Más de 3.000 fieles asistieron a la eucaristía, que ha sido oficiada por el arzobispo Vincenzo Paglia, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, y copresidida por el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach.
En su homilía –pronunciada en catalán, castellano e italiano– monseñor Paglia ha afirmado que la familia «es la cuna de la vida y de la sociedad» y ha reivindicado la institución familiar tal y como la concibe la Iglesia.
«El Evangelio nos dice que los niños necesitan un padre y una madre para nacer y crecer. Lamentablemente, a veces, los adultos olvidan esta verdad, quizás porque quieren satisfacer sus deseos sin tener en cuenta la necesidad que tienen los más pequeños se tener un padre y una madre cerca», ha sentenciado.
El Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, que ensalzó el templo barcelonés –«la basílica dedicada a la Sagrada Familia más bella del mundo»–, ha definido la familia como «la cuna de la vida y de la sociedad» y reclamó que «no se puede dejar solas a las familias, sobre todo las que pasan más dificultades».
«Y también hay que ayudar a nuestros jóvenes para que entiendan la belleza de casarse y de formar una familia», subrayó.
La misa en la Sagrada Familia, a la que no ha asistido ningún miembro del gobierno catalán –entre los asistentes, el expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y su esposa–, ha concluido con la conexión en directo con Roma para oír el rezo del Angelus del Papa Francisco.
El momento más emotivo de la ceremonia, que ha arrancado un aplauso de los asistentes, ha sido cuando el Santo Padre ha saludado a los fieles reunidos en la basílica de Barcelona, así como a los congregados en la basílica de la Anunciación, en Nazaret, y la de Loreto (Italia), además de los fieles reunidos en la Plaza Colón de Madrid y otras ciudades.