Las cifras de Nicaragua (como antes ya las de Chile) demuestran de forma rotunda que no.
En 2006, Nicaragua prohibió todo aborto, incluyendo el llamado aborto por razones "terapéuticas" y el aborto por violación, que desde 1981 se practicaban en el país.
Desde la prohibición total del aborto, la salud maternal no ha dejado de mejorar, hasta el punto de que la tasa de muertes maternales por cada cien mil nacidos vivos se ha reducido a casi la mitad.
El 22 de julio de 2013, el Ministerio de Salud de Nicaragua informó que mientras en 2005 la tasa de muertes en mujeres era de 86,47 por cada 100 mil nacidos vivos, en 2012 esta cifra se redujo a 50,6 mujeres por cada 100 mil nacimientos.
El Gobierno de Nicaragua ha rechazado los repetidos intentos del lobby abortista de abrir las puertas nuevamente al aborto.
En 2011, ante la presión de la ONG abortista Amnistía Internacional, Rosa Murillo, esposa del presidente sandinista Daniel Ortega y madre de sus numerosos hijos señaló que en Nicaragua “luchamos para defender la vida porque es la esencia de la verdad con la que Dios creó al mundo”.
"La posición del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y del Gobierno en relación al aborto (terapéutico) es que nosotros hemos ratificado nuestra propuesta que es a favor de la vida", señaló en esa ocasión.
Los datos reales de Nicaragua refutan la propaganda del lobby abortista Amnistía Internacional: con el aborto prohibido, mejora la salud de las mujeres
Según informó el Ministerio de Salud, los avances en la reducción de la mortalidad materna se deben al seguimiento de los embarazos y a la atención prenatal, así como a la labor de un centenar de Casas Maternas que se han repartido por toda Nicaragua para atender a las áreas rurales, garantizándoles un parto seguro a las mujeres.
Ya en mayo de 2012, un estudio dirigido por el científico chileno Elard Koch demostró que un mayor acceso al aborto no produce una disminución en la tasa de mortalidad materna.
En esa ocasión, el Dr. Koch subrayó que es la educación de las mujeres lo que mejora su capacidad "para acceder a los recursos existentes de atención de salud, incluyendo personal calificado para el parto, y conduce directamente a una reducción en su riesgo de morir durante el embarazo y el parto".
Por el contrario, el aborto incrementa la tasa de mortalidad materna y daña la salud de las mujeres, según advirtió un grupo de científicos de distintos países, reunidos ante la Comisión Jurídica y Social de la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York (Estados Unidos), en marzo de este año.
Entre esos especialistas figuraban el Dr. Eoghan De Faoite, miembro de la Junta de la Comisión de Excelencia en la Salud Materna de Irlanda y la Dra. Donna J. Harrison, Directora de Investigación de la Póliza Pública de la Asociación Estadounidense de Obstetras y Ginecólogas Provida.