La mayoría de estos niños viven hoy porque miembros de la Asociación MásFuturo (amasfuturo.wordpress.com) y los Rescatadores Juan Pablo II (rescatadoresjp.wordpress.com) llegaron a sus madres en momentos de desconcierto y les ofrecieron una alternativa.
Es una fiesta alegre, llena de vida y de niños, un momento para regocijarse... pero detrás hay un pasado que estremece. "Cada madre tiene una historia de la que hoy quieren olvidar. Todas ellas saben que sus hijos estuvieron a punto de no nacer", comenta Marta Velarde, una de las responsables de Más Futuro, contenta de las vidas que se han salvado.
Es difícil que las chicas quieran contar su historia, pero hay dos que lo hacen. Las dos se llaman Cristina, las dos son españolas, ninguna llega a los 26 años y ambas fueron rescatadas "a pie de quirófano", se decidieron a salvar a su bebé estando ya dentro del local abortista.
La primera Cristina estaba embarazada de su cuarto hijo. Ella y su novio decidieron que "no podían tenerlo". Su situación personal era mala, cada uno de la pareja vivía en casa de sus padres.
Cristina, a la derecha, en un momento del bautizo
Cuando llegaron los dos a un centro abortista de Madrid, miembros de Rescatadores Juan Pablo II vieron que se quedaba sentada en la acera, callada, pensativa.
Los rescatadores le dieron un folleto de información con un teléfono de ayudas para seguir adelante con su embarazo.
Lo miró y al levantar la vista le sorprendió que esos rescatadores tuvieran su misma edad. Laura, Charo, Alberto.... personas reales, ofreciendo ayuda. Les escuchó y les dio su número de teléfono móvil.
En los días siguientes, cuando los rescatadores le llamaban, no respondía al teléfono.
Pasada una semana, Marta Velarde insistió. "Se puso su novio y me colgó. No volver a llamar era una tentación. Pero en la segunda llamada se puso Cristina, por fin. Ya estaba en el quirófano, esperando, pero justo en ese momento el médico había salido fuera".
Cristina escuchó a Marta. ¡El poder mágico del teléfono móvil, que permite hablar con las chicas incluso en la puerta del quirófano! Este tipo de diálogo, de rescate, no se habría podido hacer hace unos años.
Cristina lo repensó y volvió a llamar a Marta. “Mi hijo tiene el mismo derecho a vivir que los demás”, dijo.
El niño nació y fue bautizado con todos los demás en la alegre fiesta de la parroquia madrileña. Cristina hoy tiene claro que forma parte de "la familia" de Dios, ella y sus hijos. Es asidua a las charlas y catequesis y en la asociación le han ayudado a conseguir un trabajo.
"La hemos visto sonreír durante todo el bautizo. Sus niños son los que mejor se han portado. Hoy es un nuevo día para todos", se felicita Marta.
La otra Cristina, en el bautizo
La otra protagonista tiene 25 años recién cumplidos y muchos hijos. No tiene pareja. Su vida quedó marcada cuando la separaron de su madre con 13 años, marcada por una infancia en una fmailia desarraigada.
Se quedó embarazada de su primer hijo en el centro de acogida público. Es el único que no vive con ella. En su cuarto embarazo se practicó un aborto. En seguida se quedó otra vez embarazada.
En la puerta del centro abortista se encontró a dos rescatadoras que hablaron mucho tiempo con ella. Ya tenía cita para abortar, y entró en el local.
"Cuando le estaban poniendo la anestesia, se la quitó y salió corriendo. Nos abrazó", recuerda Marta.
“Yo pensé en mi otro hijo, al que no dejé vivir porque nadie me habló como vosotras”, les dijo Cristina.
Otro bebé salvado y bautizado.
El bautizo fue una ocasión alegre para reunir a madres luchadoras y amigos que las apoyan
"Cristina es una madre increíble. Todos en la asociación MásFuturo la queremos mucho. Cada madrina y padrino de todos sus hijos es una persona de la asociación. Cuenta con nosotros para todo. Sabe que nos tiene para ayudarla. Poco a poco su vida va hacia arriba", comenta Marta.
"Pero cuando hablamos de la vida humana se queda callada. Sabe que uno de sus hijos está ahí Arriba. Jamás lo ha podido superar. Como ella dice, mis hijos son irrepetibles, un hijo no sustituye a otro. En el bautizo no paraba de dar las gracias a todos. Ha aprendido a dar también gracias a Dios. Dice: “Siempre le tengo a Él”.