La actriz colombiana Sofía Vergara se encuentra inmersa en una batalla judicial contra su ex novio, el empresario estadounidense Nick Loeb, luego de que él exigiera que dos embriones humanos con carga genética de ambos no sean desechados. Un experto en bioética alerta sobre los problemas morales que esta situación implica.
Vergara ha alcanzado notoriedad en Estados Unidos por su participación en la serie “Modern Family”, en la que se hace apología a la paternidad homosexual.
En un artículo publicado el 30 de abril en el diario estadounidense The New York Times, titulado “Nuestros embriones congelados tienen el derecho a vivir”, Nick Loeb explicó que presentó su denuncia en agosto del año pasado usando seudónimos, “para proteger dos embriones congelados creados con mi ex prometida”.
“Cuando creamos embriones por el propósito de la vida, ¿no deberíamos definirlos como vida en vez de como propiedad?”, cuestionó el empresario, “¿el deseo de una persona de evitar la paternidad biológica (libre de cualquier obligación legal) pesa más que las creencias religiosas de otra persona en la santidad de la vida y el deseo de ser un padre?”.
Loeb recordó que en 2013, él y Sofía Vergara “acordamos intentar usar la fertilización in vitro y una madre subrogada para tener hijos. Firmamos un documento señalando que cualquier embrión creado a través del proceso podría ser llevado a término solo con el consentimiento de ambos padres”.
Sin embargo, recordó, “el documento no especificó –como lo requiere la ley de California– qué sucedería si nos separamos”, por lo que Loeb solicitó que el contrato sea anulado.
En 2014, el empresario estadounidense y la actriz colombiana emprendieron caminos separados.
Sofía Vergara, entrevistada por Howard Stern el 4 de mayo, dijo que la exigencia de Loeb “no tiene sentido alguno”, pues a su criterio un niño necesita para nacer “una relación amorosa de padres que se lleven bien, que no se odien”.
“No me imagino que alguien pueda decir que es sano traer al mundo niños que (aún en el vientre materno) ya todo lo que les rodea es malo para ellos. Sería muy injusto”, señaló.
Vergara señaló que con su actual pareja “tratamos de no pensar en esto porque no podemos hacer nada. Está firmado, ya quedó ahí, tenemos un contrato, y eso es todo”.
En declaraciones a ACI Prensa, el director del Centro de Bioética de Argentina, Dr. Nicolás Lafferriere, lamentó que las disputas legales como la de Loeb y Vergara “sobre el destino de los embriones congelados –quién decide sobre ellos, qué sucede en caso de divorcio, qué sucede en caso de desacuerdo, qué sucede en caso de muerte de alguno de los padres– revelan las tramas más preocupantes de la fecundación artificial: los niños quedan presos de los deseos y del arbitrio de los adultos”.
“El problema de los embriones congelados es inherente a las técnicas de fecundación artificial extracorpóreas, pues ellas consisten en concebir un alto número de embriones humanos para seleccionar cuáles son transferidos y congelar el resto”, indicó.
Lafferriere destacó que “ante todo, hay que decir que esos embriones ya son personas humanas, ya tienen padres y por tanto los padres no pueden desentenderse como si fueran cosas que se pueden descartar. Eso es inadmisible y una enorme injusticia para con esos hijos”.
“En segundo lugar, estos problemas dejan en evidencia que:
1. La fecundación in vitro (FIV) engendra muchos embriones y los pone en riesgo afectando su derecho a la vida;
-2. La FIV conlleva la congelación de muchos embriones y los pone en el riesgo de un destino incierto o a merced del arbitrio de sus padres”.
Para el experto en bioética, “por estos motivos, y sin perjuicio de las razones antropológicas de fondo sobre la fecundación artificial, la única solución de fondo es dejar de aplicar las técnicas extracorpóreas y no concebir más embriones de tal manera que no se sigan generando vidas humanas que tienen destino de abandono por sus padres”.