El padre Lombardi, jefe de la sala de prensa del Vaticano, habló a los padres sinodales de la necesidad de mejorar el lenguaje de la Iglesia para explicar mejor la voluntad de Dios.
Varios padres sinodales propusieron, según Lombardi, “transmitir una visión del matrimonio no sólo como punto de llegada, sino como un camino hacia una meta más alta, un camino de crecimiento personal”.
El padre Lombardi, añadió que los padres sinodales hablan de “acompañar constantemente a los cónyuges en su itinerario de vida, a través de una pastoral familiar intensa y vigorosa”, y si fuera el caso, no temer que por la exigencia de la vida católica “eventualmente disminuya el número de bodas celebradas en la Iglesia”.
Otro padre sinodal habló de la importancia de “verificar que existan condiciones para el matrimonio, ser exigentes para aceptar a las parejas que se acercan al matrimonio en la Iglesia”.
Otros padres hablaron así: “Debemos enfocar más lo positivo que la prohibición, más la propuesta que la norma. También el valor de la sexualidad dentro del matrimonio”.
Muchos dieron ejemplos de pastoral familiar con servicio de preparación a la familia, o de acompañamiento de las familias en dificultad, para que no se sientan abandonados. También se habló sobre las situaciones conflictivas y las repercusiones en la vida familiar, como en el caso de las migraciones.
En cuanto al acercamiento a la Eucaristía de los divorciados que se han vuelto a casar, se indicó que la comunión no es el sacramento de los perfectos, sino de aquellos que están en camino, y sobre este tema se seguirá profundizando.
Otros puntos han sido la importancia de la catequesis para las familias, especialmente para los niños, y de la oración entre las paredes domésticas que da lugar a una verdadera y propia generación de la fe, transmitiéndola de padres a hijos.
Se ha hablado también de otros temas, como los retos de la familia delante de la revolución informática, de los problemas de los sacerdotes católicos de rito oriental que son casados y de la asistencia que a veces necesitan, o del problema de la poligamia en África.
Varias intervenciones en el Sínodo subrayaron la importancia misionera del evangelio de la familia y manifestaron gratitud por el empeño de los movimientos.
En el tercer día del Sínodo, el miércoles por la mañana, el arzobispo de Glasgow pidió que ante los procesos que llevan a divorcios y separaciones la Iglesia sepa mediar y reconstruir.
Este miércoles hablaron bastantes africanos. El matrimonio Touré, de Costa de Marfil –ella católica, él musulmán- hablaron de los retos de un matrimonio mixto en ese contexto.
Hubo además intervenciones hermosas sobre el perdón y reconciliación en familia.
Otro de los temas fue la fidelidad a la doctrina al magisterio de la Iglesia y la misericordia y los problemas concretos de tantas personas. “Esto ha sido modulado en diversas intervenciones”, añadió Lombardi, así “cómo proponer la doctrina hoy”.
Otros hablaron de las familias como factor misionero y de las familias como lugar de acogida de ancianos y enfermos.
En español hablaron ponentes de Hispanoamérica señalando que muchas parejas llegan al matrimonio sin haber realizado la comunión o confirmación y que la pobreza es causa de separación también de matrimonios, a veces mediante la emigración.
Otro problema señalado es el de la soledad, de los ancianos y niños.
Un padre sinodal habló de comunidades indígenas donde las “esposas” se toman a prueba, por un periodo de tan solo 3 años… y después a menudo son devueltas a su lugar de origen.
Otro ponente indicó que en su país el 70 por ciento de los niños nacen fuera del matrimonio y por lo tanto sufren la falta de una familia, con todos los problemas que esto implica.
Así, la Iglesia pasa revista a una realidad, la familia, que se ve modulada de formas distintas en todos los países, en todos los idiomas, entre ricos y pobres, en selvas, desiertos, o ciudades, en culturas tecnológicas o recolectoras. Es un reto titánico.