El pasado 7 de octubre, Maldita.es –uno de los portales que presume de “verificar los bulos y las fake news”– puso seriamente en duda el síndrome postaborto, como también está haciendo el libro de reciente publicación My body, my choice.
De hecho, el portal se dedica a difundir la escasa probabilidad de que “la culpa y el dolor sean las únicas emociones” que se pueden sentir a raíz de práctica. Sugiere la posibilidad de que se sienta también "alivio" y llega a afirmar la existencia de un “aborto feliz”.
Y sin embargo, los informes demuestran todo lo contrario.
Como informó Liveaction.org tras el análisis de decenas de documentos e informes, “el riesgo de depresión después del aborto” no solo “es real”, sino que se encuentra aparejado a otros grandes peligros, especialmente entre menores y adolescentes.
Aborto, depresión y problemas psiquiátricos
Según publicaba en 2018 el British Journal of Psychiatry con datos de 22 estudios diferentes, las mujeres que han sufrido un aborto llegan a experimentar un aumento de hasta el 81% en el riesgo de padecer problemas psiquiátricos posteriores.
Durante las últimas décadas, detalla el documento, “se han publicado cientos de estudios que indican relaciones estadísticamente significativas entre el aborto inducido y los resultados psicológicos adversos”.
Según muestra uno de los informes que analizó los resultados de Medicaid, –el programa de salud federal de los Estados Unidos–, las mujeres que abortaron tenían un 65% más de posibilidades de caer en depresión clínica, “incluso cuando los embarazos no fueron deseados”.
Y los resultados no estaban desencaminados. En 2017, el Journal of American Physicians publicó un artículo detallando que el 67,5% de los encuestados buscó ayuda psicológica después de sus abortos, mientras que solo un 13% lo hizo antes.
Otro elemento a destacar del síndrome postparto es su larga duración. Como recoge el documento elaborado por el director del Instituto Elliot, David C. Reardon, al menos una de cada diez mujeres sigue necesitando atención psiquiátrica seis meses después del aborto.
Traumas durante años, trastornos y pensamientos suicidas
Estrechamente relacionado con el síndrome se encuentra un elemento que la industria abortista busca desmentir de manera continua: que incluso las madres que abortan a sus hijos no deseados sufren problemas psiquiátricos tras el aborto.
Los pensamientos suicidas se incrementan en un 94% y el 28% de ellas admite haber sufrido depresión.
Otro de los componentes del síndrome posaborto son los traumas derivados, que pueden durar años.
En un estudio de mujeres estadounidenses que se sometieron a abortos, el 65% admitió experimentar síntomas de trastorno de estrés postraumático y el 60% afirmó sentir que "moría una parte de ellas".
Desórdenes y trastornos nerviosos, ansiedad, trastornos del sueño y pesadillas son otros elementos frecuentes que las encuestadas afirmaron padecer las semanas posteriores a sus intervenciones.
Los informes también señalan la relación entre el aborto y su intento de superación a través de las drogas y el alcohol.
Según este estudio, el riesgo de abusar de estas sustancias es cinco veces mayor en las mujeres que se someten a un aborto que las que tienen a sus hijos.
Adolescentes: abortar aumenta el riesgo de suicidio
De entre todos los grupos de edad, los adolescentes son los más afectados por multitud de problemas relacionados con el síndrome.
El más grave, el suicidio. Como explica el doctor en psiquiatría de la Universidad de Minnesota, Barry Garfinkel, las mujeres adolescentes tienen 10 veces más de probabilidades de suicidio si han tenido un aborto en los últimos seis meses que las que no lo han tenido.
En cuanto a las mujeres adultas que abortan, el riesgo de que se suiciden a lo largo del año siguiente con respecto a las que dan a luz es entre 6 y 7 veces mayor.
Pero si se analiza a largo plazo, el riesgo de que una mujer adulta se suicide en los 8 años siguientes al aborto aumenta en un 154% con respecto a las que tuvieron a su hijo.
Los "otros" derivados: divorcios, maltrato y abusos sexuales
Traumas, depresión, adicción a las drogas y al alcohol, suicidio… Son solo algunos de los riesgos a los que lleva, a corto, medio o largo plazo someterse a un aborto. Pero no son los únicos.
Junto a ellos, los especialistas relatan multitud de problemáticas asociadas, como son los aumentos exponenciales en las tasas de divorcios y separaciones, maltrato infantil y abuso sexual sobre sus hijos según la investigadora Priscilla K. Colleman, autora del libro “El síndrome postaborto”.
"El síndrome postaborto y sus efectos", uno de los programas de "Ellas lo dicen" de EWTN.