El caso Morín no va a ser sólo el caso emblemático sobre aborto ilegal en España y en Europa (ya que todo empezó con la indignación de la prensa inglesa y danesa en 2004 y 2006 ante los abortos tardíos y sin causa que atraían chicas europeas a Barcelona), sino que puede cambiar la forma en que se ve el uso de la "cámara oculta" como forma de obtención de información que pueda luego usarse en un juicio.

El Tribunal Supremo, en una sentencia unánime de los 5 jueces implicados, reprocha que en el juicio al doctor Morín que llevó a su absolución en enero de 2013 la Audiencia de Barcelona "menoscabó el derecho de aportación probatoria del fiscal y las acusaciones populares" por rechazar como prueba las imágenes grabadas con cámara oculta por una televisión pública danesa y por no dejar reproducir durante el juicio unas testificales que constaban en el sumario.


"Las cintas son importantes porque son dos distintas, realizadas sin conocimiento previo una de otra", explica a La Razón Josep Miró i Ardèvol, presidente de E-Cristians, una de las entidades implicadas en la acusación.

"Se pidió que se pasaran las grabaciones y que pudieran declarar los periodistas que las hicieron, lo que fue denegado, así como las declaraciones que los imputados hicieron en la primera fase ante el juez y la Policía. Públicamente, sólo afloró un punto de vista que decantó el curso de la instrucción", denuncia.

Pero, ¿qué cintas son esas? 




Una es la que hicieron los periodistas del dominical inglés "The Sunday Telegraph" en 2004 con cámara oculta para su reportaje sobre las clínicas de Morín. No se emitieron porque se trata de un periódico y son imágenes sin tratar. La cinta no circula por Internet, pero este periodista pudo verla en 2004 en un pase abierto organizado por E-Cristians.

La periodista embarazada era atendida en una de las clínicas de Morín por el doctor abortista cubano Ramón Tanda, uno de los encausados (sería el protagonista del reportaje del Telegraph).

El abortista mete prisas a la chica para que rellene sus formularios. Se ve claramente que se trata de una formalidad, que nadie examina su supuesto "riesgo grave para la salud psíquica de la madre".

Es angustioso cuando Tanda insiste en que la chica, ya en bata, se tumbe para empezar el aborto y ella farfulla una excusa del tipo "tengo que ir al lavabo un momento" y se fuga de la clínica, con la cámara recogiendo sus jadeos y agitación al huir. Hoy la bebé que llevaba la periodista inglesa y que Tanda tenía prisas por eliminar es una niña de 9 años.


La otra cinta es la de la televisión pública danesa de 2006, mucho más famosa: la emitió el país nórdico, y también la televisión pública francesa, y en España la emitió Telecinco en 2007 (bajo estas líneas, una noticia resumen de Telecinco de ese año con imágenes del vídeo). De hecho, en el Parlament catalán, CiU, entonces en la oposición y menos complaciente con el aborto que en la actualidad, preguntó en 2006 por qué TV3 no la emitía.

El documental tiene bastante información, contexto, declaraciones de expertos, etc... pero lo realmente valioso son los diálogos en inglés grabados "a escondidas" por los periodistas con el doctor Morín y su personal. Esos diálogos se transcribieron en el digital ForumLibertas en noviembre de 2006

Estos son los diálogos que los jueces del caso Morín no querían que retumbaran en las sesiones del juicio. En ellos se ve con claridad que los formularios psicológicos son un trámite, la única forma de justificar, con una pantomima, el aborto ante la ley con el coladero del "grave riesgo psíquico para la mujer".




Minuto 2: la periodista telefonea a Barcelona; la atiende el mismísimo Morín

- ¿Hola?
- Hola, ¿es usted un doctor?
- Sí, soy un doctor
- Llamo para hacerme un aborto.
-¿De qué país llama?
- De Dinamarca

Minuto 3

- Por lo que me has contado estamos en la línea en que podemos ayudarte. Son 30 semanas, ¿no?
-Sí, 30 semanas. ¿Es eso un problema?
-No, no es un problema, pero necesitamos tenerte aquí cuanto antes.

Minuto 7: la periodista danesa embarazada ya está en Ginemedex, en Barcelona, y habla con Morín

- ¿No es un problema que sea tan tarde? ¿Cuántas semanas eran, treinta?
-Treinta y una coma tres
-¿No es eso un problema?
- Hay que tener más cuidado, pero no es un problema.
-Entonces, ¿es absolutamente seguro?
- ¿Para ti? Te lo prometo -dice Morín haciendo un gesto solemne con la mano.

[...]

- ¿Cómo se hace?
- Es como un parto, pero inducido. Es un parto, pero no natural, sino artificial.

Minuto 8

- Así, lo que hacemos es, primero, que deje de latir el corazón del feto -explica Morín.
-¿Dentro?
-¿Dentro? Sí.

Minuto 9

- ¿Y es seguro que cuando el bebé nace está muerto? - pregunta la chica danesa a Morín, usando la palabra "baby".
- Sí. Seguro al 300%.
- ¿Qué es lo se le da?
- Digoxina. Es lo que se pone cuando se tiene un ataque al corazón, pero en sobredosis.

Minuto 11

-Esto es un formulario que tenemos que rellenar de todos los casos que vienen de Inglaterra, Holanda, Alemania...
- ... y Dinamarca -concluye la chica.
- ¿Por qué? -pregunta el acompañante danés (el otro periodista) cuando ella se aleja a rellenar el formulario.
- Porque, ya sabes, es arriesgado, ella tiene que estar convencida... hay complicaciones morales, religiosas...
- ¿Y los pacientes aquí vienen de todo el mundo?
-Sí, incluso de Australia

Minuto 13

-Al padre del niño ya no lo veo más, simplemente no se quiere relacionar con el niño... -dice la danesa
-Y aquí estás... - responde Morín, con tono comprensivo y empático
-Y aquí estoy...

