El gobernador republicano de Arizona, Doug Ducey, católico de 50 años, casado y padre de tres hijos, que lleva sólo tres meses en el cargo tras ser elegido en noviembre, ha firmado una ley con la que su estado se une a otros 17 en Estados Unidos que se niegan a obligar a que los seguros médicos de las empresas cubran abortos, según el plan diseñado por Barack Obama y que ya ha sufrido varios reveses judiciales.
Además, la ley SB318 obligará a los médicos de los abortorios a informar a las madres de que pueden revertir los efectos de la píldora abortiva RU-486 si se arrepienten de la decisión de tomarla.
En efecto, el doctor Matthew Harrison diseñó en 2007 un protocolo médico que ha tenido éxito, como relató recientemente Ashley, una joven que tenía 20 años cuando quedó embarazada y, tras decidir abortar mediante la píldora, se dio cuenta de que iba a matar a su hijo y acudió al hospital por si había alguna esperanza de impedir el proceso puesto en marcha en un abortorio dos días antes. El doctor Harrison, que fue quien la atendió, nunca se había encontrado un caso similar, pero llevó a cabo un eficaz "contraataque" farmacológico que salvó la vida del hijo... y la de la madre, angustiada por las consecuencias de lo que había hecho.
Doug Ducey: un ejemplo de que, cuando de verdad se quiere legislar a favor de la vida, se encuentran las formas y se aprovecha el tiempo para hacerlo.
Arizona se convierte así en el primer estado que obliga a incluir, en el consentimiento informado que firma la madre cuando se le receta la píldora, información sobre su reversibilidad. Se han dado casos de mujeres que acudieron a los abortorios de Planned Parenthood (principal industria del aborto en Estados Unidos) pidiendo detener el proceso, donde les dijeron que la evolución del aborto era irreversible.
No sólo no fue así en el primerizo caso de Ashley, sino que el doctor Harrison ha continuado aplicando su técnica, y son ya más de 120 las vidas que ha salvado, según recoge LifeNews: "Tenemos entre 120 y 130 mujeres cuyos hijos han sobrevivido y están bien, con una tasa de éxito en torno al 60%, lo cual es mucho mejor que si no se hace nada. Espero que esto sirva para dar una oportunidad a la mujer cuando cree que ha cometido un error", explica este médico de Carolina del Norte.
El tratamiento consiste en la administración de dosis de progesterona durante un cierto periodo de tiempo, para contrarrestar el efecto contrario de la RU-486.
Intentaron matar a su hijo sin su consentimiento
Otro caso de éxito fue el de Gipsy Salcedo, una mujer neoyorquina a quienes sus médicos le informaron de que era estéril, y por tanto no utilizaba anticonceptivos en las relaciones con su novio. Pero se quedó embarazada, y al ir al hospital le administraron la píldora "para aliviarle el dolor" sin decirle que se trataba de un abortivo. Minutos después, con la pastilla ya ingerida, se enteró de la realidad, enfrentándose a la enfermera: "¡Yo soy provida! Ustedes me dijeron que no podía tener hijos, pero ¿por qué considera que no quiero tener a mi hijo?".
Gipsy conocía de la existencia del tratamiento de progesterona y su novio y ella recorrieron Nueva York hasta encontrar un lugar donde se lo aplicaron. El resultado es su hijo Nicholas, que tiene ahora tres meses y crece sin ningún problema.
Más de doscientos médicos respaldan este tratamiento y luchan por que sea cada vez más conocido y esté disponible en mayor número de localidades.