la oración y de sentir que todo lo de este mundo es temporal y caduco. Creo que todos deberíamos pasar por algo parecido para valorar todo y acercarnos a Dios: amor puro y que llena el corazón".