"Oración, humildad, firmeza en la fe, comunidad y alegría". Son los cinco ingredientes que Piero Viganego, presidente de la provida Casa Guadalupe, anticipa de cara al próximo 1 de junio. Es una fecha especial para esta veterana organización barcelonesa: sus integrantes, voluntarios y una cohorte de mujeres y niños rescatados en la Casa preparan una romería para rezar por el fin del aborto, que comenzará a las 11:00 horas en el Santuario de Mare de Déu de la Salut. Allí se procesionará una antigua Virgen cuyo destino será la Santa Misa presidida por Salvador Cristau, obispo de Terrassa, a las 12:00 horas.
Viganego, abogado, casado y padre de cuatro hijos, habla con Religión en Libertad sobre los pilares de Casa Guadalupe, ofrece detalles del próximo evento y renueva el llamado a librar la "batalla espiritual" del aborto con las "armas del cristiano".
-¿Cómo surge la Casa Guadalupe?
-Se inaugura en 2012 pero la idea surge antes, a raíz de la actividad del doctor Morín en Barcelona practicando abortos. Nos dimos cuenta de que el aborto se estaba extendiendo y pensamos en hacer una casa de acogida de madres en riesgo de aborto.
-¿Y qué las ofrece? ¿Qué la diferencia de otros hogares de acogida?
-Primero, acogida en el amor, que es lo que necesitan estas chicas, muchas solas, con experiencias de desamor y hombres que las abandonan, dejándolas sin capacidad ni apoyo para sacar adelante un embarazo. La Casa quiere que estas chicas se vean queridas, que vean que hay gente que se preocupa por ellas o el apoyo de otras madres que han tenido al niño.
Se puede ayudar a Casa Guadalupe, sus madres y niños, desde su página web, o contactar a través de sus varios teléfonos, correosy formularios.
-¿Qué ven las recién llegadas en las que siguieron adelante?
-Las ven contentas. Hay un antes y un después en la decisión de tener al niño. Antes lo ves todo oscuro, como una carga, lleno de inconvenientes. Cuando la mujer decide tener el niño cambia la perspectiva. La vida se llena de luz y ese niño se transforma en el amor de sus vidas. Es una casa en la que se quiere enseñar lo que ofrece el plan de Dios, decir sí a la vida y ver la vida llena de luz.
Piero Viganego, abogado, casado y padre de cuatro hijos, ha dedicado su vida a la lucha contra el aborto y la ayuda a mujeres embarazadas como presidente de Casa Guadalupe.
-¿Qué han aprendido estos 12 años de recorrido?
-Que no hay que hacer demasiada publicidad. La necesidad de ayuda es muy grande y cuando las madres saben que hay un sitio que las puede ayudar, acuden: por el boca-oreja, por recomendaciones de amigas, por Internet y muchas personas que en los centros de salud tratan de ayudar a estas chicas a tener una alternativa al aborto.
-¿Y hay quien quiere impedir que se ofrezca esta salida?
-A nivel político se ha querido suprimir esta posibilidad de información porque saben que cuando se ofrece, muchas chicas se ven ayudadas. Ven una vía de escape al drama que viven y que pueden tener a sus bebes. Por eso la reforma de ley del aborto para suprimir el periodo de reflexión está bien pensada. Si quieres favorecer el aborto como derecho, quita a la madre la posibilidad de conocer alternativas. Pero la casa, en cambio, existe.
-¿Y cómo funciona? ¿A cuántas madres ayuda?
-En 12 años hemos atendido a unas 600 madres. Podemos hablar de unas 50 o 60 "en activo" que acuden normalmente. Está abierta todos los días de la semana salvo el domingo y pueden ir cualquier día. Sobre todo los sábados la mañana, que hay formación, reparto de pañales y toallitas. Ahí encuentran ayuda material. Pero sobre todo, espiritual: está la capilla, hablamos de Jesús y de la fe, que es la ayuda más grande. La ayuda material es relativa, también se puede encontrar en otros sitios. Pero lo que se quiere dar sobre todo es una ayuda espiritual y personal.
Las madres, unas con sus hijos en brazos, otras embarazadas, recibiendo formación en la Casa Guadalupe.
-¿Por qué la advocación de Guadalupe?
-Es la patrona de las madres embarazadas. Por eso la ponemos como patrona de la casa, porque lo es de la vida por nacer. Estamos muy contentos de tener esta advocación que ayuda mucho a la Casa.
-El 1 de junio, el obispo de Terrassa, Salvador Cristau, participará en la romería del Santuario de Mare de Déu de la Salut. ¿Qué supone para el evento y para la organización?
-Es muy importante porque imprime un sello de seriedad y sirve para que otras personas de la diócesis también se animen. Que la autoridad eclesiástica apoye es fundamental.
-¿Y por qué una romería?
-El Santuario de la Virgen de la Salud de Sabadell tiene un parking muy amplio y un parque muy bonito, es una buena opción para ir con niños y la familia que permite quedarse. La procesión empieza a alas 11 de la mañana y se llevará una Virgen de la misma Casa Guadalupe, muy peculiar porque el niño es muy pequeño, como un feto, que lo tiene a la altura del vientre, como si lo mostrara. La Virgen es muy antigua, no se hizo para la casa pero acabó allí de forma providencial. Rezaremos el rosario y después, a las 12:00, el obispo celebrará la misa y las familias pueden quedarse al terminar.
