En años anteriores, la Marcha por la Vida oscilaba entre los 200.000 y los 400.000 participantes. Este año fueron menos. El temporal de nieve bloqueó carreteras y aeropuertos. No pudo llegar ningún autobús de los que organizaba la potente diócesis católica de Filadelfia, por ejemplo. Pero los miles que llegaron mostraron su entusiasmo habitual, impulsados por la juventud alegre de buena parte de los manifestantes.
"Puede que nos estemos helando, pero nos helamos por la mejor causa del mundo", proclamó Patrick Kelly, uno de los líderes de la organización de la Marcha por la Vida. "Vuestras caras tienen frío pero vuestros corazones arden, ¿verdad?", preguntaba desde el micrófono el veterano fundador de Focus on the Family, James Dobson. Y dijo a los jóvenes: "Sois la esperanza del futuro y juntos vamos a ganar esta lucha".
El líder republicano Eric Cantor también apeló a la multitud de jóvenes: "Creo que en un futuro no muy lejano nuestro movimiento será victorioso y prevaleceremos en asegurar una cultura de la vida. Vosotros sois el arma no muy secreta de nuestro movimiento".
Entre los oradores estaba Giovanna Romero, de Latinas por la Vida, quien denunciaba que la industria del aborto busca sistemáticamente implantarse en los colectivos de mujeres hispanas y negras. "¿Quién quiere luchar junto a mí en la buena lucha? Somos la generación provida y vamos a cambiar la historia. Acabaremos con el aborto", declaró.
Donna Harrison, de la Asociación Americana de Ginecólogos y Obstetras Provida señaló que se abre un nuevo "campo de batalla" más allá de las clínicas abortistas: son los dispensarios de las universidades y residencias estudiantiles, donde se entregan píldoras abortivas bajo la etiqueta "anticoncepción de emergencia". "Ese es el nuevo frente de batalla", dijo.
(Sobre estas líneas, una escena de la Marcha;
en la esquina superior derecha, bandera española y de Derecho a Vivir)
El gran tema de este año en la Marcha por la Vida fue la gran alternativa silenciada al aborto: la adopción.
Jeanne Monahan, nueva presidenta de la Marcha por la Vida consideró que para una embarazada en situación de crisis la entrega del bebé en adopción puede ser "una decisión herocia": "Queremos acabar con el estigma de la adopción y animar a las mujeres a optar por esta noble posibilidad".
Después de 41 años y 56 millones de abortos, la "peculiar intitución" no consigue establecerse como una actividad "normal" en Estados Unidos. Por segundo año, los Caballeros de Colón han encargado un sondeo (2.000 entrevistas a adultos, margen de error +/-2%) sobre la aceptación del aborto en EEUU: un 62% de encuestados considera que abortar es algo "moralmente equivocado", un 11% no permitiría ningún aborto, y sólo un 9% permitiría cualquier aborto en cualquier etapa de la vida fetal.
El resto está a favor de poner límites legales a los abortos: un 28% sólo admitiría los del primer trimestre, un 33% admitiría los casos de violación y un 12% los de "salvar la vida de la madre". Incluso el 58% de los muy "pro-elección" estaría a favor de un límite u otro.
"Después de 4 décadas el aborto sigue en contradicción con el sentido común y la conciencia de los americanos", señaló Carl Anderson, líder de los Caballeros de Colón y miembro del Pontificio Consejo de Laicos en el Vaticano.
Mientras tanto, la Marcha por la Vida, aunque tiene una clara mayoría de católicos por la capacidad organizativa de las diócesis y los colegios católicos, es cada vez más abigarrada y diversa. "Aquí viene todo tipo de gente, grupos religiosos de todas las denominaciones, antiguos empleados del aborto, mujeres que han sido violadas o personas que han sido concebidas en una violación", destacaba a la prensa generalista Veronika Johannsen, una chica de 22 años llegada de la lejana Texas.
La presidenta de la Marcha, Jeanne Monahan, confirmaba que en la variedad está el éxito: "La Marcha por la Vida es el único sitio donde se juntan todos los grupos provida", destacaba.
"Es un poco frustrante estar aquí congelándote con cientos de miles de personas, la cosa más grande en la que has participado, y vuelves a casa y ves que en las noticias te dedican, como mucho, 20 segundos de atención", protesta Kevin Bohli, director de juventud de la diócesis católica de Arlington, adyacente a la capital. "Si hay 10 personas acampadas en un parque en una campaña de Occupy les dan noticias de fin de semana, y aquí somos cientos de miles y no nos dan casi nada".
Pero si los grupos mediáticos tienden a silenciar las acciones provida, en los tribunales de EEUU el movimiento está más vivo que nunca: sólo en 2013 lograron que se implantaran 53 limitaciones al aborto en distintos estados.
La experiencia de 4 décadas en Estados Unidos es que el aborto puede que sea frecuente... pero nunca logrará ser "normal".
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