Nos presenta a un hombre agobiado por el trabajo, demasiado como para satisfacer los elementales requerimientos de compañía de su mujer y su hija. En medio de esa reflexión, recibe una llamada equivocada, insistente y apremiante.
El anuncio utiliza ese giro para introducir dos historias guiadas por un hilo común y la delicadeza característica de las producciones orientales: el tiempo que se nos esfuma y que es lo único que, en ocasiones, nos demandan nuestros seres queridos.