La pureza y la castidad parecieran ser virtudes pasadas de moda. La crisis de valores ha hecho que muchos jóvenes vean el sexo como centro del noviazgo.

A los hombres se les considera “ganadores” y a las mujeres “experimentadas”, mientras que al que se conserva en castidad se le toma como un mojigato, incapaz sexual o reprimido por la Iglesia.

Sin embargo, la realidad es totalmente contraria. Conozcamos 10 razones para promover entre nuestros jóvenes la abstinencia sexual.


Cuando una pareja de novios vive la abstinencia sexual, su comunicación es buena porque no se centran solamente en el placer, sino en la alegría de compartir puntos de vista y vivencias; además, sus conversaciones son más profundas.

Por el contrario, la intimidad física es una forma fácil de relacionarse, pero eclipsa otras formas de comunicación. Es un modo de evitar el trabajo que supone la verdadera intimidad emocional, como hablar de temas personales y profundos y trabajar en las diferencias básicas que hay entre ambos.


La cercanía física pueden llevar a que los adolescentes piensen que están emocionalmente cercanos, cuando en realidad no lo están. Una relación romántica consiste esencialmente en cultivar una amistad, y no hay amistad sin conversación y sin compartir intereses. La conversación personal crea lazos de amistad, y ayuda a que uno descubra al otro, que conozca sus defectos y sus cualidades.

Algunos jóvenes se dejan llevar por las pasiones y cuando se conocen en profundidad, se desencantan. Y no se conocieron porque no llegaron a ser amigos, sino “novios con derechos”.


Cuando el hombre y la mujer se respetan mutuamente, maduran su cariño y mejoran la amistad con los padres de ambos. Generalmente, los padres de familia prefieren que sus hijos solteros vivan la continencia sexual, y se sienten preocupados si saben que están sexualmente activos sin ser casados.

Cuando una pareja sabe que debe esconder sus relaciones sexuales, crece en ellos la culpa y el estrés. Los novios que deciden esperar se relacionan más cordialmente con los padres de familia propios y de la pareja.


Las relaciones sexuales tienen el poder de unir a dos personas con fuerza, y pueden prolongar una relación poco sana basada en la atracción física o en la necesidad de seguridad. Una persona se puede sentir “atrapada” en una relación de la cual quisiera salir pues en fondo no la desea, pero no encuentra la salida.

Una persona que no tiene relaciones sexuales puede romper con mayor facilidad el vínculo afectivo que lo ata al otro, pues no ha habido una intimidad tan poderosa en el aspecto físico. Además, si llega a haber un embarazo, las personas no se sienten tan libres de decidir si se separan, se casan, se ponen a trabajar, etcétera.


Las relaciones sexuales en el noviazgo invitan al egoísmo y a la propia satisfacción, inclinan a sentirse en competencia con otras personas que puede resultarle más atractivas a la propia pareja. Se fomenta la inseguridad y el egoísmo, ya que al empezar a entrar en intimidades la tendencia es pedir más y más.


El sexo fuera del matrimonio se asocia a la violencia y a otras formas de abuso. Por ejemplo, se da más del doble de agresión física entre parejas que viven juntas sin compromiso, que entre las parejas casadas. Hay menos celos y menos egoísmo en las parejas de novios que deciden posponer las relaciones sexuales que en las que se dejan llevar por las pasiones.


Los novios que vive la abstinencia encuentran detalles nuevos para mostrar afecto; cuenta con inventiva e ingenio para pasarla bien y demostrarse mutuamente su interés. La relación se fortalece y tienen más oportunidad de conocerse en cuanto a su carácter, hábitos y en el modo de mantener una relación.


Las investigaciones han demostrado que las parejas que han cohabitado tienen más posibilidades de divorciarse que las que no han cohabitado. [Un repaso a los estudios sobre esto AQUÍ en ReL]


Los lazos que crea la actividad sexual por naturaleza, vinculan fuertemente, entonces, si hay una ruptura, se intensifica el dolor que produce la ruptura por los vínculos establecidos. Cuando no se han tenido relaciones íntimas, y deciden separarse, la separación es menos devastadora.


Los adolescentes sexualmente activos frecuentemente pierden autoestima y admiten vivir con culpas. Cuando deciden dejar de lado la intimidad física se sienten como nuevos y crecen como personas. Además, mejoran su potencial intelectual, artístico y social, al poner toda esa energía creativa en desarrollar sus talentos.