“Mucha gente desconoce lo que implica la pornografía o simplemente tontea con ella. En general se considera como un juego, como algo relacionado con el morbo, con lo prohibido a lo que se puede acceder y después dejar como si se tratara de algo sin importancia”, explica un exadicto Charles White, cuyo nombre es ficticio.
Es “como echar una canita al aire, pero sin consecuencias negativas para mi matrimonio. Bueno, en realidad, eso es lo que yo pensaba”, explica. Cuando apenas tenía 14 años no se daba cuenta del mundo en el que se estaba metiendo. Sin embargo, él, como muchas otras personas, encontró ayuda a su adicción en la XXXChurch, una institución cristiana norteamericana dedicada expresamente a tratar este tipo de problemas e, incluso, a rescatar a actores y actrices de películas pornográficas, como el caso de Brittni Ruiz (Jenna Preysler, por su nombre profesional, en la imagen inferior).
“La pornografía no es arte, ni tampoco mero erotismo o sensualidad –explica la chilena Esther Morales León, Psicóloga Clínica y Educacional-, sino generalmente una cruda exhibición de genitales y actos sexuales de toda índole, donde abundan las imágenes sadomasoquistas, la pedofilia, zoofilia y otras aberraciones, individuales o en grupo”. Se trata de una industria multimillonaria, prima hermana de la prostitución, que vende sexo codificando y envileciendo al hombre y a la mujer.
Esta psicóloga explica que se trata de un negocio que, lejos de llevar a una simple acción puntual y de morbo, en realidad deforma, enferma y empobrece la psiquis humana: “Está bien documentada la correlación entre delitos de agresión sexual, tales como violación, abuso de menores y hostigamientos, y la afición a la pornografía en los criminales que los cometen. No hay un solo educador, psicólogo o científico social, que argumente coherentemente, acerca de los beneficios personales o sociales de la pornografía. Su impacto negativo se maximiza en las mentes menos formadas o enfermas”.
Todo comenzó enero de 2002, en una exhibición de la industria pornográfica que hubo en Las Vegas. Allí se presentaron los dos fundadores, Craig Gross y Mike Foster, bajo el paraguas de una asociación cristiana llamada Fireproof Ministries (podría traducirse por “Servicios pastorales a prueba de fuego”).
Todos esos datos destructivos de la pornografía los conocían bien, al igual que la solución pasaba por seguir a Cristo. En sólo dos años el trabajo fue tan grande que acabó requiriendo personal que trabajase a tiempo completo para ayudar a los afectados por la adicción a la pornografía. Desde entonces, la XXXChurch ha traído esperanza, gracia y sanación en miles de personas, sobre todo en Estados Unidos.
Craig Gross, el actual responsable, es autor de numerosos libros entre los que destacan: Eyes of Integrity (Ojos de integridad), Pure Eyes (Ojos Puros), Jesus Loves You This I Know (Jesús te ama, esto es lo que yo sé), Starving Jesus (Muerto de hambre por Jesús) The Dirty Little Secret (El pequeño secreto sucio), Questions You Can’t Ask Your Mama (Preguntas que no puedes hacer a tu madre), entre otros. Craig vive en California con su esposa y dos hijos.
Este particular e inusual servicio pastoral agarra el toro por los cuernos prestando todo tipo de servicios: desde la organización de encuentros con adictos o sus familias, a la difusión de filtros para internet en todo tipo de dispositivos, pasando por la asistencia a festivales de cine pornográfico en donde poder predicar el mensaje cristiano.
En cuanto a eventos, la XXXChurch asesora a profesionales vía telefónica o por correo electrónico, incluso si es necesario atienden consultas telefónicas en conferencias o encuentros en los que se requiera una voz autorizada que responda a respuestas del público.
Además tienen toda una cartera de servicios destinados a adictos, familias o jóvenes. Por ejemplo una propuesta denominada “Porno y bollos”. Se trata de desayunos dirigidos a hombres en los que se habla claro sobre la pornografía. En ellos intervienen pastores de la XXXChurch, conocedores de la industria del porno y antiguos usuarios que alguna vez lucharon contra su adicción sin esperanza. El desayuno está abierto a hombres y jóvenes de secundaria en adelante.
Otro servicio es el que llaman “pornografía y pasteles”. A diferencia del anterior, en éste a lo largo de la noche se establece una conversación honesta y abierta sobre la pornografía y cómo se ven afectadas las mujeres. En ella participan, madres y esposas, además de miembros de XXXChurch, ex miembros de la industria del sexo, ex adictos y esposas de adictos.
También hay un tipo de evento destinado a los padres. Se llama “Pornografía y padres”. Se trata de un seminario que educa e informa a los padres de lo que les espera a sus hijos en internet, proporcionando las herramientas e información que necesitan para proteger a su familia. Se les hace ver cómo los hijos se encuentran a un solo clic de distancia de la pornografía, ya sea a través de programas tipo Emule o uTorrent, o correos electrónicos gratuitos que se reciben constantemente y que enlazan a links de webs pornográficas o de juego, o incluso a través redes sociales.
“X3 noche joven” es otro programa dedicado especialmente a los jóvenes. En él se aborda el tema de una forma desenfadada y explica los peligros de la pornografía y, como otra cara de la moneda, se les ofrece claramente que la libertad se encuentra en Cristo.
En cuanto a la participación en eventos, miembros de la XXXChurch acuden habitualmente a ferias y festivales de cine pornográfico. Como unos expositores más, acuden a ellos y difunden el mensaje cristiano acerca del respeto por la persona, lo denigrante de la explotación sexual y, sobre todo, el mensaje de que también Cristo ama a las estrellas porno.
En ellos hablan con los actores, directores y productores, regalan los Evangelios con una portada en el que se puede leer “Jesus loves porno stars”… Es conocido el caso de Brittni Ruiz, quien fue actriz pornográfica en más de 300 películas. Ella abandonó este mundo gracias a esta institución y ahora es una de las colaboradoras en los proyectos de XXXChurch.
El acceso a la pornografía puede llegar de muy diversos modos. Fundamentalmente por revistas, películas, televisión (principalmente la de pago), internet (películas, chats, foros…) y lo que se conoce como “audiopornografía” (llamadas telefónicas, principalmente). Algunos datos sobre la situación en Estados Unidos y que son fácilmente extrapolables a cualquier otro país son los siguientes:
- El 70 por ciento de las revistas pornográficas que se venden terminan en manos de menores.
- 60% de los jóvenes de 15 a 24 años dice que hace cosas on line de las que lo le gustaría que sus padres se enterasen, y el 60% sabe como burlar programas que bloquean el acceso a sitios para adultos.
- En numerosos casos de acoso sexual infantil, la pornografía adulta estaba relacionada con cada incidente, y la pornografía infantil con la mayoría de ellos. La policía relaciona la pornografía con los asesinatos en serie. De hecho, el consumo de pornografía es una de las características de perfil más comunes de los asesinos en serie.
- El psicólogo Edward Donnerstein, de la Universidad de Wisconsin, encontró que la exposición a formas violentas de pornografía pueden llevar a actitudes y comportamientos antisociales: mayor agresividad hacia las mujeres, menos sensibilidad al dolor y al sufrimiento de las víctimas de violaciones, por ejemplo.
- El FBI confirma que la pornografía se encuentra en el 80 por ciento de los escenarios de crímenes sexuales violentos o en los hogares de los perpetradores.
- Esta industria obtiene ganancias anuales de 12 mil millones de dólares…
Para conocer más estadísticas, la XXXChurch tiene un link con algunas que podrán dejarle impresionado.