Las personas con síndrome de Down corren el peligro real de desaparecer en España. En estos momentos quedan apenas 35.000 y según las estimaciones de diversas organizaciones de personas con discapacidad del total de nacimientos en España (369.000 en 2018) apenas 150 han nacido con trisomía 21. Y es que en 40 años la población Down ha descendido un 88%.
El Confidencial ha publicado este jueves un reportaje sobre la desaparición de las personas con Down, y no porque haya habido una cura o tratamiento, sino porque han sido víctimas sistemáticas del aborto. En estos momentos en España se aborta ya al 95% de estos niños. Varios estudios afirman que de seguir esta tendencia en 2050 ya no nacerá en España ningún niño con Síndrome de Down.
Hacia la desaparición de los Down
El director de Down España, Agustín Matía, explica que “una parte grande de esos nacimientos (de personas con trisomía 21) corresponden a personas religiosas que deciden no hacerse ninguna prueba, y otro porcentaje notable son diagnósticos médicos erróneos. El número de parejas que se hacen los cribados y la amniocentesis y deciden seguir adelante tiende a cero”.
Además, Matía señala que “uno de cada 700 nacimientos, por estadística, debería ser un niño Down. Sin embargo, estamos por debajo de 150, el índice más bajo del mundo”. Hay países como Islandia, que presumen que ya no nace ningún niño con Down en su país.
Según esta proyección dada por el director de Down España, en 2018 deberían haber nacido 571 personas con síndrome de Down, pero hace años que no se alcanzan esas cifras. En 2012 nacieron 306; 304 en 2013; 286 en 2014; y 269 en 2015. No para de descender.
Eugenesia encubierta
“La sociedad española, al tiempo que tiene muy buena imagen de las personas con Down, desprecia la discapacidad. Con el descenso de la natalidad, los hijos son la cosa más importante que se tiene en la sociedad, un tesoro que hay que cuidar al máximo. Las parejas quieren que su hijo sea ideal, se imaginan el mejor de los futuros, y un niño con discapacidad no entra en sus planes. Es una gran contradicción: empatizamos con los niños discapacitados, incluso nos emocionamos con ellos, pero personalmente no estamos dispuestos a tenerlos”, subraya Agustín Matía.
Más lejos va incluso Jaime Villaroig, profesor universitario del CEU y que ha analizado en profundidad este fenómeno. Asegura que “podemos hablar de eugenesia encubierta”. A su juicio, “no se quiere mencionar el concepto porque recuerda al nazismo, pero la eugenesia es una práctica mucho más amplia de lo que parece, que comenzó en el siglo XIX y que se ha llevado a cabo abiertamente en países como Estados Unidos y en la zona norte de Europa. Hay medidas eugenésicas blandas, como limitar el matrimonio entre las personas con discapacidad, pero en este caso estamos hablando de eugenesia dura: la eliminación de humanos antes de nacer”.