España e Italia tienen la peor natalidad de Europa, con una tasa de 1,2 hijos por mujer desde hace varios años, aunque la de Italia es ligeramente mejor que la de España desde hace 20 años.
En Italia, además, los gobernantes y la sociedad hablan de natalidad, buscan ideas y medidas, mientras que en España es un tema tabú que casi ningún político osa mencionar (con contadas excepciones).
El Papa Francisco es muy consciente del tema, lo menciona a menudo en sus numerosas entrevistas y apoya la toma de conciencia sobre la falta de natalidad acudiendo a unos encuentros llamados Estados Generales de la Natalidad que convoca una entidad civil llamada Fundación para la Natalidad. Ya acudió al encuentro de 2021 (con la Ministra de Familia y el de Educación del gobierno anterior), y este viernes ha acudido a su tercera edición, a la que vino también la Primer Ministro italiana, Giorgia Meloni.
El Papa pronunció un discurso agradeciendo a los asistentes, expertos y autoridades, que quieran luchar contra el "invierno demográfico".
"El reto de la natalidad es una cuestión de esperanza. Pero cuidado, la esperanza no es, como a menudo se piensa, optimismo, no es un vago sentimiento positivo sobre el futuro. No es una ilusión ni una emoción; es una virtud concreta. Y tiene que ver con opciones concretas", advirtió el Pontífice.
Los perritos en cochecitos de bebé
El Papa contó dos anécdota muy reveladora. "Hace quince días, mi secretario paseaba por la Plaza y vino una madre con un cochecito de bebé. Él, sacerdote de corazón tierno, se acercó a bendecir al niño, ¡y era un perrito! Hace quince días, en la Audiencia de los miércoles, yo iba a saludar, y pasé por delante de una señora, de cincuenta años más o menos -¡como yo más o menos! – saludé a la señora. Y ella abrió una bolsa y dijo: '¡Bendiga a mi bebé!' Era un perrito. Ahí no tuve paciencia y regañé a la señora: 'Señora, ¡tantos niños con hambre, y usted con el perrito! Hermanos y hermanas, éstas son escenas del presente, pero si las cosas siguen así, ésta será la costumbre del futuro. Tengamos cuidado”.
El Papa señaló que los hijos son un medidor de la esperanza de un pueblo: si nacen pocos niños significa que tiene poca esperanza. Italia -como España- está ahora en su mínimo histórico de nacimientos. Y eso mina la confianza en el futuro.
Además, advirtió, una sociedad "no generativa" (que no engendra hijos), pronto cae en "el cansancio interior que anestesia los grandes deseos y caracteriza a nuestra sociedad como una sociedad del cansancio. ¡Demos de nuevo aliento a los deseos de felicidad de los jóvenes!"
Advirtió también contra la tristeza y defendió la acogida: "Tristes nos ponemos a la defensiva, nos encerramos en nosotros mismos y percibimos todo como una amenaza. Aquí, tanto la natalidad como la acogida, que nunca deben oponerse porque son dos caras de la misma moneda, nos revelan cuánta felicidad hay en la sociedad”.
Papa Francisco bendice a una embarazada en el encuentro sobre natalidad en Roma.
Fundar una familia: un esfuerzo "titánico" y no reconocido
"Hoy en día, traer hijos al mundo se percibe como una tarea a cargo de las familias. Y esto, desgraciadamente, condiciona la mentalidad de las jóvenes generaciones, que crecen en la incertidumbre, cuando no en la desilusión y el miedo. Viven en un clima social en el que fundar una familia se está convirtiendo en un esfuerzo titánico, en lugar de ser un valor compartido que todos reconocen y apoyan", advirtió el Pontífice.
"Sentirse solo y obligado a confiar únicamente en las propias fuerzas es peligroso: significa erosionar poco a poco la vida en común y resignarse a existencias solitarias, en las que cada uno tiene que arreglárselas por su cuenta. Con la consecuencia de que sólo los más ricos pueden permitirse, gracias a sus recursos, más libertad a la hora de elegir qué forma dar a sus vidas. Y esto es injusto, además de humillante", protestó el Pontífice.
El Papa después descendió a dificultades técnicas concretas: "Las dificultades para encontrar un trabajo estable, las dificultades para mantenerlo, las casas prohibitivamente caras, los alquileres por las nubes y los salarios insuficientes son problemas reales. Son problemas que cuestionan la política, porque está a la vista de todos que el libre mercado, sin los correctivos necesarios, se vuelve salvaje y produce situaciones y desigualdades cada vez más graves".
