En Bélgica los médicos sólo rechazan el 5% de las peticiones de eutanasia que reciben. El 48% las cursan, en el 23% de los casos el paciente muere antes de que se tome la decisión, y por último el 10% de los peticionarios retiran su solicitud antes de que haya habido respuesta. Son los datos que ofrece un estudio publicado en el Journal of Pain and Symptom Management y que demuestra el peso de la voluntad del enfermo en la decisión del profesional, cuando teóricamente la eutanasia se distingue del suicidio asistido por la existencia de una motivación patológica objetiva.
El temor a que la legalización de la eutanasia (que tuvo lugar en dicho país el año 2002) termine convertida en una práctica corriente de suicidio asistido se confirma con los datos de Holanda, aunque allí el porcentaje de rechazos se eleva al 12%. Según denuncia LifeNews, adeás en los últimos años ha ido creciendo el numero de eutanasias practicadas a pacientes con depresión o con su voluntad afectada por la ansiedad. Y cita el caso de los gemelos sordos que quisieron morir ante el temor a quedarse ciegos -aunque aún no lo eran- o la joven que padecía anorexia.
En ese sentido, un artículo publicado en 2005 en el Journal of Clinical Oncology [Revista de oncología clínica] sobre datos referidos a Holanda muestra que, en el caso de enfermos de cáncer terminal, el riesgo de que el paciente pida la eutanasia es 4,1 veces mayor en el caso de los pacientes con depresión respecto a quienes no están deprimidos.
Lo cual, como en el caso belga, pone en cuestión uno de los temas capitales en el caso de la legalización de la eutanasia: cuándo se puede considerar que la petición del enfermo es libre y voluntaria, y qué hacer cuando no lo es por algún trastorno de ansiedad o depresión. Las estadísticas belgas y holandesas muestran que, en la práctica, es frecuente que ese factor no se tenga en cuenta.
Por cierto, que en el caso del estudio del Journal of Pain and Syntom Management [Revista del dolor y el tratamiento sintomático], el "no ser persona religiosa" figura entre las características de los médicos a quienes se dirigen preferentemente las peticiones de eutanasia.