Una joven mamá primeriza acude al médico, al cumplir su pequeño el primer año de vida, para una revisión general que certifique su buen estado de salud. Durante la consulta, expresa los temores e inquietudes que ha vivido los doce meses anteriores, cuando tras su primer embarazo y su primer parto se enfrentó por vez primera a la atención y educación de una criatura tan amorosa como indefensa.
Pero tras despedir al doctor, en el pasillo le aguarda una sorpresa: una especie de exposición con la que el padre de la criatura expresa, en nombre propio y en el del hijo común, la gratitud por todos esos desvelos.
Esta emotiva cámara oculta es la forma con la cual la marca de pañales Pampers ha puesto en marcha una campaña publicitaria en Japón que, seguro, servirá de consuelo a todas las madres, pues todas ellas pasaron, al menos una vez, por angustias e incertidumbres similares que provienen, como todo en ellas, del amor.