Queda redefinido el matrimonio en Inglaterra y Gales: el martes 16 de julio el Parlamento le dio la luz verde definitiva y el miércoles 17 la Reina de Inglaterra (y cabeza formal de la Iglesia Anglicana) la confirmó con su firma.
Ahora se llamará matrimonio a una institución nueva, donde no se requiere que los contrayentes sean de sexo complementario (aunque aún se requiere que sean sólo dos y mayores de cierta edad) y en el cual se sigue pidiendo que haya "consumación" ("intercourse", penetración vaginal) para ser válido, pero sólo a las parejas de distinto sexo: los "matrimonios del mismo sexo" no podrán usar los conceptos de "consumación" (para divorcios, por ejemplo, o herencias) por lo que aunque se presenta como "matrimonio igual" no trata a todos igual. Un lío jurídico.
Tampoco está claro como afecta a la libertad de expresión de aquellos que, usando las palabras de Santo Tomás Moro en la película "Un hombre para la eternidad", dicen "No me inclino ante ese matrimonio". Muchas de las enmiendas presentadas en la Cámara de los Lores para intentar establecer mecanismos de defensa, de cláusulas de conciencia, libertad religiosa, de expresión, etc... han sido eliminados o simplemente no se aceptaron.
La asociación Christian Concern (www.christianconcern.com), que defiende la presencia pública de los cristianos en el debate social y político, y que ha apoyado legalmente a bastantes cristianos discriminados o perseguidos por sus creencias en Inglaterra ha criticado con una detallada nota el papel de los obispos anglicanos, de los cuales 25 tienen asiento en la Cámara de los Lores (los obispos católicos no tienen asiento en la Cámara) y podrían haber apoyado enmiendas importantes, pero que ni acudían ni votaban en un sentido pro-familia.
El martes 4 junio los obispos anglicanos aún ofrecían alguna resistencia al matrimonio gay: de 25, sólo 14 acudieron a los Lores, y sólo 9 votaron enmiendas limitando o oponiéndose a la redefiniciónd el matrimonio. Perdidas las votaciones en esa sesión, tiraron la toalla.
En las sesiones finales, ya en julio, los obispos brillaron por su ausencia e inacción. Cuando se votaban enmiendas para proteger en sus puestos de trabajo a las personas que no aceptan la redefinición del matrimonio, casi ninguno se presentó en la sala. Cuando el 8 de julio se votaba acerca de mantener una distinción entre matrimonios del mismo sexo y los de sexo complementario, sólo había dos obispos en la sala... ¡y uno votaba en contra de la enmienda pro-familia!
El 10 de julio, cuando se intentaba al menos aprovechar la ocasión para dar algunos beneficios de los "pactos civiles" a los parientes que cuidan a sus enfermos (hermanos, tíos, etc..) estaban presentes unos pocos obispos pero sólo 3 votaron a favor de esta propuesta pro-familia.
El enfado de la directora de Christian Concern, Andrea Minichiello Williams, se esconde bajo las formas educadas: "me sorprende que la Iglesia de Inglaterra parezca ausentarse de la plaza pública cuando se trata del tema del matrimonio. Dada la rica enseñanza de las Escrituras y la fuerte tradición sobre el matrimonio, esto es algo que la Iglesia de Inglaterra debería tratar y comentar con claridad e inteligencia. En un tiempo en que la nación necesita oir una voz profética sobre el matrimonio, el mensaje de la Iglesia de Inglaterra es tristemente confuso", denuncia Williams.
La directora de Christian Concern señala además que mientras que los partidos políticos se aseguraban que todos sus Lores acudían a la Cámara, la Iglesia anglicana no tomó "los pasos razonables" para que asistiesen los obispos.
Ya en junio, el periodista William Oddie en CatholicHerald.co.uk señalaba que "además del arzobispo Welby, sólo tres obispos [anglicanos] activos han hecho alguna contribución al debate".
Después del 4 de junio, los obispos anglicanos pro-familia se retiraron del foro público, entregando el micrófono a los "progresistas" o, simplemente, acomodados en el poder político. Para empezar, justo al día siguiente, 5 de junio, se hizo público el nombramiento de un nuevo obispo anglicano para Manchester, David Walker, que lo primero que hizo fue anunciar que él no habría votado contra la ley del matrimonio gay.
Los anglicanos de Estados Unidos (episcopalianos) tienen obispos abiertamente homosexuales y obispesas lesbianas, que conviven con sus parejas bajo una "bendición". La Iglesia luterana de Suecia, oficial y en intercomunión con el anglicanismo de Canterbury, directamente casa a la obispesa lesbiana de Estocolmo con su pareja, pastora luterana. Asumen la militancia en el homosexualismo político.
Las promesas de que el cambio en la ley civil no afectará a la doctrina anglicana sobre el matrimonio, a sus celebraciones matrimoniales, etc... no se las cree casi nadie. Muchos analistas hablan de que la redefinición del matrimonio no es una "pendiente resbaladiza", sino más grave, grande y rápida: una avalancha antropológica, que cambia toda la sociedad y arrasará con las iglesias que no estén bien ancladas.
Hasta verano de 2014 no empezarán las "bodas gays" en Inglaterra... en este año, el anglicanismo inglés puede cambiar mucho, será más liberal y más entregado al poder civil. Muchos anglicanos que se tomen en serio la Biblia y la tradición cristiana recibida de los Apóstoles irán considerando sus opciones para ser coherentes con la fe: por un lado, las pequeñas iglesias evangélicas; por el otro, Roma, quizá a través de los ordinariatos anglocatólicos. En los últimos 3 años, 5 obispos anglicanos se han hecho católicos en el Ordinariato inglés de Nuestra Señora de Walsingham. Puede ser un goteo lento pero constante.