Un deseo de maternidad y paternidad tan fuerte que lleva a recurrir a una maternidad subrogada. Pero no lo suficientemente fuerte como para acoger a uno de los dos mellizos crecidos en el útero de alquiler, nacido con síndrome de Down. El pequeño ha sido abandonado y la madre subrogada ahora lucha por él.
La historia, contada en la página web de la TV australiana Abc, llega desde Tailandia, donde un mujer con dificultades económicas, Pattharamon Chanbua, "prestó" su útero a una pareja australiana. Durante nueve meses llevó en su seno a dos mellizos, un niño y una niña. En el tercer mes de embarazo al pequeño se le diagnosticó el síndrome de Down. La mujer tailandesa rechazó el aborto y dio a luz a ambos mellizos. Los padres australianos decidieron llevarse sólo la niña sana.
La madre subrogada, que tiene otros dos hijos de 6 y 3 años, ha decidido valientemente ocuparse del pequeño Gammy, quien padece también una patología cardíaca. Ha pedido ayuda, y con una campaña de recogida de fondos a través de la página web Hope for Gammy ha respondido la solidaridad internacional, sobrepasándose ampliamente los 150.000 dólares australianos que se necesitan para operar al pequeño, que ahora tiene 6 meses. «Nosotros somos pobres, el dinero (de prestar el propio útero, 16.000 dólares, ndr) debía servimos para la educación de mis hijos -explica la mujer- y para pagar algunas deudas. No es justo que las cosas hayan ido así, ¿por qué uno de los dos mellizos debe tener una vida tan dura?».
Los padres biológicos tienen una buena situación económica y habrían podido garantizar al pequeño los cuidados necesarios. Pero han decidido no darle nada. Ni siquiera su nombre, que ha sido elegido por su familia tailandesa, que le da el afecto que le han negado sus verdaderos padres, que no querían que naciera y que hoy se escudan en el anonimato y la distancia. «Lo amo como un hijo -dice la mujer que lo ha llevado en su seno durante nueve meses- y haré cualquier cosa por él».
El caso está siendo motivo de debate en Australia: son muchas las parejas que recurren al vientre de alquiler en Tailandia, donde no existen leyes en materia.
Traducción de Helena Faccia Serrano.