Con la aprobación del Obispo italiano Salvatore Di Cristina, desde hace once años, la Pastoral Familiar de la Diócesis de Palermo (Italia), trabaja para asistir espiritualmente a personas divorciadas o separadas que eligieron dar testimonio de su fidelidad al Sacramento del Matrimonio, una elección diferente a la de los separados que conviven con otras parejas, o las personas divorciadas vueltas a casar.

La pastoral se desarrolla en el “Centro Santa María de Caná”, del que forma parte Maria Pia Campanella, una mujer que contrajo matrimonio hace 45 años y que desde hace 24, vive separada y sin pareja, como prueba de su fidelidad a Dios.

“Mi testimonio, junto a la de otras personas separadas, da a la pastoral un horizonte más amplio sobre el Matrimonio y su indisolubilidad”, afirmó Campanella en declaraciones a ACI Prensa.

El grupo se reúne durante todo el año para orar y profundizar sobre la misión del Matrimonio como servicio a la santidad del cónyuge y de los hijos, así como la edificación de la Iglesia.

Las temáticas de profundización sobre la vocación matrimonial se basan en las Sagradas Escrituras y en el Magisterio de la Iglesia. Que sostienen que si el Sacramento fue celebrado válidamente, la Iglesia tiene el deber de ayudar a estos hermanos a mantener la fidelidad a los compromisos matrimoniales.

Cada año, los separados y divorciados, recorren un ciclo de tres etapas fundamentales que consiste en:

- reconstruir la identidad del hijo de Dios,
- recorrer el camino del perdón
- hacer revivir la identidad nupcial.

Al finalizar el ciclo los fieles renuevan el compromiso del Sacramento según un "Rito de Renovación", redactado por el Padre Pietro Sorci, OFM, experto en liturgia de la Pontificia Facultad Teológica San Juan Evangelista de Sicilia (Italia).

Esta pastoral fue presentada al Papa Benedicto XVI por Mons. Di Cristina en el año 2006, con motivo de la visita ad limina apostolorum de los Obispos italianos.

Durante el rito, los fieles divorciados:

- se colocan un lazo blanco como señal del Bautismo,
- rezan el Credo y celebran la Eucarística,
- leen juntos una oración especial
- y renuevan su “sí” al Matrimonio.

Después hacen la oración de los fieles, donde se hace referencia particular a los separados, novios y esposos; y por último el sacerdote celebrante invoca al Espíritu Santo sobre las personas separadas y divorciadas.

El rito concluye con la ofrenda de una rosa y flores como símbolo del cónyuge y de los hijos, “que se presentan al Señor en virtud del ministerio conyugal al que fueron llamados”, recalca Campanella.

El último Rito de Renovación celebrado en el Centro Santa María de Caná tuvo lugar el pasado domingo 29 de junio, dentro del marco de un retiro espiritual.

La Renovación no es otra consagración, sino que es el mismo ‘sí’ del día del Matrimonio”, subraya.

“Seguimos el Evangelio y el Magisterio de la Iglesia. Nuestro objetivo es dar confort y apoyo a quien se queda solo en la difícil situación familiar, y pedimos a la Iglesia la atención para nuestros hijos, cuyo sufrimiento es ignorado. En estas situaciones de desesperación, nuestros hijos son víctimas inocentes que sufren violencia afectiva, psicológica, moral y económica”, afirma.

Campanella asegura que reciben apoyo de todas partes del mundo, y su grupo sirve de ayuda para otros fieles separados en el Matrimonio, a quienes tratan de informar y de asistir en la situación difícil que viven.

Además Campanella es autora del libro “Il dono di sè” (El don de sí mismo), de ediciones Effatà, que constituye un instrumento de apoyo para el recorrido de la fidelidad al Sacramento del Matrimonio, y que fue presentado en el año 2008 al Papa Benedicto XVI.

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