Sonia González Iglesias, profesora de Humanidades en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), coach, profesora del Máster en Acompañamiento Educativo de la UFV, con 24 años de experiencia en la formación de formadores, ha hablado sobre la importancia para los jóvenes, parejas y familias del acompañamiento (algo que todos hacemos y todos necesitamos, dijo).
En el marco del congreso 50 años de Mayo del 68 habló de crecer y acompañar: "Sin acompañar no creceremos, y sin crecer, no podremos acompañar".
En una sociedad de individualismos y mecanicismos, la gente se sabe sola, necesita ayuda. Por eso buscan "coaching, mentoring, counseling y muchos -ings", constató.
"Para crecer como persona (crecimiento distinto al de los animales) se necesita libertad y trato con los demás. Necesitamos una libertad creativa, pero para eso hemos de conocer quiénes somos. Necesitamos una antropología del encuentro: salir el yo, del egoísmo, para tratarnos con los demás. Hemos de poder explicarnos cada uno a nosotros mismos, como hombre y como mujer. Solo yo puedo crecer pero no puedo crecer yo solo, porque soy interdependiente", insistió Sonia González.
El acompañamiento educativo encaja bien, "como un guante", en el ser humano, porque es una necesidad existencial para ambos, el que acompaña y el acompañante, "y nos hará crecer a los dos". Pero el acompañamiento, previene, no es una función ("¿quién tiene la función de acompañar aquí?"), es algo previo, humano. "Todos necesitamos acompañar y ser acompañados. ¿Quién me acompaña? ¿Me dejo acompañar? Acompañar implica respeto, confianza y libertad. Sí, habrá encuentros y desencuentros, habrá choques. Pero ¿cómo viviremos esos choques como oportunidad para querenos, para crecer? ¿Cómo combinar exigencia y comprensión? Es difícil el equilibrio, es un arte... La prueba del algodón es ver si hay crecimiento".
Sonia dio tres criterios para acompañar, que sirven para la educación, la vida familiar y la espiritual.
Primer criterio.
"No demos pan si no hay hambre": no ayuda dar respuestas a preguntas no planteadas; no es bueno utilizar la verdad como arma arrojadiza...
Segundo criterio.
"Aspiremos a despertar el hambre": en el corazón hay anhelo de belleza, de bien, y de verdad. "Lo que importa es tener la pregunta correcta. Si tienes la pregunta correcta, ya estás creciendo", dice el escultor Etsuro Sotoo, converso japonés estudioso de Gaudí, en La Libertad vertical. Un ejemplo de cómo despertar el hambre: no es lo mismo preguntar "qué vas a hacer este fin de semana" (miras tu agenda) que preguntar "qué esperas de este fin de semana".
Sonia lleva años dedicada a formación de jóvenes, preguntándoles por sus preguntas. "¿Sabéis cuál es la pregunta más repetida por los jóvenes en 17 países? Es esta: '¿De verdad existe el amor verdadero para toda la vida?'; si les dices 'escribe en dos minutos las preguntas que más te inquietan', esa es la más frecuente. Hay otras: encontraré trabajo que me haga feliz, por que no confian en mí, dejaré huella, done estaba Dios en mi dolor..."
Tercer criterio.
"Dar pan cuando hay hambre... pero según la pregunta planteada". La respuesta no tiene por qué ser un discurso intelectual: ante una desgracia, puede ser un abrazo. Es la clave del acompañamiento.
Benedicto XVI decía: "se necesitan educadores capaces de compartir el bien que han vivido", recordó Sonia González. Y advirtió: "Ojo, si no creces al acompañar a alguien, es que algo va mal: crecemos juntos. Y eso se da especialmente en comunidades de vida donde se haga esa experiencia".