En concreto, avisó el Papa, sufren las "mujeres jóvenes a menudo obligadas a la encrucijada entre carrera y maternidad, o aplastadas por el peso del cuidado de la familia, sobre todo en presencia de ancianos frágiles y personas dependientes. En este momento, las mujeres son esclavas de esta regla del trabajo selectivo, que les impide también la maternidad".
El Papa apuntó que aunque Dios ayuda con su Providencia, como muestran millones de familias "el heroísmo de tantos no puede convertirse en una excusa para todos. Se necesitan políticas con visión de futuro. Hay que preparar un terreno fértil para que florezca una nueva primavera y dejar atrás este invierno demográfico".
El Papa Francisco y Giorgia Meloni se animaron mutuamente a trabajar por impulsar la esperanza y natalidad en Italia.
Sin ideologías ni posturas preconcebidas
El Papa pidió "abordar el problema juntos, sin vallas ideológicas ni posturas preconcebidas".
"Aquí es bueno ver a los mundos de la política, la empresa, la banca, el deporte, el espectáculo, el periodismo, reunidos para pensar en cómo pasar del invierno a la primavera demográfica. Sobre cómo empezar a nacer de nuevo, no sólo físicamente, sino interiormente, para salir a la luz cada día e iluminar el mañana con esperanza. No nos resignemos a la grisura y al pesimismo estéril. No creamos que la historia ya está marcada, que no se puede hacer nada para invertir la tendencia. Porque -permítanme decirlo en mi lenguaje preferido, el de la Biblia- es precisamente en los desiertos más áridos donde Dios abre nuevos caminos (cf. Is 43,19). Busquemos juntos esos nuevos caminos en este árido desierto", exhortó. "Siéntanse llamados a la gran tarea de regenerar la esperanza, de poner en marcha procesos que den impulso y vida a Italia, a Europa, al mundo. Que nos traigan muchos niños”.
Giorgia Meloni y el Papa fueron las grandes figuras de los III Estados Generales sobre la Natalidad en Italia.
La respuesta de Giorgia Meloni
En su respuesta, la Primer Ministro italiana, Giorgia Meloni, miró a los ojos al Papa -detalla Avvenire- y le dijo: "Santidad, amamos a nuestras familias, amamos a nuestra patria, creemos en nuestro futuro y haremos nuestra parte hasta el final".
"Desde el primer día de trabajo, el Gobierno ha puesto a los niños, padres, madres y padres en lo más alto de la agenda política. Hemos hecho de la natalidad y de la familia una prioridad absoluta de nuestra acción", aseguró.
Gigi de Palo, presidente de la Fundación para la Natalidad, pidió a la Primer Ministro centrarse en 4 prioridades:
- una meta estratégica: lograr 500.000 nacimientos anuales en 2033 (hoy está en 400.000);
- reforma tributaria que tenga en cuenta el número de hijos;
- dedicar fondos a impulsar nacimientos;
- que la mujer nunca se vea obligada a elegir entre trabajo y familia.
Meloni respondió enumerando algunas medidas que ya impulsa su Gobierno: una asignación económica única, subsidios para hipotecas de jóvenes, complementos para jóvenes con hijos... "Si los jóvenes no tienen la oportunidad de comprar una casa en la que criar a sus hijos, si los salarios son tan bajos como para frenar el impulso de formar una familia, si todo esto no no se abordará con dedicación, será imposible alcanzar la meta que aquí nos marcamos todos".
Hombre y mujer, y el útero no se alquila
Meloni, como el Papa, también habló de las ideologías. "Queremos enfrentar este desafío con los ojos de la realidad, no queremos ponernos la camisa de fuerza de la ideología", añadió la gobernante. "Queremos devolver a los italianos una nación en la que ser padre no esté pasado de moda, ser madre no sea una elección privada, sino un valor socialmente reconocido. Una nación en la que todos, hombres y mujeres, descubran la belleza de ser padres", prosiguió la gobernante.
"Queremos que ya no sea escandaloso decir que todos nacemos de un hombre y una mujer, que no sea tabú decir que la natalidad no se vende, que el útero no se alquila y los hijos no se sobran, que no son productos de venta libre que puedes elegir y luego quizás devolverlos", añadió, entre aplausos la Primer Ministro.