La decisión del Papa de extender a todos los sacerdotes la facultad que les había concedido, con ocasión del Jubileo de la Misericordia, de absolver por el pecado de aborto, hasta entonces reservada al obispo del lugar, fue acogida con ilusión por las personas que trabajan en el Proyecto Raquel en España. Llevan a cabo una tarea de ayuda a mujeres que han abortado y hombres que lo han impulsado o consentido y padecen el síndrome postaborto, y dicha facilidad es un instrumento decisivo en el proceso de sanación.
El síndrome postaborto son las secuelas psicológicas que mujeres y hombres sufren después de haber abortado, es un dolor que en ocasiones los acompaña toda una vida. Entre los síntomas destacan la ansiedad, las pesadillas, el estrés post-traumático y la depresión acompañada de un sentimiento de culpa que se agudiza en la fecha en la que el bebé hubiera nacido.
En conversación con Blanca Ruiz Antón para ACI Prensa, la presidenta de Spei Mater-Proyecto Raquel en España, María José Mansilla, dijo que además de agradecer el anuncio del Santo Padre, es necesario “acompañar a estas personas, darles luz y acogida. Esto es un reto tanto para los sacerdotes como para los laicos”.
Según Mansilla, lo que hace su organización es “una ayuda psicológica y espiritual, porque se trata de un problema que afecta a toda la persona” y que se divide en diez sesiones que se realizan en unos tres meses aproximadamente, pero “todo depende de las necesidades de cada una de las personas que participan”. En ese itinerario hay tres figuras fundamentales: el consejero, el sacerdote y el profesional de la salud mental, que en ocasiones puede obviarse.
“Se sigue una metodología de acompañamiento y no de terapia para que, como dice San Juan Pablo II en la Evangelium Vitae, ‘se comprenda lo que ha sucedido y asuma la verdad de las cosas’”.
En ese sentido, Mansilla manifestó que, si bien es muy importante “el perdón y la reconciliación sacramental, muchas personas no son capaces de asimilarlo y por eso necesitan un proceso para también perdonarse a sí mismas”.
Es necesario “vivir el duelo por la pérdida del bebé, despedirse de él. En el proyecto se les hace un pequeño funeral en el que los padres y las madres se despiden del pequeño no físicamente sino con la oración”, sostuvo.
Pero no sólo las mujeres acuden al Proyecto Mater, sino que “una de cada cuatro personas afectadas por el síndrome postaborto es un hombre”. Ellos lo sufren de manera parecida a las mujeres, pero con algunas diferencias, “en muchos casos no se sienten con derecho a estar tristes y sufrir la pérdida de ese hijo”.
“El plan está adaptado en algunos puntos ya que ellos no han pasado por la experiencia física, y también depende del papel que tuvieron en ese aborto: si se negaron, si dejaron a la mujer sola o si lo supieron años después”, aseguró la presidenta.
“Los casos que más me llaman la atención son las personas que abortaron hace muchos años y que llevan como 40 años con ese dolor en su corazón y que llegan buscando acabar con un sufrimiento que les ha acompañado toda una vida”.
“A veces, después del acompañamiento dejan una medicación que tomaban desde años. Ahí se ve la mano de Dios, al igual que cuando acuden chicas muy jóvenes de apenas 15 años que tienen un dolor en el corazón que les hace pensar que nada tiene sentido”, expresó Mansilla.
“Tras esta ayuda vuelven a nacer. También hay quienes cambian su vida por completo y llegan a decir, que a pesar de que parece increíble, de algo tan horrible, puede salir algo bueno, porque conoces la misericordia y eso cambia la vida”.
El Proyecto Raquel comenzó en 2010 y actualmente se encuentra en unas 33 diócesis españolas. Si bien la institución no lleva una estadística “podemos atender a unas trescientas mujeres al año entre todas las diócesis, pero sería lo mismo si atendiéramos tan solo a una”, aseguró Mansilla.
Este proyecto de ayuda a mujeres y hombres afectados por este síndrome nació en Estados Unidos pero se ha extendido a distintos países en el mundo.