Minuto 20

-¿Test psicológico? -pregunta la danesa
-Sí.
-¿Por qué?
-La única forma en que podemos hacer esto es demostrar que tú estás, o puedes estar, con ansiedad o depresión .... Porque la ley dice que si quieres un aborto es porque tienes un problema psicológico tan grande que entonces podemos ayudarte -explica Morín.
-O sea, que dices que tienes eso...
-Sí, es burocracia -dice el magnate abortista.

Minuto 21

- La ley en este país -explica Morín- dice que para abortar has de estar bajo un problema psicologico grave, y la forma de demostrarlo es con este test. ¿Seguro que quieres hacerlo?
-Sí -responde la chica.
-¿Tienes el dinero? -pregunta una secretaria
-Sí, pero no aquí, está en el hotel. ¿Cuánto cuesta?
- Cuatro mil euros

- Bueno, vamos al hotel a buscarlo y volvemos.


La chica ya no volverá a la clínica abortista. El bebé está a salvo. Los que sí van son sus compañeros periodistas, que llegan a Ginemedex con una cámara grande al hombro.

- ¿Hola? ¿Doctor Carlos? Soy de la TV Danesa, tengo preguntas para usted...
-¿Sí? Bienvenido.
-¿Está haciendo abortos aquí? ¿Puedo ponerle un micro?

Minuto 27

-La ley en España -explica Morín al periodista danés- dice que si tienes enfermedad mental o puedes tenerla, puedes ir a diversos psiquiatras, antes de intentarlo. Y así no hay límites. Esta chica ha ido a dos, y el segundo ha dicho que vaya a un tercero.
- ¿Y qué pasa con la moral?
- Es cosa suya, mía... usted tiene su moral, yo la mía...
- ¿Pero usted tiene moral?
- Eso lo tiene que decidir usted, yo ya sé lo que tengo.

Minuto 29

- O sea, ¿que usted no puede entender que la gente critique lo que hace?
- Lo que yo entiendo es que: uno, soy un profesional, un doctor. Dos, hablo varias lenguas. Tercero, soy mayor que usted. Cuarto, mis creencias son distintas a las suyas; usted piensa una cosa y yo otra. Eso es lo que nos diferencia.

[...]

- Algunos de los abortos que usted hace aquí son de fetos que podrían sobrevivir fuera del útero... -insiste el periodista danés.
- Yo no soy un filósofo, no estoy aquí para preguntarme si un feto respiraría o no...
- Pero un poco de moral....
- Coja su moral y quédesela, que usted tiene la suya; yo la mía; no tengo nada que ver con la moral de usted.

Minuto 30

- La entrevista ha terminado -dice Morín tras una llamada de teléfono.
- ¿Terminado? ¡Tengo más preguntas!
- No responderé.
- ¿Por qué?
- ¿No entiende usted? Terminado.
- Pero no entiendo por qué. ¡Sólo un par de preguntas más!

Minuto 31

- ¿Podría llamarle con otras preguntas? -insiste el periodista
- Tengo mi moral. He de trabajar -responde Morín en la puerta.


Ahora, 7 años después, esas imágenes que las televisiones públicas españolas (y catalanas) han ocultado, serán tenidas en cuenta en el juicio que debe repetirse: Morín y diez de sus colaboradores están acusados de haber practicado 89 abortos ilegales, de falsedad documental, asociación ilícita e intrusismo profesional.

La sentencia del Supremo insiste en que los jueces de la audiencia de Barcelona carecieron de «elementales exigencias técnico jurídicas» en el análisis de la prueba y en su valoración y ordena la repetición del juicio en otra sala y con otros magistrados.

Jesús María Silva, catedrático de Derecho Penal y abogado de E-Cristians, explica en La Razón que «estamos ante una sentencia categórica, en la que incluso el voto particular de uno de los magistrados va en la línea de la sentencia y no discrepa en nada». Silva indica que lo más interesante de la decisión «es a nivel doctrinal. Que el Supremo diga que la cámara oculta es un instrumento de culpa y que permita valorar lo que los testigos e imputados declararon durante la fase de instrucción. Es un duro rapapolvo para la Audiencia de Barcelona, porque el Supremo dice ahora que no fue imparcial y eso quedó plasmado en la sentencia. Lo que ha hecho el Alto Tribunal es algo muy excepcional y eso hace pensar que las cosas no se hicieron bien [por parte de los jueces de Barcelona]».


Como muestra el vídeo danés, el aborto que iba a realizar costaba 4.000 euros. La prensa estos días recuerda que durante la instrucción del caso, Morín declaró que poseía una sociedad patrimonial valorada en 1,7 millones de euros. Sin embargo, dilapidó su fortuna en lujos y coches caros. En la actualidad, según la prensa española, vive de una manera "austera" junto a su mujer (la también acusada María Luisa Durán) y su cuñada en una urbanización en la isla de Menorca.

«Es muy pronto para hacer una valoración de la sentencia. Nos reuniremos con nuestros abogados el jueves y veremos qué hacemos», explicó a La Razón María Luisa Durán, esposa de Carlos Morín, acusada de haber practicado 66 abortos ilegales y de falsedad documental continuada. Durán dijo que la noticia había sido «una gran sorpresa para todos, porque ya se ha celebrado un juicio público».