¿Es poca la diferencia en la felicidad entre los solteros, los casados y los divorciados? Un nuevo estudio trata de apuntar en esa dirección, pero eso va contra sus propios datos y de hecho contra un consenso bien establecido en los estudios sobre felicidad y matrimonio en EEUU.
La Universidad Estatal de Michigan (Estados Unidos) ha difundido una nota sobre una investigación que busca medir y comparar la felicidad de los casados, los solteros y los que han tenido una vida de pareja "accidentada". En la nota consideran que la diferencia no es muy significativa, pero un poco de atención a los datos muestra que sí lo es. William Chopik y Mariah Purol, los investigadores del estudio, creen que la vida matrimonial feliz no parece aportar mucha más felicidad que una soltería feliz.
El estudio es novedoso en clasificar a las personas de edad ya madura, en 3 categorías y luego pedirles que puntúen su felicidad actual, tras muchos años de vida, autoconcediéndose una nota del 1 al 5. Para el lector español, más acostumbrado a las notas del 1 al 10, puede ser mejor usar la puntuación decimal.
Los que pasaron casi toda su vida en un solo matrimonio puntuó su felicidad en un 8 sobre 10.
Los que nunca se casaron ni trataron de tener relaciones matrimoniales o similares, se puntuaron con un 7,6 sobre 10.
Los que entraron y salieron en varias relaciones, con divorcios, rupturas o enviudando, se autoconcedieron un 7,4 sobre 10.
Los investigadores consideran que la diferencia es pequeña. Pero el estudio tiene muchas limitaciones. Para empezar, muchos hablan de su felicidad "hoy", bastantes años después de haber pasado los peores momentos de sus rupturas o divorcios.
Publicado en el 'Journal of Positive Psychology', examinó las historias de relación de 7.532 personas, de 18 a 60 años. A la tercera categoría (de historias accidentadas) pertenecían sólo un 13%.
Citando unos versos de Shakespeare sobre los que aman y pierden frente a los que nunca amaron, Mariah Purol, una de las autoras del estudio, consideró que "aquellos que 'han amado y perdido' son tan felices hacia el final de la vida como aquellos que 'nunca han amado en absoluto'". (Quizá hablar de "hacia el final de la vida" a los 60 años es un poco inexacto en nuestros días).
"Parece que se trata menos del matrimonio y más de la mentalidad. Si puedes encontrar la felicidad y la satisfacción como persona soltera, es probable que te aferres a esa felicidad, sea con anillo en el dedo o no", concluye Purol.
Tener pareja feliz... ¡te da buena salud!
Sin embargo, en un estudio anterior, el mismo William Chopik, profesor de psicología, junto con Ed O’Brien, de la universidad de Chicago, analizando 1.981 parejas casadas ya jubiladas, encontró que tener un cónyuge feliz aporta buena salud, incluso si el encuestado no es especialmente feliz.
“Simplemente el tener una pareja feliz puede aumentar tanto tu salud como esforzarte por ti mismo en ser feliz", afirmó el investigador en un estudio que publicó en "Health Psychology", a partir en encuestas a parejas de 50 a 94 años midiendo su felicidad y salud durante 6 años.
¿Cómo es que la felicidad del cónyuge puede aportarnos buena salud? Chopik consideraba 3 posibilidades:
- un cónyuge feliz nos cuidará más y mejor, mientras que uno infeliz tendría tendencia a dedicarse más bien a sus problemas
- los cónyuges felices consiguen que las personas menos felices lleven una vida saludable con buenos ciclos de sueño, comida sana, actividad física...
- un cónyuge feliz, incluso si no te hace feliz a ti, te simplifica y serena la vida... y eso previene contra riesgos como el abuso de alcohol, drogas, y otros comportamientos dañinos
Así, el nuevo estudio quizá infravalora los beneficios del matrimonio (quizá por su sistema de automedición de felicidad) frente al anterior, que constataba los beneficios objetivos en la salud de tener un cónyuge feliz.
En la misma universidad de Michigan en 2012 un estudio de Stevie C. Y. Yap investigó la felicidad de 1.366 personas antes de casarse y durante los años siguientes a su matrimonio (siempre comparando con grupos de control de similar nivel sociocultural). La conclusión es que "la gente, como media, no es que sea más feliz después de casarse de lo que era antes de casarse, pero si es más feliz de lo que hubiera sido si se mantuviera soltera".
Lo más contundente: preguntar quién se siente muy feliz
En mayo de 2019, Nicholas H. Wolfinger, en IFStudies.org (del Institute for Family Studies) admitía que "es cierto que la evidencia de los beneficios directos del matrimonio es más débil de lo que solía ser. Los estudios han demostrado que los beneficios del matrimonio a la salud y a los ingresos masculinos son un producto de la selección, no de la causación: los hombres más sanos y con más ingresos son los que tienen más probabilidad de lograr casarse, para empezar. Sin embargo, nadie ha puesto en duda los beneficios del matrimonio para la felicidad en las décadas posteriores a que lo hiciera el difunto sociólogo Jesse Bernard en su libro The Future of Marriage".
Y se demuestra esta relación entre felicidad y matrimonio con cifras de la General Social Survey de 2010-2018:
- el 40% de los casados de 18 a 50 años se declaran "muy felices"
- sólo el 24% de los separados/divorciados sin hijos (y el 18% de los que tienen hijos) se declaran "muy felices"
- y sólo un 21% de los nunca casados se declaran "muy felices"
Estos datos, mucho más robustos que el nuevo estudio de William Chopik y Mariah Purol, de hecho, sumados a su estudio, siguen confirmando que el matrimonio es (estadísticamente) una fuente de estabilidad, felicidad y salud, mucho más que cualquiera de sus alternativas.