El cardenal norteamericano Raymond Leo Burke impartió este pasado viernes 23 de mayo la conferencia “El deber cristiano de la defensa de la vida y de la familia” en la casa generalicia de los Misioneros de Cristo Rey en el Col.legi Immaculat Cor de Maria de la población de Sentmenat (Barcelona), invitado por los Jóvenes de San José (Jovenesdesanjose.org).

La conferencia se impartió en el salón de actos repleto. El director del colegio destacó el reconocimiento que este cardenal goza por su defensa valiente de la familia y el derecho a la vida.

Burke actualmente es el cardenal Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, habiendo anteriormente ocupado el cargo de arzobispo de St. Louis. Tiene 65 años y se se educó en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y en la Universidad Católica de América.




Preguntado por Jordi Picazo, enviado especial para ReL, sobre los casos en que se manipulan o sacan de contexto frases del Papa Francisco, el cardenal Burke dijo: "Lo mejor que podemos hacer es prestar atención a todo lo que el Papa dice, y entonces veremos que es rotundo contra el aborto y otras cuestiones. No permitamos que ciertas personas saquen una frase del discurso del Papa y la conviertan en un eslogan que después utilizarán en contra de la Iglesia. Hay que leer todo lo que el Papa dice".

Preguntado también por lo que pueden hacer los laicos, casados o solteros, para ser apóstoles eficaces, Burke dio su propuesta: "El primer apostolado es en la propia familia y después en las escuelas. Aseguraos que en las escuelas se trabaja a una con las familias a favor de una educación sólida y después participad en los distintos movimientos y en las manifestaciones en defensa de la vida humana y de la familia".

El sábado el cardenal norteamericano participó en la peregrinación de Jóvenes de San José al monasterio de Montserrat y por la tarde celebró allí la Santa Misa Pontifical según la forma extraordinaria del rito romano.


En su ponencia del viernes, tras dirigirse al auditorio como "mis queridos amigos Jóvenes de San José" e invocar a “Nuestra Madre, nuestra Abogada, la invocamos como Auxilium Christianorum”, empezó hablando de los sacramentos. Al hablar de la Confirmación "por la que somos hechos soldados de Cristo, capaces de defender la Fe", comentó que hay quienes dicen ser católicos pero no creen “en esto o aquello”. Dijo que ser católico a tiempo parcial o intermitente es una contradicción, fruto del individualismo y relativismo, de la tendencia a adaptar a las propias ideas y del deseo de servirse a uno mismo. "Pretenden elegir aquello que les gusta de entre las enseñanzas en materia de fe o moral. Por el contrario el verdadero católico acepta sin condiciones todas las verdades ya sean de fe o moral, se dedica cada día a vivir las verdades de la fe en las virtudes humanas y cristianas".

Burke habló también de la ley moral natural y los ataques contra la vida humana. “Hasta algunos médicos que se dicen católicos –denunció–, quieren una versión moderna del Juramento Hipocrático que admita soluciones como el suicidio, el aborto o la eutanasia”, por su comodidad.

“La medicina tiene una vocación natural al cuidado y preservación de la vida. A menudo se convierte en tecnología de mutilación y muerte”. Hizo referencia a la necesidad de educar bien a los niños “entre los que se encuentran los médicos del mañana”. “Hay que proporcionarles una base catequética y formación en la dignidad, inviolabilidad e integridad del matrimonio y la familia; debemos ofrecerles un lenguaje de verdad para que puedan ejercer libremente su conciencia”.



Burke también pidió favorecer las reuniones de doctores y médicos cristianos y la formación ética y religiosa adecuada para poder ofrecer una mejor resistencia solidaria contra el laicismo y la cultura de la muerte.

Como ejemplo a seguir puso a Santa Juana Beretta Molla, médico canonizada en 2004 por San Juan Pablo II que renovó el juramento hipocrático católico en favor de la vida.


Burke también declaró gravemente errónea la generación artificial de vida humana (citando la Congregación de la Doctrina de la Fe del 22 de febrero de 1987). Presentó el caso de Polonia, donde no está legalizada la fecundación in vitro -inaceptable para la ética católica- y donde hay presiones para que se legalice.

“En ese país los médicos que se declaran a favor de la vida humana son a menudo tachados de locos y fanáticos incluso cuando basan sus aspiraciones en rigurosas y honestas investigaciones científicas. La oposición de la iglesia a estas técnicas se basa en la ley natural, no en fundamentos religiosos”, explicó.

Citando al cardenal norteamericano Fulton J. Sheen, en proceso de beatificación, Burke dijo que “una religión que no interfiere en el dominio laico verá que el dominio laico no dejará de interferir en su dominio propio”.

