Desde hace 8 años colabora con un centro del Programa Prenatal Sin Hogar (www.homelessprenatal.org), donde realiza una sesión de fotos cada mes. Las chicas que quieran posar y recibir las fotos tienen que cumplir una regla: ser disciplinadas en no saltarse las clases prenatales.
Como recompensa tendrán entre 5 y 7 fotos finales, la mejor de ellas enmarcada, después de haber posado usando el guardarropa premamá de Keri.
“Mi objetivo al darles estas fotos es que puedan decir: ¡uau, qué guapa estaba!”, explica la fotógrafa.
En el centro del Programa Prenatal Sin Hogar atienden mujeres que están huyendo de la violencia doméstica, o que no tienen donde vivir o que tienen poblemas con alcohol o drogas. Suelen ser mujeres sin recursos económicos y también con poca autoestima.
Que les hagan un reportaje fotográfico en el que se vean bellas y a la vez madres, bellas en su maternidad, es para ellas novedoso y transformador.
El embarazo, que hasta el momento les ha aportado más bien fastidios, muestra así ser también una fuente de hermosura y de dignidad.
Su visión del cuerpo, que con el pasar de los meses les podía resultar desagradable, cambia y lo aprecian como algo especial y maravilloso. “Quiero que el reportaje sea como un regalo”, explica Keri Vaca.
Una de las responsables del Programa Prenatal, Nancy Frappier, asegura, después de años de experiencia, que “ver cómo contemplan las fotos es una experiencia tremedamente positiva. Ven lo fuertes y hermosas que se muestran como embarazadas y aumenta así su confianza en que pueden ser buenas madres”.
Por el Programa Prenatal Sin Hogar, que tiene más de 25 años de historia, pasan cada año 4.000 familias.
Bajo estas líneas, un anuncio sobre la belleza del cuerpo materno