«En la tragedia en la que han perdido la vida también el abuelo y la bisabuela hemos implorado la gracia. Nadie lo creía, pero en cambio la gracia ha llegado», explica don Luigi Vitale.

María ha nacido, aunque parecía imposible hace cuatro meses. En el seno de su madre Carolina, en coma desde el 25 de agosto pasado, los médicos le había dado una semana de vida. Pero Giampiero, el padre, no había hecho caso de los pronósticos clínicos: «Carolina y María saldrán adelante», había declarado el joven.


Una fuerza increíble, si se piensa que su mujer había sido víctima de un tiroteo en el que habían perdido la vida su padre y su abuela, cerca de su vivienda en Lauro, provincia de Avellino (ver NOTA al final del artículo).

«Las familias estaban destrozadas, tanto la del asesino como la de las víctimas», explica a tempi.it don Luigi Vitale, párroco de la iglesia de los Santos Margarita y Potito, en Lauro, que desde el principio ha acompañado a ambas familias.


Pero Giampiero, sin ningún resentimiento, ha luchado desde el principio: «Siempre le he visto determinado, enseguida empezó a pedir a todo el mundo que rezara: a la comunidad, los amigos, los frailes que los casaron». El muchacho encomendó a su mujer y a su hija a la Virgen: «Me escuchará – ha escrito Giampiero en Facebook – porque no puede no llegarle mi voz».

Y sigue: «Le pondré a mi hija el nombre de María en homenaje a la Virgen. El nacimiento de mi pequeña será un bellísimo regalo de Navidad, aunque para hacer una verdadera fiesta tendremos que esperar a Carolina».


Muchos eran escépticos, lo miraban con pena; en cambio, María ha nacido el 19 de diciembre, precisamente el día del cumpleaños de su bisabuela muerta en el tiroteo: «La familia ha sentido un gran consuelo. Como un bálsamo en una herida profunda», continua don Luigi.

Ante la noticia de que María, nacida sietemesina, estaba bien, - aunque por ahora está asistida por aparatos para respirar -, «he pensado que nada es imposible para Dios, que dentro de un dolor puede mandar a alguien a salvarnos, como Jesús, que no ha venido a quitarnos el drama de nuestra vida, sino a dar calor a nuestros corazones con su cercanía».


No solo: precisamente el 19 por la mañana, el Papa Francisco había dicho que de la esterilidad, del desierto, de la sequía, el Señor tenía el poder de hacer nacer la vida: «¿Cómo no pensar en Carolina y en este aparente desierto?».

Un nacimiento que ha sorprendido también a los médicos: «Es un resultado increíble, extraordinario», han declarado, dado que «se trata de la primera mujer en coma con tan pocas semanas de gestación».

Todo esto le da esperanza a don Luigi: «La tragedia se podría haber evitado si quien disparó hubiera entendido antes que no se puede estar alejado de Dios y de los hombres, que para vivir somos necesarios los unos para los otros. Pero ahora esto es evidente para todos, también para los amigos, los familiares y cuantos han seguido esta historia en estos meses».


María es, por tanto, un signo de gran esperanza, «una gracia que también en la situación peor viene a nuestro favor. Es pequeña, poco visible, no hace ruido, pero es todo. Quiero acogerla, mirarla, como ahora la mira Giampiero».

Avellino es una ciudad de la región de Campania, sur de Italia. Carolina, su padre y su abuela fueron víctimas de un vecino de casa, que les disparó porque quería "vengarse" después de una pelea (fuente: Tempi.it, 17 de septiembre de 2013) (NdT).

(Traducción de Helena Faccia Serrano.)