Glosó a San Pablo en Romanos 2,15 para defender el papel de la ley moral natural: "cuando los gentiles, que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, aunque no tengan ley son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos".




Burke alabó la respuesta reciente de los franceses a las leyes de redefinición del matrimonio, contrarias a la moral natural, con las manifestaciones masivas de la Manif pour Tous. Además, recordó el plan de Dios es que un niño nazca de un padre y de una madre, que necesita de los dos para su crecimiento sano y desarrollo humano. Poniendo como modelo a los ciudadanos franceses, pidió a todos los ciudadanos estar preparados para manifestar públicamente su total oposición a estas leyes.

“La inocencia de los niños es atacada. Se quiere inculcar a niños y jóvenes una particular manera de pensar. Algunos gobiernos ven la Educación como la clave de su victoria en la sociedad. Hay que encauzar la educación de los pequeños y jóvenes hacia lo verdadero lo bueno y lo bello. Se debe respetar el periodo de inocencia de niños y jóvenes. Respetar este estado natural de conciencia que cada niño recibe de Dios. Hay que estar preparados para hacer frente abierta y valerosamente a estas fuerzas, que desde el interior debido al pecado original y el exterior por las malas compañías y la influencia del medio, como las páginas pornográficas en Internet. Se está enseñando a niños de 4 y 5 años que otras formas distintas para crear una familia son posibles”.

Alertó también sobre la ideología de género en materia de familia, que “se introduce brutalmente en el sistema educativo de varios países europeos como Francia. Es en las familias donde hay que iniciar a los hijos en la verdadera sexualidad humana y protegerlos de los falsos mensajes en la escuela y en los medios. Debemos ver que no participen en la escuela en cursos y actividades que deformen la verdad sobre el hombre y mujer”.


En cuanto a los hijos y su número, el miedo y la prudencia además de la crisis económica actual y que se tache a las familias numerosas de irresponsables infunden temor a los padres y madres de familia. Al respecto hizo dos consideraciones: “el lazo conyugal es procreativo, y el nacimiento de los hijos es el coronamiento del matrimonio”.

Citando la “Gaudium et Spes” en su número 48 recordó que la educación es la responsabilidad más importante de los padres, y que deben y pueden ejercer su fertilidad sin utilizar medios artificiales ni productos químicos para alterarla. Recordó la vigencia de la “Humana Vitae” de Pablo VI, del 25 de julio de 1968 y su alusión a la paternidad responsable.

Recordó que Benedicto XVI en “Caritas et Veritate” señala que hay que “mostrar de nuevo la belleza del matrimonio y la familia" (número 44). El matrimonio, dijo Burke, es un particular sacramento del amor divino puro y gratuito que junto a la total generosidad de los padres aporta lo esencial en la educación de los hijos al aceptar el don de Dios en cada nueva vida, en su cooperación al misterio de amor divino. Hay que enseñar a los hijos a amar del mismo modo aceptando el sacrificio de los bienes materiales por amor de Dios. La mentalidad actual es muchas veces contraria a la belleza del matrimonio.


El cardenal mencionó el proyecto de modificación de la ley del aborto en España, expresando su deseo de que con "manifestaciones masivas y la recogida de firmas" se ayude a hacer desaparecer su práctica legal.

También habló de las personas que se establecen en una vida pública de pecado grave.

Recordó que a lo largo de los siglos la iglesia no ha dispensado la Comunión Sacramental a las personas que se empeñaban en una vida con pecado grave. Hizo referencia a los políticos que persisten en defender leyes que atentan contra la vida o en defensa de leyes que equiparen el matrimonio natural con las uniones entre personas del mismo sexo.

No es un asunto de castigo –dijo- sino de disciplina en una situación objetiva en que la persona rechaza con su conducta pertinaz el estar preparado para recibir dignamente el cuerpo, la sangre y la divinidad de Cristo.

Recordando las palabras de San Pablo (“aquel que sin discernir come y bebe el Cuerpo del Señor come y bebe su propia condenación") afirmó que es un acto de caridad negar la comunión a quien solicita la Comunión sin estar preparado, para evitar su condenación.

Animó a los presentes a comprometerse valerosamente con la verdad y la cultura de la vida y defensa de la sociedad frente a una cultura de la muerte.


Acabó implorando a Nuestra Señora de Montserrat que diera a los cristianos la fuerza para luchar por Cristo y su Iglesia, recordando las obras de la Reconquista bajo el amparo de la Virgen de Covadonga, y la evangelización de las Américas bajo la protección de la Virgen del Pilar. Invitó a los presentes a rezar el Santo Rosario para el resurgimiento de un respeto por la vida, y por la vitalidad del matrimonio y la familia y en aras a una buena formación de los hijos para que adquieran responsabilidad y una mayor libertad.