-¿Qué actitud predomina entre los católicos hacia el aborto?
-Nos hemos resignado [a verlo] como algo inevitable. La gente no tiene mucho entusiasmo en participar en iniciativas, se ha perdido la esperanza de que se pueda erradicar. Hemos asimilado la idea de que el aborto puede ser aceptable en ciertos supuestos o semanas.
-¿Y la alternativa es…?
-La oración. Más que acción política, que está muy bien, se trata de la oración. Es mucho más potente que acciones de carácter civil. La oración es el arma realmente potente frente al aborto, frente a la enorme fuerza a nivel económico y global para favorecerlo y frente a esos principados y potestades del mundo.
La romería de Casa Guadalupe con el obispo Cristau tendrá lugar este sábado 1 de junio, en el Santuario de la Mare de Déu de La Salut de Sabadell a partir de las 11:00 horas.
-El aborto ha sido recientemente reconocido como derecho en Francia y se plantea lo mismo a nivel europeo. ¿Cómo enfrentarlo? ¿Con qué medidas concretas?
-Estamos viviendo un momento importante. Hay una batalla muy fuerte en la que hay que luchar revestidos con las armas de Dios, la oración, la humildad y la unión en comunidad para hacer sacrificios juntos. Es el momento de salir adelante con la idea de que el aborto no es un derecho, sino un mal, y lo sabemos bien porque en la casa lo vemos. No debemos resignarnos.
-En la página web se recogen imágenes de bautizos en la misma Casa. ¿Cómo es el proceso de bautizar a los niños que se rescatan?
-Nuestro cometido más importante es llevar a madres e hijos a la fe, y a través de ella y los sacramentos, renovar sus vidas. Cada año se bautizan niños, también hay madres que se confirman y bautizan e incluso se casan. Intentamos acercar a las madres, porque la caridad más grande es llevarlas a Jesús. Otras madres no creen, otras son musulmanas… la casa está abierta a madres de cualquier procedencia, pero muchas se acercan.
Algunas de las niñas de la Casa Guadalupe, recibiendo sus primeros sacramentos.
-Parece que la suya, además de provida, es una labor evangelizadora…
-Es una batalla espiritual. Los católicos tenemos mucho que decir ante el aborto y además ir con la condición de católico por delante con mucha naturalidad. Es lo mejor. Y mostrar la alegría de ser católico y traer este mensaje, que también se lo presentamos a los musulmanes. En casa hay hombres y mujeres musulmanes… Y sin problema: hablamos de los santos, de Jesús, de la fe.
-¿Y cómo lo incluyen en el día a día?
-Hablamos de la importancia de la oración y la presencia de Dios, que preside nuestra vida, pero lo dejamos al criterio de cada persona. Los sábados empiezan con una oración de un grupo de madres en la capilla y cantos invocando al Espíritu Santo para que presida la jornada. Después se va al aula de formación, se imparte una charla y se prepara la comida. La oración se integra de forma natural.
-Incluso entre católicos se ha extendido la opinión de no vincular la labor provida con la fe de los responsables de iniciativas. No parece su caso…
-Hay que ir con mucha naturalidad. No es cierto que la religión católica ofenda a nadie. Nosotros podemos convivir con otros, nos respetamos y acogemos a musulmanes o católicos y con naturalidad estamos juntos y creo que es importante. Lo que queremos defender es la verdad y la vida. Y si lo tenemos que defender con otros, encantados. Eso sí, nosotros lo hacemos en nombre de la Virgen y Jesús, como católicos.
-La casa orienta su ayuda fundamentalmente a las madres. ¿Qué papel juegan los padres?
-Hay pocos hombres. Una de las causas del aborto es la falta de hombres, del hombre de verdad, auténtico, capaz de amar a una mujer y acogerla. Ese es el hombre de verdad, una figura perseguida que tiene que contar lo menos posible. Hoy hay mucho `adolescente mayor´ que tiene la cabeza `a por uvas´ y utiliza a la mujer. Cuando se queda embarazada, le dan la opción del aborto o a la calle. Lo que queremos es que vuelvan a confiar en el amor de Dios que no falla.
-¿Aporta la fe un elemento de cohesión y de comunidad para esas madres en apuros?
-En la Casa, las madres encuentran que independientemente de ser o no católicas, son queridas por ser madres necesitadas de ayuda y por ser hijas de Dios. Y su hijo también. Esa sensación de sentirse queridas, de que importan realmente, es algo a lo que no están acostumbradas.
-Y como madres de un hijo, son ya una comunidad…
-Hay una cosa esencial y es que se dan cuenta de que el decir sí a la vida es posible y te abre una perspectiva maravillosa: encuentran el amor en su vida en sus hijos. Hay muchas madres que han vivido situaciones difíciles, tenido vidas rotas, pero su hijo las sana, las ayuda a sobreponerse y afrontar su nueva vida con alegría. La comunidad que encuentran en la Casa es importante, se ayudan entre ellas y se hacen amigas. Tenemos muchas situaciones extremas de madres que encuentran la salida y ahora tienen un hijo o más. Y saben que pueden salir adelante.